Los vecinos de la calle Ricla denuncian el ruido y el escándalo público que sufren

Los vecinos de la calle Ricla han denunciado el exceso de ruido y escándalo que generan los que acuden a tres de los cuatro establecimientos nocturnos que alberga la vía. Durante la pasada noche, se han producido varios altercados y se han necesitado cinco efectivos de limpieza para adecentar la calle por la mañana. Los residentes critican que es habitual.

Zaragoza.- Los vecinos de calle Ricla, una de las tres arterias que tiene Doctor Cerrada, no han pegado ojo en toda la noche. De un tiempo a esta parte, la pequeña vía se ha convertido en el lugar de reunión favorito de multitud de jóvenes. Sus residentes están hartos y claman contra una situación que es insostenible para su descanso. Además, los desperfectos, el mal olor y la suciedad son algo habitual los domingos por la mañana.

Aunque viene de largo, en la pasada madrugada ha llegado la gota que ha colmado el vaso. Desde poco después de la medianoche, el ruido, el griterío y la presencia del botellón en la estrecha calle han perturbado el sueño de sus vecinos. Uno de los más afectados ha sido Vicente Zurriaga. Explica que, aunque este fin de semana ha sido uno de los peores, la insostenible situación viene desde hace meses. “Ha sido todo el verano aguantando a la discoteca latina. La gente sale a fumar y el griterío es insoportable. Con el calor que ha hecho este verano hemos tenido que dormir con las ventanas cerradas y, aún con eso, el escándalo se seguía escuchando”, detalla.

Vicente no es el único afectado por el ruido de los sábados por la noche. Otro de los que tampoco puede pegar ojo es Joaquín Sánchez, que califica de “desmadre total” lo que vive el vecindario los fines de semana. “Esta noche”, en referencia a la del sábado, “ha habido botellón por aquí y los bares no han cerrado a su hora. Últimamente echan la persiana sobre las seis de la madrugada”.

Sin solución

Harto del escándalo, Vicente ha tomado la determinación de llamar a la Policía Local de madrugada. Sin embargo, su ayuda no recibió respuesta, hasta el punto de que tuvo que marcar el 091 (Policía Nacional) para que su ayuda se pusiera en camino, explica. “Llamamos tres veces al 092 y no había forma de comunicar. Entonces, se nos ocurrió llamar al 091 y a través de ese número se nos dio conexión. A eso de las 2.30 de la madrugada ha venido una patrulla y ahí parece que se ha calmado un poco el escándalo”.

La presidenta de la Asociación de Vecinos Puerta del Carmen, Marisol Pardo, también reside en la calle Ricla. Tampoco ha podido dormir esta noche. Critica el ruido y la poca implicación del resto del barrio en la movilización contra el cierre de los bares que desencadenan la "cantinela nocturna". “Desde el año 2000 nos estamos moviendo para evitar el ruido en este entorno”. La presidenta explica como se logró normalizar la situación en otras calles. Ahora, con Ricla, la situación parece más compleja.

La responsable del vecindario cuenta como ya ha habido varias movilizaciones, pero que los vecinos evitan "mojarse" en este asunto. Como nota curiosa, Pardo recuerda una anécdota en la que un vecino organizó una protesta y no tuvo el respaldo suficiente, por lo que fue conocido como "el indignado de Ricla".

“Esta calle siempre ha sido muy tranquila, tenía bares y nunca pasaba nada. Ahora cada día tiene más y, en determinados establecimientos, viene mucha gente siendo cuando el aforo es limitado. Cogen su bebida y se la sacan a la calle, lo cual está prohibido”, comenta Pardo. Añade, además, que están emprendiendo acciones para subsanar cuanto antes la mala situación nocturna. “Lo que vamos a hacer es hablar con la Junta de Distrito, otra vez, y con la concejal para que nos ofrezca soluciones porque esto es un vertedero público. Este fin de semana ha sido la definitiva”, sentencia.

Aparcar, un riesgo

Además de las perturbaciones en el sueño, los vehículos de la calle también han sufrido desperfectos. Eduardo Robres, un residente de las calles aledañas, ha comprobado el resultado de la noche anterior en su propio coche. “Me han roto la cerraja de la puerta del conductor. Ayer podía abrirla, y ahora que he bajado a moverlo no funciona”.

Este vecino añade que “ayer por la noche, cuando bajé a por una cosa al coche me encontré con los jóvenes que estaban por aquí y, la verdad, parecían todos bastante formales”.

Los vecinos reclaman más tranquilidad. Aseguran que, de los cuatro bares nocturnos que tiene la calle, "tres de ellos son los que causan los problemas". Abogan porque "cumplan" la normativa de ruidos, de cierre y reclaman que la Policía Local aplique más vigilancia sobre la zona para mantener la quietud que los residentes necesitan para descansar por la noche.