El águila Safira ahuyentará a las palomas que entren en las obras del Mercado Central

Foto: Daniel Marcos
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Las obras del Mercado Central van en tiempo y forma, pero eso no significa que vayan surgiendo algunas complicaciones. Y es que las palomas, sus históricos habitantes, se resisten a abandonar su “hogar” y cada noche vuelven a pernoctar dejando restos y suciedad que se daña los nuevos materiales. Para conseguir que dejen regresar cada vez que cae el sol, se ha recurrido a un método tan original como tradicional: la cetrería. Safira, una Aguililla de Harris de cuatro años, es la encargada de esta misión, que durará en torno a un mes y medio o dos meses, con actuaciones en días alternos.

El problema solo se da durante la obra, ya que cuando acaben los trabajos el edificio estará “perfectamente cerrado”. Eso no quiere decir que se quedará sin ventilar, ha aclarado el arquitecto municipal y director de las obras del Mercado Central, José Antonio Aranaz, porque la parte superior de la infraestructura, que es la que queda “abierta” se cubrirá con mallas antimosquitos y rejas para que no pasen las palomas e insectos. Por ello, mientras duren los trabajos de rehabilitación, que terminarán previsiblemente a finales de agosto, hay que ahuyentar a estas aves porque “lo están manchando absolutamente todo”, ha lamentado el arquitecto.

De esta forma, se ha decidido contratar a Bionext Desinfecciones, una empresa dedicada a las labores de control de plagas que, a su vez, ha contratado a José Antonio Martínez, un adiestrador profesional homologado por el Gobierno de Aragón que, junto a Safira, acuden dos veces a la semana al Mercado, pasadas las 19.00 horas, para que cuando lleguen las palomas, vean a esta ave de presa, y no quieran quedarse.

Este tipo de aves, explica Martínez, “son muy nobles, aguantan muy bien la presencia humana y tienen una socialización muy buena”. En concreto, Safira ya ha trabajado en otras fábricas, naves industriales y granjas en labores de control de plagas. Las labores consisten en “disuadir a las palomas para que, insistiendo poco a poco, se aborrezcan de ir a pernoctar y encontrarse un ave depredadora”. Este tratamiento, ha señalado Martínez, que funciona “a base de persistir” porque las palomas tienen el hábito de pernoctar en el mismo sitio, “así que aunque un día se encuentren con el águila, volverán al siguiente, por eso es un efecto a medio plazo, hasta que se aborrezcan de ir”.

Por otro lado, Bionext desarrollará una segunda actuación, utilizando jaulas de captura para atrapar a las palomas sin que sufran daños, y se dejarán en libertad en otras zonas concretas que tiene que determinar todavía el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga).