Comenzar un proceso de aceptación del dolor de manera sana y equilibrada no es fácil, pero no imposible. En primer lugar, trata de identificar qué comportamientos y actitudes son los que te han hecho daño y te impiden estar bien. Y después, analiza también si existen ideas irracionales que puedan estar distorsionando parte de tu visión.
Perdonar es una manera de liberar los resentimientos y su objetivo es curarnos. Diferente es el hecho de volver a confiar, pues la confianza se regala pero también se gana. Primero perdona y después valora si de verdad hay cambios reales que merezcan retomar una relación más cercana entre vosotros.
Mi consejo: No es obligación que vuelvas a confiar, sino una elección que tienes que reflexionar.