'Foxtrot': El dolor por la pérdida de un ser querido

El director israelí Samuel Maoz comenzó a ser conocido cuando “Lebanon“, su primer largometraje de ficción, se alzó con el León de oro en el festival de Venecia de 2009. Esa película es un drama familiar con el conflicto bélico como evento central de los traumas familiares, un asunto que está íntimamente de moda en el cine norteamericano y también en las producciones de Israel. Una película correcta, irregular y que tiene una buena factura técnica. Han pasado 8 años desde esa película y el director nos presenta su segundo largometraje de ficción en solitario, ya que en este periodo de tiempo ha rodado un cortometraje y un largometraje documental dirigido por varias personas. La película comenzó su carrera de manera exitosa en el mismo lugar con el que triunfó su anterior película, en el festival de Venecia, en donde fue premiada con el Gran Premio del jurado del certamen italiano, además del premio Signis. La película arrasó en los premios del cine israelí de 2017, en donde obtuvo 8 premios, incluyendo los de mejor película y director, y llegó a colarse en la shortlist de 9 precandidatas al premio Óscar 2018 en la categoría de película de habla no inglesa, aunque al final no logró el objetivo de colarse en el quinteto de nominadas a los premios de la academia de Hollywood. Posteriormente la película formó parte de la sección oficial del pasado festival de cine de Valladolid, y allí es donde la pude ver por primera vez.

La película tiene un arranque magnífico con el anuncio de la muerte de Jonathan, que conocemos en la primera escena, un soldado que trabajaba en un puesto fronterizo controlando el paso de personas que entran y salen del país. Esa noticia provoca el lógico shock en la familia del joven fallecido, y en esos primeros minutos vemos a Michael Feldmann y a su mujer Daphna como les afecta de manera diferente. Este punto de partida, sin ser novedoso, es interesante, y según pasan los minutos los pasos dados por el padre del soldado, ya que la madre la han tenido que inyectar un somnífero para amar su ansiedad, están muy bien relatados y se plantean temas de interese que el director sabe sacar adelante con solvencia. A partir de aquí el guión podía haber tomado el camino de seguir con ese relato lineal mostrando ese duelo con la aparición de más personajes y algunos asuntos secundarios, o bien tomar la decisión, que en mi opinión ha sido equivocada, de buscar giros inverosímiles con algunos saltos temporales innecesarios que no funcionan, y mostrando otra historia que no me interesa, salvo dos detalles ( Conocer el significado del título de la película en relación con el baile, y los trabajos artísticos de Jonathan como dibujante de historietas gráficas ). Reconociendo que la película tiene bastantes cosas positivas, en especial la fotografía de Gira Bejach, cuatro veces ganador del premio del cine israelí en esta categoría y responsable de las imágenes de “Big bad Wolves ( 2013 )”. La cinta está muy bien enfocada en las escenas de interior en la casa de la familia Feldmann, reflejando mejor el dolor de los padres, y muy bien iluminada en las escenas nocturnas en el puesto fronterizo.

Lo mejor de la película es el trabajo interpretativo de Lior Ashkenazi, el mejor actor israelí del momento, al que ya hemos visto en propuestas norteamericanas como “Norman: El hombre que lo conseguía todo ( 2016 )“, estrenada el año pasado en España, y que su simple presencia dota a la cinta de un mayor carácter dramático. No es nada fácil su actuación mostrando el dolor pero de manera contenida, y es una pena que los giros posteriores hagan perder protagonismo a su personaje. Sarah Adler está correcta en el papel de Daphna Felmdann, la mujer de Michael, y lo mismo podemos decir de Jonaton Shiray que interpreta a Jonathan y a Shira Haas como su hermana Alma. La cinta en el fondo es una crítica al gobierno de Israel y a la manera en la que tratan a los soldados. La película vive de algunos momentos aislados, de su gran arranque, y de la presencia de Ashkenazi, pero el guión y sobre todo el montaje no me parecen acertados, y el resultado es una película bastante mejorable teniendo en cuenta que la excelente idea inicial pese a no ser novedosa. Una película que puede gustar a los aficionados al cine dramático con grandes interpretaciones, y que busquen giros y sorpresas en el desarrollo de la trama.

Texto: Guillermo Navarro.

VALORACIÓN:

Banda sonora: 6

Fotografía: 7

Interpretación: 7

Guión: 3,5

Dirección: 5

Satisfacción personal: 4

NOTA FINAL: 5,41