Identificados en Zaragoza dos grupos que cometieron cinco delitos con el “timo del tocomocho”

Los estafadores ocultaban su fisonomía con pelucas, gafas graduadas falsas y pañuelos
photo_camera Los estafadores ocultaban su fisonomía con pelucas, gafas graduadas falsas y pañuelos

La Policía Nacional ha detenido a dos personas que se dedicaban a estafar con el “timo del tocomocho”. Además, a raíz de las investigaciones, los agentes de la Brigada Regional de Policía Judicial de la Policía Nacional han logrado identificar a dos grupos diferentes y esclarecer cinco hechos denunciados entre los años 2018 y 2019 en Zaragoza.

Como resultado de las investigaciones, se ha identificado a tres individuos como autores de estas dos estafas, pertenecientes a un clan familiar especializado en este tipo de timos por el procedimiento del “tocomocho”, cuyos miembros se desplazan por todo el territorio nacional. En estos dos casos, la cuantía de lo estafado asciende a 6.500 euros en efectivo y a joyas valoradas en 14.000 euros aproximadamente.

Mientras realizaban el timo, los estafadores mostraban a las víctimas listados de números premiados, fajos de billetes y ocultaban su fisonomía con pelucas, gafas graduadas falsas y pañuelos.

Modus operandi de los dos grupos

El primer grupo estaba integrado por individuos de origen sudamericano que seleccionaba también a víctimas de este mismo país. Estas eran abordadas en la vía pública, tras extraer dinero en una entidad bancaria, por una mujer que, con la excusa de ser indígena y analfabeta, solicitaba ayuda a la víctima para localizar un despacho de abogados y poder así cobrar unos boletos de lotería premiados. La estafadora hacía creer a la víctima que no sabía leer ni escribir y no contaba con permiso de residencia en España, ofreciéndole a cambio de la ayuda una gratificación.

En ese momento entraba en escena el “gancho”, un varón sudamericano que se ofrecía a colaborar, simulando que comprobaba que los boletos estaban efectivamente premiados. El hombre proponía a las víctimas aportar entre los dos dinero en efectivo y joyas, con el fin de dar confianza a la “india analfabeta” y que así esta les confiara a ellos el cobro de los boletos premiados a cambio de una gratificación.

Finalmente, una vez que la víctima hacía su aportación en forma de dinero en efectivo y joyas (joyas que recogen las víctimas en su domicilio, al que acceden con los estafadores), los autores introducían el dinero y las joyas en una media o bolsa para, en un momento de descuido, cambiarla por otra similar que solo contenía papeles o boletos de lotería sin valor, deshaciéndose de la víctima con cualquier excusa.

El valor de lo estafado asciende a 2.500 euros en efectivo y diversas joyas que no han sido valoradas hasta el momento por las víctimas, esclareciéndose tres hechos denunciados en Zaragoza.

Por las gestiones practicadas, se identificó a estas dos personas autoras de los hechos que utilizaban identidades falsas para no ser localizados, así como a otras tres personas que formaban parte del grupo de estafadores, dándoles apoyo en vehículo, proporcionando alojamiento y cobertura en el momento de cometer las estafas. Los autores habían cometido hechos similares por varias localidades del territorio nacional.

Como resultado de las investigaciones, en el mes de abril se procedió a la detención y puesta a disposición judicial de la mujer y el varón autores materiales de los tres hechos denunciados en Zaragoza, ocurridos en el barrio de la Almozara, otro en la zona de la plaza San Francisco y el tercero en el barrio de las Fuentes.

El segundo grupo identificado está compuesto por personas de nacionalidad española que estafaba a víctimas mujeres de edad avanzada también españolas. Durante la investigación, los agentes comprobaron que existían dos denuncias en 2019.

Al parecer, uno de los hombres abordaba a la víctima en la vía pública y, simulando estar desorientado y mal de salud, con acento gallego muy cerrado les decía que acababa de salir del hospital tras ser operado y que poseía diez cupones premiados pero no sabía cómo cobrarlos.

En ese momento, un segundo individuo se ofrecía a ayudarles, simulando marcharse para comprobar si los cupones estaban realmente premiados.

Posteriormente regresaba con una lista con el membrete oficial en la que figuraban los números premiados, y donde figuraba el número de los diez boletos que portaba el “gallego”. Dada las dificultades que este individuo simulaba tener para cobrarlos, ofrecía a la víctima y al “gancho” un boleto a cada uno si le ayudaban a cobrarlos, pero para fiarse les solicitaba que aportaran algo de dinero o joyas como fianza mientras se realizaban las gestiones del cobro de los cupones premiados.

El “gancho” ofrecía su vehículo para ir a los bancos y retirar el dinero para la fianza, llevando a la víctima a distintas entidades bancarias junto con el “gallego”. Una vez que la víctima había aportado el dinero y las joyas, y dentro del vehículo de los estafadores, estos las introducían en un sobre junto al dinero que aportaba el “gancho”, momento en el que el “gallego” simulaba sentirse mareado, solicitando a la víctima que bajara del coche con el fin de comprarle un botellín de agua para tomar su medicación, abandonando los estafadores a la víctima apropiándose de su dinero y joyas.