Víctor, la cantera y nada más

Víctor Fernández llegaba al banquillo maño para salvar al Real Zaragoza
photo_camera Víctor Fernández llegaba al banquillo maño para salvar al Real Zaragoza

9 de junio del año 2018. Pape Diamanka helaba las venas de miles de almas, de una ciudad inmortal, con un gol de cabeza que llevaba al Numancia a la final de los playoffs de ascenso a la máxima categoría. La Romareda lloraba, Borja Iglesias no encontraba consuelo alguno. Se acababan las aspiraciones de los maños de regresar a Primera, su sitio, y por el camino quedaban sangre, sudor y lágrimas derrochadas para morir en la orilla.

Un duro varapalo para el Real Zaragoza, que veía cómo se le echaba encima la sombra de la sexta temporada consecutiva bañado en plata y no en oro. Se marcharía Natxo González en una decisión no exenta de polémica y también el futbolista santo y seña del equipo, Borja Iglesias, imposible de retener para un club de Segunda División. Eso sí, se mantendría el bloque que llevó al club a ser tercero.

El técnico cambiaba por completo la dinámica del equipo a su llegada

Esa iba a ser una de las principales fortalezas precisamente de los aragoneses, lo que tanto se había buscado durante temporadas. Con pequeños retoques y acertar en la parte ofensiva del equipo, la lógica decía que el Real Zaragoza iba a estar instalado desde el principio en la parte alta de la tabla clasificatoria. Pero la lógica riñó con las matemáticas y los problemas fueron acumulándose hasta unos límites que nadie, o prácticamente nadie, pudo haber sospechado semanas y meses antes.

Idiakez arrancó bien a los mandos del banquillo, pero su magia duró poco y acabó siendo devorado. Otro más a la eterna lista de los últimos años. Su sustituto, Lucas Alcaraz, firmó los números más vergonzosos de la historia zaragocista. A la calle. Y con todo, el Real Zaragoza, con una directiva muda y carente de autocrítica, tuvo que recurrir a un héroe que para nada necesitaba emprender una aventura de tanto riesgo.

Pero Víctor Fernández asumió la necesidad de rescatar al equipo de su vida, de su corazón, sin importar que deambulara con una dinámica que le llevaba al precipicio de Segunda División “B”.

Víctor, al rescate

Víctor aceptaba el reto de dirigir al Real Zaragoza el 18 de diciembre. Lo hacía cogiendo al equipo antepenúltimo con 16 puntos cosechados en 18 jornadas. Sonrojante. “No me costó absolutamente nada decidir mi vuelta, en el momento en el que me lo plantearon uno se siente en la obligación inmediata de responder que sí porque soy zaragocista, es mi casa y le debo mucho al Zaragoza”, sus primeras palabras para arrancar la tercera etapa en el club.

Fernández estaba acompañado por Lapetra y Lalo Arantegui en su rueda de prensa de renovación

La sideral diferencia entre Lucas Alcaraz y Víctor Fernández como entrenadores pronto se plasmó en el terreno de juego. Desde el debut, en el que el Real Zaragoza ya fue capaz de imponerse al Extremadura en un duelo directo por la salvación. No ha sido ni mucho menos un camino de rosas hasta alcanzar la permanencia con dos jornadas de antelación, pero sí al menos ha concedido Víctor la oportunidad de reflexionar a las altas instancias del club. Sigue con vida gracias en gran parte al técnico del barrio Oliver y la propiedad está obligada a una metamorfosis completa. O el fuego acabará quemando.

Uno de los momentos clave de la temporada se vivió en el encuentro en el que el Real Zaragoza era capaz de imponerse al Sporting de Gijón por 4-2. Significaba prácticamente la salvación y La Romareda lo sabía, respondiendo a la perfección a lo que necesitaba la situación. “Víctor quédate” retumbó en las gradas del Estadio Municipal entonado por miles de gargantas sinceras, pidiendo a su entrenador que no abandonara el barco pese a estar costándole “años y salud”. Y esa espontanea petición popular se tiñó de alegre realidad días después.

