ETA deja tras de sí 858 muertos

Los cincuenta y tres años de historia de ETA han dejado un saldo de 858 personas asesinadas por la banda terrorista. La debilidad de ETA ha sido una constante en la última década, hasta el punto de que los propios etarras la han reconocido en los diversos debates desarrollados en esos años.

Bilbao (VascoPress).- Los cincuenta y tres años de historia de ETA han dejado un saldo de 858 personas asesinadas por la banda terrorista, miles de heridos y una gran cantidad de familias destrozadas. Los crímenes de ETA se multiplicaron con la llegada de la democracia.

Desde sus orígenes hasta 1977, año de la celebración de las primeras elecciones democráticas, ETA mató a un total de 75 personas, cifra que crecería exponencialmente en los tres años siguientes. Entre 1978 y 1980, ambos incluidos, la banda terrorista cometió 246 asesinatos que suponen casi el 29% del total.

Con la llegada de la democracia, paradójicamente, la banda terrorista vio cómo se multiplicaba el número de militantes y eso le permitió crecer y establecer una potente organización con decenas de comandos distribuidos en prácticamente la totalidad del País Vasco y parte de Navarra. Los tres años en los que se elaboraron la Constitución y el Estatuto de Gernika y en los que se pusieron en marcha las instituciones autonómicas fueron los más violentos de la historia de ETA. El récord de víctimas se produjo en 1980 con un total de 98 muertos.

Aunque a partir de 1981 descendió el nivel del terrorismo con respecto a los años de la transición, la actividad de ETA se mantuvo en niveles altos. Se puede distinguir una época que llega hasta 1992, año en el que se produjo la primera gran crisis de ETA con la captura de su cúpula en Bidart. En ese periodo se registran un total de 410 víctimas mortales. Son los años en los que ETA extiende su actividad terrorista de manera estable fuera del País Vasco y Navarra al instalar comandos permanentes en Madrid y Barcelona. La salida de su territorio natural fue acompañada, a partir de mediados de los años ochenta, de la utilización de coches bomba de manera regular con los que el número de víctimas por atentados se multiplicó.

La crisis de Bidart supuso un punto de inflexión a la baja tanto en el número de atentados terroristas como de víctimas provocadas por ETA. Es un periodo que, con diversos altibajos, se extiende desde 1993 hasta 2001 y en el que se contabilizan 107 asesinatos, a una media de caso doce víctimas por año frente a la media de 34 del periodo anterior.

La última etapa de la trayectoria terrorista de ETA se extiende entre 2002 y 2011. Ese periodo se inicia cuando las fuerzas de seguridad logran frenar la ofensiva que la banda había realizado tras la ruptura de la tregua desarrollada entre finales de 1998 y el año 1999. ETA salió muy potente de esa tregua, pero al cabo de año y medio ya se encontraba a la defensiva y al legar el año 2002 comenzó a detectar síntomas de crisis e incapacidad para mantener una actividad terrorista sostenida. El número de asesinatos cometidos en estos últimos nueve años se eleva a veinte, lo que supone una media de 2,2 por año, muy lejos de las ratios de los periodos precedentes.

La debilidad de ETA ha sido una constante en la última década, hasta el punto de que los propios etarras la han reconocido en los diversos debates desarrollados en esos años. Una muestra de esa debilidad es el periodo de más de dos años sin atentados en España.

El último asesinato de ETA tuvo lugar en territorio francés. La víctima fue el brigadier de la Policía Nacional gala Jean-Serge Nerin, muerto a tiros por miembros del grupo terrorista que trataban de liberar a un etarra detenido, el 16 de marzo del pasado año en la localidad de Dammarie Les Lys, al norte de París. 

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