Un año de luces y sombras

El tranvía cumple su primer año. Los primeros doce meses han transcurrido sin accidentes graves, con alta valoración entre los usuarios y con una demanda un 20% por encima de las expectativas. El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, se ha mostrado orgulloso de lo que considera un proyecto apasionante y ya trabaja para que se inicie la segunda línea. Una partida presupuestaria de 100.000 euros para el comienzo de los estudios del proyecto da fe de ello.

El tranvía cumple su primer año. Los primeros doce meses han transcurrido sin accidentes graves, con alta valoración entre los usuarios y con una demanda un 20% por encima de las expectativas. El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, se ha mostrado orgulloso de lo que considera un proyecto apasionante y ya trabaja para que se inicie la segunda línea. Una partida presupuestaria de 100.000 euros para el comienzo de los estudios del proyecto da fe de ello.

Sin embargo, las obras no han sido un jardín de rosas. Durante tres años la cicatriz que cruza el centro de la ciudad ha provocado una conducción impracticable y los atascos han sido una constante. Además, decenas de comerciantes han visto perjudicados o hundidos sus negocios al coincidir los trabajos con una crisis económica sin precedentes.

Pero ya no hay vuelta atrás. Las obras no pueden detenerse. Los políticos y la empresa tienen que poner todo de su parte para que la segunda fase acabe en plazo, esté en marcha lo antes posible y no ocasione más problemas a los ciudadanos.

Las obras de la línea Este-Oeste tendrán que plantearse con la máxima racionalidad y sin caer en errores del pasado. El trayecto deberá ser estudiado al milímetro para que provoque las mínimas afecciones posibles al tráfico.

No es de recibo que las opciones prioritarias sean vías que han sufrido remodelaciones profundas en los últimos cinco años como son avenida de Madrid, plaza del Portillo y Conde de Aranda. Sus comercios ya tiemblan y se preguntan si no sería mejor abordarlo por la estación intermodal de Delicias, avenida de Navarra y Echegaray y Caballero, zonas menos comerciales y que necesitan una urgente reforma del pavimento.

Respecto a la financiación, habrá que tener mucho cuidado y estudiar bien las posibilidades. Con un Ayuntamiento que da muestras de no tener dinero ni para alumbrar todos los barrios por la noche, el gasto público ha de ser responsable. Las inversiones sólo deberían abordarse siempre y cuando sean económicamente viables para evitar más sustos.