San Isidro Labrador, historia y tradición en Ainzón

La actividad de la localidad está muy ligada a la agricultura
photo_camera La actividad de la localidad está muy ligada a la agricultura

Hay una manera rápida de hacerles comprender a los niños de Ainzón que el día de San Isidro es un día importante. Un día festivo que salpica el ecuador del mes de mayo y en el que, por supuesto, la escuela siempre permanece cerrada. Para aumentar la ilusión a la jornada, cuando uno se levanta, es tradición ir a la Plaza Mayor, donde la Asociación de Amas de Casa reparte chocolatada y bollos que, al punto de la mañana, se ha encargado de preparar para todos.

Y aunque así lo recuerdan muchos desde que tienen memoria, este no siempre ha sido un día de guardar. Allá por el año 1985, el Ayuntamiento de Ainzón hizo de esta jornada el tercer día de fiesta local del municipio. De esta manera y desde entonces, las nuevas generaciones conocen ya de sobra y a muy temprana edad que, cada 15 de mayo, su pueblo se viste de fiesta.

Programa cultural

Las actividades varían dependiendo del año ya que San Isidro se enmarca desde hace un tiempo dentro de la semana cultural de la localidad para completar un programa configurado para todas las edades. Los actos que nunca cambian son por ejemplo la comida popular, casi siempre acompañada de buen tiempo, en el mítico Garranguero, un merendero muy especial para los ainzoneros que se sitúa a las orillas del río Huecha.

La Asociación de Amas de Casa reparte chocolate y bollos

Y aunque a veces lo lúdico tiende a hacer olvidar el origen de los festivos, no hay que obviar que San Isidro es una fiesta religiosa -de hecho, es un santo representado en el retablo mayor de la Iglesia-.

Una localidad agrícola y vinícola

Asimismo, como su renombre nos recuerda, San Isidro Labrador es el patrón de los agricultores. No es pues casualidad que Ainzón sea un pueblo -o villa para ser más exactos- de base agrícola y vinícola, aunque ahora los jóvenes que se quedan en el campo puedan contarse con los dedos de una mano. Solo como dato, en el año 1970, entre agricultores y jornaleros había 350 hombres censados. Hoy, apenas quedan 25.

Antonio Bellido, octogenario de Ainzón y muy vinculado desde siempre con la tierra y los campos, tira del hilo de sus recuerdos hasta situarse en los años 50 y 60, cuando el ayuntamiento estaba ajeno a la organización de esta jornada y todo recaía en manos de la Cámara Agraria Local, en colaboración, años más tarde, con la cooperativa cuando se fundara sobre el año 57.

Antonio asegura que por esos años la jornada giraba alrededor de una Misa Mayor organizada por estos dos organismos en la que el santo del retablo comenzó a sacarse tiempo más tarde en procesión. El vermut y los concursos -siempre ligados al mundo de la agricultura- le daban el toque lúdico a la jornada. Antes de la llegada del tractor, concursos como el de la siega con guadaña o la labranza del barbecho con caballería eran los más populares. La velocidad y el rigor a la hora de desempeñar estar tareas convertían a un solo hombre en incontestable ganador.

Una de las actividades que se han recuperado ha sido el concurso de tractores

Cuando llegó el tractor, los concursos cambiaron para comenzar a hacerle culto a esta nueva maquinaría. De esta manera, enganchándole un remolque, la hazaña consistía en subir una cuesta marcha atrás y con el menor número posible de maniobras. Tras un paréntesis temporal sin celebrarse, hace un par de años, el concurso de tractores se ha recuperado en la localidad para rendir homenaje a aquellos años en los que estos concursos eran rigurosa tradición.

No sé si dentro de un tiempo, en caso de que Ainzón deje de sustentarse un día en la agricultura, San Isidro tendrá para las generaciones venideras el mismo significado que lo tuvo para sus mayores. Lo que sí es más difícil que ya cambie, a pesar del paso de los años, es el que todos sepan que un día de fiesta llega como un regalo a Ainzón cada 15 de mayo.