'La montaña entre nosotros': Tensión bajo cero

El interesante realizador palestino nacido en Israel Hany Abu-Assad parece dejar de lado con la película que nos ocupa el lado creativo y social de su carrera filmográfica para, de manera absolutamente lícita, ganarse el pan de sus hijos a través del encargo de una de las productoras más poderosas del todo el universo hollywoodiense: La 20th Century Fox. Tras las reconocidas internacionalmente ‘Paradise now’ u ‘Omar’ dirige ahora la adaptación cinematográfica escrita por Chris Weitz y J. Mills Goodloe de la novela homónima de Charles Martin ‘Una montaña entre nosotros’, film ciertamente insatisfactorio que trajo a mi memoria el tipo de cine romántico que nos llegaba a espuertas durante la década de los 90. Para, eso sí, dotar de cierto lustro a esta convencional historia, Abu-Assad ha contado con la presencia de dos de los intérpretes con mayores capacidades actorales de la actualidad, los notables Idris Elba y Kate Winslet.

Presentada en el Festival de Toronto del presente año ‘Una montaña entre nosotros’ narra la lucha de una pareja de desconocidos, en ocasiones bastante antitéticos en sus pensamientos y actuaciones (por obviar el mero hecho nada casual de su diferencia racial), por sobrevivir en condiciones absolutamente límites tras estrellarse en alta montaña el avión en el que ambos viajaban. La película en apariencia puede simular ser un film en el que se transita desde la tensión de las complicadas situaciones que se plantean hasta el indudable drama que subyace bajo el instinto de supervivencia. Sin embargo y a pesar de la sobresaliente fotografía que Mandy Walker factura para el film, la película explora sin filtro y casi sin sentido la historia romántica que se presenta dada la situación límite que viven los protagonistas. Un romance por el que el espectador se dejará llevar a pesar de que para ello tenga que sacrificar cualquier atisbo de realismo y verosimilitud en la mayor parte del metraje.

Esa ausencia de verosimilitud en varias de las situaciones, ciertos diálogos carentes de imaginación que nacen entre ellos o que incluso van dirigidos hacia el simpático perro que les acompaña amén de ciertos problemas de croma hacen comprender al espectador que se encuentra ante un visionado liviano y muy poco imaginativo que parece transitar ineludiblemente hacia un desenlace de fácil deducción a pesar de los intentos de los guionistas para que pensemos lo contrario.

Así pues, toma de contacto del palestino Hany Abu-Assad con la industria norteamericana que deja un producto algo decepcionante que no pasará a la historia pero que sin embargo podrá ser visto sin excesiva molestia –sobre todo gracias a la presencia de la pareja protagonista-. Destacar también las mínimas apariciones de Dermot Mulroney y de Beau Bridges en sus partes final e inicial respectivamente.

Texto: Alfonso Asín.

LO MEJOR: La fotografía de Mandy Walker.

LO PEOR: El sacrificio de la credibilidad en pos del forzado romance.

VALORACIÓN:

Fotografía: 8

Banda sonora: 6,5

Dirección: 5

Guión: 3

Interpretaciones: 6,5

Satisfacción: 3

NOTA FINAL: 5,3