El Alto Aragón agoniza de sed

Polvo, sed y esperanzas muertas; éste es el escenario que presenta buena parte del campo altoaragonés. La escasa lluvia caída sólo roza la superficie de un problema que atenaza la gran parte de los cultivos de invierno y hace inviable que pueda acometerse la siembra de verano sin hipotecar un poco más las malogradas cuentas.

Huesca.- La sequía se ha convertido en un mal endémico de los agricultores y ganaderos altoaragoneses. La falta de agua ya ha acabado con buena parte de los cultivos de invierno imposibilitando la siembra del ciclo de verano y poniendo en graves apuros a los ganaderos que no pueden alimentar a sus cabezas de ganado por sus propios medios y que, además, afrontan una subida sustancial en los forrajes a causa de la escasez de materia prima.

Esta realidad la viven hoy en día unos 3.000 trabajadores del campo del Alto Aragón que se preocupan por la viabilidad de su cebada, la premonitoria muerte de su trigo y el espejismo que ahora mismo significa poder contar con una producción de maíz de cara al verano. La falta de sueño, las cuentas sobre la mesa y una calculadora que todavía no contempla las pérdidas anuales son el plato de cada día de estos profesionales del sector que miran al cielo mientras rompen entre sus manos un terruño seco.

Esta situación la padecen agricultores y ganaderos, como es el caso de un agricultor de Quinzano, en la Sotonera, que califica de grave una situación que parece paliarse con las últimas lluvias. “Al no llover se estaba secando todo y la ganadería también lo esta pasando mal, sobre todo, la de ovino extensiva, ya que no hay pastos desde hace varios meses”, asegura este agricultor que añade que se ha llegado a una situación crítica y agónica.

Él mismo posee cereal de secano, una cosecha que bien se podría dar por perdida o con un bajo rendimiento debido a las dificultades por las que ha pasado la planta. “Si todo sigue igual va a ser una cosecha cero”, explica este agricultor de la comarca de la Hoya que sí posee un seguro integral que indemniza la pérdida de cosecha por sequía. Unos fondos que bajo su punto de vista sólo servirán para parchear una situación que puede poner en serio peligro el futuro de su explotación de cara al año que viene.

Modesto Lobón comprueba el estado actual de los campos del Altoaragón
Modesto Lobón comprueba el estado actual de los campos del Altoaragón

Los problemas son extrapolables al regadío con casos como el de Arturo Pascual de Berbegal. Las restricciones y los turnos de riego han formado parte de los primeros meses de temporada, una circunstancia que podría prodigarse a lo largo de toda la primavera y verano con un tercio del agua conforme a un riego normalizado que hasta estas lluvias bien servía para regar los cultivos de invierno.

“Estamos gastando el agua con el cereal de invierno para regar lo sembrado, pero no podremos sembrar de cara al verano, no podremos hacer el cultivo de verano”, explica el agricultor y ganadero que también avanza el aumento en el precio de la paja ante las previsiones de unas malas cosechas no sólo para el grano. Una materia prima que servirá como alimento para sus animales y que también cuenta con restricciones debido a la enorme demanda que existirá en verano tras las cosechas del primer grano.

No sólo los cereales sufren la falta de agua. Los árboles frutales y en especial los almendros este año han sufrido para sacar adelante sus blancas flores. El suelo seco no dejaba que avanzara el proceso de floración de las fincas del José María Alcácera de Ayerbe. Para él la situación es reversible siendo muy conscientes de que la cosecha de invierno generará un pozo, sin saber su fondo, en las arcas de los cientos de afectados que ven en el cielo la salvación a una situación que atenaza una zona que normalmente suele ser bastante fresca y húmeda.

“La gente no se hace el seguro integral y los que se hacen de pedrisco e incendio no cobrarán nada. La sequía nos va a coger en una situación bastante complicada”, asegura este agricultor que no dudó en subirse al autobús de la sequía para reivindicar la llegada de un decreto que parece haber quedado en papel mojado con las últimas precipitaciones.

Sequía sobre ruedas

La situación altoaragonesa tomó las carreteras del territorio de la mano de Asaja y a través del Autobús de la Sequía se quiso dar a conocer a los oscenses y representantes institucionales un mal que "amenaza la supervivencia del sector tanto en este ejercicio como en los sucesivos".

El convoy, que salía de la capital oscense, visitó varias partes del Alto Aragón. El secano, el regadío, las explotaciones ganaderas o las tierras que ahora no pueden con el cultivo del arroz fueron paradas obligadas de este autobús que contaba con la presencia del consejero de Agricultura y Ganadería, Modesto Lobón.

Al respecto, el titular del Departamento del Gobierno de Aragón valoró esta iniciativa que apoya "fervientemente". “Lo que se dice de la sequía no son palabras, son realidades, y el campo habla por si mismo. La sequía está siendo un problema pavoroso y queremos por todos los medios hacer llegar la necesidad de que tiene que llegar un Decreto de Sequía amplio”, avanzó.

“El Decreto de Sequía es fundamental para reparar el daño hecho y el que está por llegar. Estamos dispuestos a insistirle al ministro por tierra, mar y aire, pero también hay otros compañeros y consejeros de otras comunidades que van a hacer lo mismo”, puntualizó el consejero que espera no remar sólo en este problema que también se extiende en la zona central del país.

La voz de los agricultores y ganaderos ha sido liderada por el presidente de Asaja, José Fernando Luna, que ya dejó patente que esta ola reivindicativa lleva activa desde hace más de un mes. “A partir de aquí tendrán que ser las administraciones públicas las que vean cómo está la situación y para que vean que Asaja no son lágrimas de cocodrilo, que es una situación real”, subrayó el sindicalista, que anunciaba nuevas movilizaciones.

