Un "primo" del oso panda gigante vivió en Zaragoza

Un grupo español de científicos asegura que hace once millones de años vivió en Nombrevilla (Zaragoza) un ‘primo’ del oso panda gigante. El Agriarctos beatrix fue un plantígrado omnívoro de pequeño tamaño y, según los autores, estuvo relacionado genéticamente con los pandas gigantes.

Zaragoza.- Los restos fósiles de una nueva especie de úrsido, Agriarctos beatrix, han sido descubiertos en el yacimiento de Nombrevilla 2, en la provincia de Zaragoza. Los investigadores, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y de la Universidad de Valencia, sugieren que este plantígrado vivió durante el Mioceno, hace 11 millones de años.

No debía de superar los 60 kilogramos. “Esta especie de oso era de pequeño tamaño, incluso menor que los ejemplares de oso malayo, los más pequeños encontrados en la actualidad”, según informa Juan Abella, investigador del departamento Paleobiología del MNCN-CSIC y primer autor del estudio, publicado en la revista Estudios Geológicos. El descubrimiento rebaja de nueve a once millones de años la aparición de este grupo de osos emparentado con los pandas gigantes y localiza su origen en las cuencas nororientales de la Península Ibérica.

Respecto a su apariencia externa, es complicado conocerla, ya que tan sólo se han encontrado piezas dentales fósiles. Por ello, los científicos creen que debía de tener un pelaje oscuro con manchas blancas, sobre todo en el pecho, alrededor de los ojos y posiblemente en la parte más próxima a la cola.

Abella aclara que se trata de un patrón considerado “como primitivo para los osos, similar al del panda gigante, que tiene las manchas tan grandes que parece que sea blanco con manchas negras”. Agriarctos beatrix, de la familia Ursidae y emparentado con los pandas gigantes, se trataría de un animal que vivía en el bosque, con hábitos más sedentarios que osos más cazadores como el pardo o el polar. Según los investigadores, además, el úrsido extinto escapaba de otros carnívoros más grandes trepando a los árboles.

El experto asegura que “su dieta debió de ser parecida a la del oso malayo y el de anteojos”, al alimentarse casi exclusivamente “de vegetales y fruta”, u ocasionalmente de “algunos pequeños vertebrados, insectos, miel y carroña”. Respecto a las causas de su extinción, no se han determinado todavía, pero lo atribuyen a la posible apertura de los bosques a zonas más abiertas y secas, así como la aparición de especies similares más competitivas y grandes.