'La librería': Pequeñas historias que contar

Existe una gran diferencia entre ser un gran lector o un apasionado de la lectura y ser un bibliófilo, un amante de los libros. Mientras el primero “devora” todo lo que está escrito, independientemente del soporte físico en que se encuentre, y no tiene la necesidad de poseer unos bienes tangibles, el segundo ansía que su biblioteca crezca cada vez más y más. Es un coleccionista, un comprador compulsivo, y a veces un fetichista.

Coincidiendo con el Día de las Librerías Isabel Coixet ha estrenado su última película, “La librería”, que es, entre otras muchas cosas, una muy personal declaración de amor por los libros de la directora catalana. Adaptación de la novela homónima de la escritora británica Penelope Fitzgerald, cuenta la historia de una viuda de mediana edad que, en las vísperas de una década como la de los años 60 del pasado siglo XX que supuso un cambio radical en la política o la cultura, pero también en los usos y costumbres sociales, decide hacer realidad su sueño y abrir una librería en un pequeño pueblo de la costa sudeste de Inglaterra. Los problemas a los que tiene que hacer frente son el fiel reflejo de una pequeña sociedad rural e hipócrita y en la cual las mujeres estaban limitadas a determinados roles.

Una vez más Isabel Coixet se adentra en el universo femenino para retratar a una mujer valiente y decidida, plena de coraje. Estas características la emparentan con otras protagonistas de la filmografía de la directora de “Nadie quiere la noche” (2015), pero lo que diferencia a Florence Green, magníficamente interpretada por Emily Mortimer de otras de sus heroínas, y que ha sido objeto de críticas, es un exceso de buen corazón. No comparto los ataques que se han hecho a este respecto a la película, aduciendo que, como consecuencia de esa bondad, el tono de aquélla es más ligero. Ni esta ligereza tiene que ser un defecto en sí mismo, ni resulta de un aspecto de la personalidad de la protagonista que, por otra parte, estaba ya presente en la novela. La viuda es descrita por Penelope Fitzgerald como una persona esencialmente buena. En ningún caso puede ser achacable a un error de guión, cuando además esto tiene mucho que ver con una de las referencias cinéfilas y bibliófilas que utiliza la directora, la del libro “A high wind in Jamaica” de Richard Hughes, en la que se basó Alexander Mackendrick para realizar una obra maestra del cine de aventuras en su variante “piratas”, “Viento en las velas”. En aquélla, el pirata interpretado por Anthony Quinn mantenía una relación similar con una niña a la que había raptado a la que terminan teniendo la librera protagonista del film de Isabel Coixet con su ayudante. En ambos casos el comportamiento de los menores está condicionado socialmente por su familia y por la comunidad en la que viven.

La directora catalana lleva a cabo una magnífica adaptación de la novela, con un guión que capta a la perfección ese microcosmos de Hardborough y de sus habitantes descrito por la escritora británica. La decisión de abrir una librería en un pueblo que ni siquiera tiene un “fish & chips” (¡¡¡!!!) se convierte en el acontecimiento principal de la vida social del mismo, y provocará que ese universo se divida entre los partidarios de la señora Green, unos pocos, y la gran mayoría de vecinos que se opone educadamente, manteniendo las formas, a tamaña osadía empresarial. La estupenda ambientación que lleva a cabo Isabel Coixet en “La librería”, con un despliegue de medios (decorados, localizaciones, vestuario, etc.) sencillo pero ajustado a la historia, logra trasladarnos a esos pueblecitos ingleses que aparecían en las comedias británicas de los años 40 ó 50 rodadas por la Ealing.

De entre los pocos apoyos con los que cuenta la protagonista destacan el viejo señor Brundish, a quien da vida magistralmente Bill Nighy y algunos habitantes de Hardborough que parecen estar de su lado, incluyendo a Christine, una adolescente que le ayudará en las tareas de la librería. En el bando contrario, Violet Gamart, la esposa de un militar retirado y con grandes influencias en la vida política y social de Londres, encabeza la oposición los planes de Florence Green. Quizás el dibujo de esta peculiar mujer, interpretada por una Patricia Clarkson habitual del cine de la directora catalana, sea uno de los aspectos menos “redondos” de la película, ya que no terminan de quedar claros sus comportamientos y motivaciones, y se echan en falta algunas escenas o líneas de diálogo que terminen de caracterizar a un personaje que tiene gran relevancia en el devenir de la acción.

Como decía anteriormente, Isabel Coixet realiza un trabajo muy personal y buena prueba de ello son algunos elementos que introduce en el guión respecto a la novela de Penelope Fitzgerald. Este es el caso de las referencias a las obras de Ray Bradbury, “Fahrenheit 451” y “Crónicas marcianas” o al libro de Richard Hughes “A high wind in Jamaica”, en el que se basó Alexander Mackendrick para realizar “Viento en las velas” (1965), una obra maestra del cine de aventuras en su variante “piratas”. La inclusión de esos títulos, al margen de reflejar los gustos de la directora, de alguna manera introduce y adelanta el desenlace final de la película con algunas diferencias en relación al del texto literario.

“La librería” es una reflexión amable, sencilla, pero contundente acerca del valor y coraje con el que debemos emprender cualquier intento de materializar nuestros anhelos, sin olvidar cierto tono de crítica social, de denuncia de la hipocresía con la que se “envuelve” esa pequeña comunidad en su trato con la protagonista, así como de la confusión interesada entre lo antiguo y lo que realmente tiene algún interés desde un punto de vista histórico/artístico. Menos trascendental que buena parte de su cine, la última película de Isabel Coixet tiene todos los números para llegar al gran público con una historia más cercana, sin abandonar, por supuesto sus grandes cualidades como narradora cinematográfica.

Texto: Alberto Garrido.

LO MEJOR: Un guión fiel al espíritu de la novela, pero que consigue hacer suyo Isabel Coixet, llevándolo al terreno personal.

LO PEOR: El retrato del personaje de Patricia Clarkson queda un tanto desvaído.

VALORACIÓN:

Fotografía: 7

Banda Sonora: 7

Interpretaciones: 8

Dirección: 8

Guión: 8

Satisfacción: 8

NOTA FINAL: 7,66