Víctor se queda

La noticia llegó el 29 de mayo, corrió como reguero de pólvora y la ilusión volvió a depositarse en los corazones zaragocistas, perjudicados después de tantos años de agravios. Víctor Fernández confirmaba que continuaría por una temporada más, “disfrazándose” otra vez de clavo ardiendo al que se agarrará el Real Zaragoza y erigiéndose en la mejor campaña de abonados posible para la 2019-2020.

Víctor seguirá contando con Loreto como segundo entrenador

Acompañado por el presidente de la entidad, Christian Lapetra, y por el director deportivo, Lalo Arantegui, comparecía en la sala de prensa de La Romareda con una sonrisa de ilusión y esperanza. Allí, Lapetra le transmitía el agradecimiento por su “predisposición en continuar” y lo “fácil” que lo había puesto. Mientras, Arantegui afirmaba ser “feliz” por tener a Víctor en el banquillo, definiéndole como “el mejor entrenador y persona para liderar este proyecto”.

Un entrenador que ya había manifestado en numerosas ocasiones que no seguiría, en público y en privado, pero que cambió de opinión. “Obedece única y exclusivamente a una cuestión sentimental, una vez más me puede el corazón, me puede mi identificación con este club y esta tierra y uno no puede ser insensible a todo lo ocurrido en las últimas semanas y días”, sus primeras palabras como renovado.

En lo personal, dejaba frases para el recuerdo como que le hubiera sido muy difícil justificar tanto su continuidad como su marcha, mostrándose “como una persona pletórica” y “plenamente convencida de sacar esto adelante”. ¿Objetivo? No puede haber otro: “Los propietarios no me han dicho cuál es porque no me lo tienen que decir, ya me lo autoimpongo”.

Propietarios y directiva que hasta ahora no han estado a la altura de las expectativas o de lo necesario para que el Real Zaragoza regrese a Primera División, “el sitio que nunca se debió perder”, definido por Víctor. Eso sí, todo pasa por “un aprovechamiento máximo y eficaz de los recursos, sin equivocarse en ninguna de las decisiones en cuanto a perfiles de jugadores necesarios para este asalto”.

Pedía una y otra vez el entrenador “unidad” a todos los estamentos, consciente de que no siempre se ha contado con esa estabilidad en las últimas temporadas. Concepto que alcanza a la dirección deportiva encabezada por Lalo Arantegui, ya que Víctor Fernández confirmaba que “tendrá que haber consenso” en las incorporaciones que se realicen para este nuevo intento de ascenso.

También el técnico cerró la rueda de prensa con varios mensajes. El primero de ellos, una queja a los cuatro vientos: “Me molesta cuando se dice que al Real Zaragoza sólo le queda el escudo y la camiseta porque le queda el corazón y ahí debo de estar”. El segundo, todavía más contundente: “Va a salir bien, ya os digo que va a salir bien, hay que vender optimismo porque el Real Zaragoza no es un club muerte”.

La cantera salva el honor a nivel nacional

Víctor ha sido sin duda la mejor noticia de la temporada para el Real Zaragoza, aunque su llegada significara que el equipo tenía fango hasta el cuello. Pero no ha sido la única. Porque su estructura en la Ciudad Deportiva sigue funcionando, no sólo surtiendo de futbolistas al primer equipo, sino imponiéndose en categorías inferiores a clubes que multiplican por mucho el presupuesto zaragocista.

El División de Honor Juvenil ofreció el título a la Virgen del Pilar

El mejor de los exponentes ha sido el División de Honor Juvenil, dirigido por Iván Martínez. Nada más y nada menos que han sido capaces esta temporada de vencer en el grupo III, el más complicado de todos, en un título histórico. Pero es que días después viajaban a disputar la Copa de Campeones y también se imponían, en esta ocasión en la final frente al Villarreal en la tanda de penaltis, con Azón como héroe.

Esto supone que si bien el presente del Real Zaragoza tiene más sombras que luces, con Víctor sujetando todas las linternas que puede para guiar el camino, el futuro está garantizado si se sigue gestionando con acierto. Como hasta ahora sí está sucediendo. Muchos de ellos serán habituales en el Deportivo Aragón la próxima campaña en un filial que enarbola la bandera de la juventud. Y de la ilusión de poder vestir la camiseta del primer equipo algún día, por qué no, con Víctor dirigiéndoles en Primera División.