“El ministro se tendría que dar cuenta de que no todos somos lo mismo. Se está hablando de que en España hay una reserva hídrica del 60%, en Huesca estamos hablando de una reserva del 18 ó 20%. Por ello de cada cinco gotas que necesitamos los agricultores tendremos una por lo que veremos mermada nuestra posibilidad de explotación en un 80%”, dió a conocer Luna de la mano de unas cifras que demuestran la situación agónica del campo.

Apoyo institucional

Lobón durante el recorrido realizado por
Lobón, durante el recorrido realizado por "el autobús de la sequía

Las instituciones oscenses como el Ayuntamiento de Huesca y la Diputación Provincial de Huesca también se comprometen con este problema que se escapa de las manos como la escasa agua que reina en los pantanos del territorio. Así lo dejaban patentes las sendas mociones presentadas en sus citas plenarias en las que quedaba claro que “las bajas cifras de precipitación que hemos venido sufriendo desde casi un año, se han visto especialmente agravadas en este primer trimestre de 2012, en el que la media ha estado en un 70% por debajo de lo normal en estas fechas, siendo el promedio regional de los últimos meses de 2,7 milímetros, para una época en que la precipitación normal era de 30,1”.

Según la moción institucional de la DPH, “las perdidas estimadas hasta la fecha, por el propio Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, resultan ya suficientemente elocuentes: Entre el 25-30% de la producción agrícola final de Aragón, cuantificado económicamente en cifras globales cercanas a día de hoy a los 360 millones de euros”.

Por ello también se solicita un decreto de sequía que dé adecuada respuesta a las necesidades a las necesidades de ayuda del campo altoaragonés, uno de los más afectados, al igual que el del resto de Aragón, por la sequía. Entre ellas deberían incluirse el adelanto del pago de la PAC a los agricultores, la concesión de ayudas y subvenciones a los sectores agrario, ganadero y agroalimentario.
De la misma manera se solicita la aceleración de las obras del Pacto del Agua de Aragón. Todo ello con la solicitud y adopción de medidas y ayudas complementarias a las que se prevean en dicho decreto, a fin de paliar apropiadamente los daños producidos y las perdidas especificas, para los sectores afectados por la situación. Entre estas medidas ha de figurar el aplazamiento, moratoria o compensación de los impuestos de titularidad autonómica al campo aragonés.

Finalmente desde la Diputación de Huesca se quiere ofrecer y articular conjuntamente con la administración local un plan para garantizar en todo momento el suministro de agua para el consumo de boca, si la prolongación de la sequía pone en riesgo los abastecimientos existentes en las distintas poblaciones del Alto Aragón.

Eficiencia hídrica

El problema de la falta de agua no sólo viene del cielo sino de las propias infraestructuras hídricas. La falta de modernización, la pérdida de caudal o las fugas son las gotas que colman el vaso de la falta de agua. A ello se une el desarrollo económico que ha supuesto la agricultura y la mejora de la productividad de unas tierras que aumentan en número y para las que hay destinada la misma agua.

La Comunidad General de Riegos del Alto Aragón recibe anualmente de media casi 850 hectómetros cúbicos anuales de agua regulada en salida de embalse, aunque muestra grandes diferencias de unos años a otros. A principios de siglo se situaba sobre los 1.025 hectómetros cúbicos, en el año 2005 sufre una caída hasta los 566 hectómetros cúbicos, y en 2010 muestra una recuperación aunque con niveles muy inferiores a los de 2001.


El problema de la falta de agua viene de las propias infraestructuras hídricas
El problema de la falta de agua viene de las propias infraestructuras hídricas

Al comparar el volumen del agua suministrado desde el embalse con el volumen de agua que se utiliza en cada comunidad de riegos, ya sea para su uso industrial y abastecimiento así como para riego, se observó una pérdida media de embalse a parcela de 122 hectómetros cúbicos, aproximadamente el 14,23% del total de agua suministrada, lo que supone que la eficiencia en el transporte desde el embalse a la parcela es del 85,77%.

En el año 2005, el año más seco, los niveles de eficiencia tanto en la parcela como en embalse fueron muy elevados, en concreto, alcanza un 80% de eficiencia embalse, aunque la eficiencia en el transporte disminuye. Sin embargo, en el año 2009 se produce una caída en los niveles de eficiencia en el embalse y transporte, lo que no se produce como consecuencia de un paso ineficiente del agua en parcela ya que esta mantiene un nivel elevado, sino más bien por un aumento en la disponibilidad de agua, que obliga a realizar por falta de volumen de almacenamiento.

Casi una tercera parte de la superficie tiene una eficiencia de regadío en parcela superior al 80%, una alta eficiencia, especialmente si se tiene en cuenta que las pérdidas incluyen las pérdidas por percolación profunda y las producidas por el viento, las cuales son muy difícilmente evitables. Otro 25% de la superficie supera la eficiencia del 70%, lo que hace que más del 50% de la superficie total de la CGRAA tenga un buen nivel de eficiencia en parcela.

Por el contrario, sólo un 11% de la superficie tiene niveles de eficiencia en parcela inferiores al 60%. Así pues, sobre esta superficie y sobre un tercio más, que tiene el nivel de eficiencia en parcela entre el 60% y 70%, es la superficie sobre la que debería centrarse la política de modernización, según el estudio realizado por la Universidad de Zaragoza bajo el encargo de los regantes altoaragoneses.