Zaragoza.- Con la ampliación de la planta de Recobat de Pina de Ebro para fundir plomo, Aragón pasaría a gestionar 60.000 toneladas de residuos de este material en un radio de 50 kilómetros de plomo. Un actividad económica que ha dividido a la localidad zaragozana de Pina de Ebro entre gente a favor y detractores.
Este sábado se han concentrado en las puertas del Edificio Pignatelli, sede del Gobierno de Aragón, para “tocarles los pitos al plomo”, según ha señalado la portavoz de la plataforma en contra de estas instalaciones, María Ángeles Capella, quien ha recordado el “peligro de las chimeneas emitiendo plomo”.
Capella ha lamentado que el Ejecutivo autonómico haya declarado a la fundición como industria de interés autonómico, por lo que ha pedido al Gobierno “que escuche a la ciudadanía” porque hay cerca de 2.000 firmas de personas que rechazar esta actividad “tan contaminante”.
Para los allí presentes, el permiso de ampliación de esta explotación “va a ser mucho más negativo que los 25 puestos que va a crear”. “Por todos es conocido los problemas que derivan del plomo como, por ejemplo, que las embarazadas no puede comer carne de caza por si tienen restos de este metal”, ha señalado José, un vecino de este municipio que se ha desplazado hasta la capital aragonesa para protestar.
Junto a los vecinos también estaban dirigentes de Chunta Aragonesista como Nieves Ibeas para, como ha asegurado, “apoyar a una ciudadanía que no rebla en decir a la presidenta Rudi que no están de acuerdo”.
La empresa tiene como principal actividad el reciclaje de baterías agotadas de plomo y todo tipo de compuestos de este mismo material para obtener materias primas recicladas, que son reutilizadas principalmente en el propio sector de la automoción.
Con la ampliación se busca poner un horno para fundir el plomo, refinarlo y “hacer lingotes de plomo que cumplen las especificaciones del Mercado de Londres”. Este producto podrá ser utilizado en la fabricación de nuevas baterías.
