'Baywatch: Los vigilantes de la playa': Comida basura

AVISO: El lenguaje empleado en este texto puede resultar malsonante y herir alguna sensibilidad.

Desde hace un tiempo se ha generado un importante crecimiento en el mundo de la gastronomía. Existe una cultura a su alrededor que nos ha convertido en expertos y exigentes consumidores. Todo el mundo conoce el último restaurante de la ciudad, organiza sus viajes planificando una comida en la estrella michelín del lugar visitado y se preocupa al hacer la compra de conseguir el mejor género posible. Ya no nos basta con tener un buen atún; ha de ser rojo y recientemente pescado. El aceite de oliva virgen ya no es suficiente; tiene que ser primera prensa y de alguna variedad especial tipo picual o arbequina. Vinos, sales, productos ecológicos…todo ha de ser de primera calidad. Pero mantener este nivel es muy caro y por eso hay que combinarlo con la comida casera de toda la vida. La que nos hacían nuestras abuelas. Pero ¡cuidado! ¿Qué es eso de abrirse un bote de legumbre? Haz el favor de dejar los garbanzos o las lentejas la noche anterior a remojo y después cocina a fuego lento para que mantengan todas sus propiedades y todo su sabor. Las verduras, los tomates, la lechuga, si puedes ve a comprarlos a algún huertecillo de las afueras. Te garantizarás salud y sabor, algo que ya no puedes conseguir en los macrosupermercados. Ya nada se escapa de la exquisitez de unos paladares cada vez más sibaritas.

Sin embargo, hay algunos momentos en nuestras vidas en que necesitamos mierda. Así, como suena. No me digan ustedes que algunas noches de juerga, cuando vuelven a casa a las 6 de la mañana con bastantes tragos de más, no les apetece un montón un perrito o una hamburguesa de esas que venden en determinadas cadenas que rebosan grasa o una asquerosa salsa mayonesa que se encarga de empapar todo ese alcohol ingerido de más. Ustedes saben que se están metiendo mierda en el cuerpo, pero el primer bocado de esos calamares de plástico con salsa brava es como una inyección de bienestar que va directo al sistema nervioso central. Fugazmente les viene a la cabeza aquella vez que mandó retirar un chuletón porque se lo habían pasado un poco más de lo debido, pero un segundo mordisco de porquería repleta de potenciadores del sabor acalla de inmediato su Pepito grillo particular.

Pues bien, “Baywatch. Los vigilantes de la playa” es esa mierda de comida que entra jodidamente bien en el cuerpo. Es una película muy mala, chabacana, con un guión penoso, unas interpretaciones que darían vergüenza ajena, una dirección autómata…pero yo me lo pasé de puta madre. Aunque sabes en todo momento lo que va a pasar, me encanta ese sentido de la autoparodia que tiene. Me divierten las bromas con pollas, tetas y cojones. Disfruto con Dwayne Johnson ridiculizando a Zac Efron. Me gusta cuando los personajes juegan a su manera a ver quién la tiene más grande. Los cuerpos de las chicas me ponen a cien (Alexandra Daddario ya lo hizo hace un par de años en “True detective”) y, por lo que pude comprobar en la sala, los de los chicos producían el mismo efecto en las mujeres. Es un festival de músculos, escotes y culos al que no le quieren poner ningún freno, ni falta que le hace. En definitiva, la película dirigida por Seth Gordon es ese mugriento y asqueroso perrito caliente bañado en cebolla, Ketchup y pseudosalsa mayonesa que te hace sentir divinamente cuando vuelves a casa un sábado a las 6 de la mañana. Y que al día siguiente, cuando te levantas a las 3 de la tarde, todavía sientes en el paladar.

Texto: Santi Abad.

LO MEJOR: Lo divertida que es. Lo bien que sabe reírse de ella misma. Dwayne Johnson.

LO PEOR: Casi todo. Es muy mala.

VALORACION:

Fotografía: 4

Banda Sonora: 6

Interpretación: 3

Guión: 1

Dirección: 1

Satisfacción personal: 9

NOTA FINAL: 6