El CAI está de vuelta

La CAI ha decidido volver a patrocinar al equipo de baloncesto de Zaragoza, inversión que espera obtenga los mismos buenos resultados que en el pasado.
Zaragoza.- Caja Inmaculada (CAI) ha decidido que parte de la política de marketing e imagen que sirva de soporte a su política de expansión fuera de la Comunidad Autónoma de Aragón tenga uno de sus puntos más visibles en el baloncesto profesional. El equipo elegido ha sido el Basket Zaragoza, club que militará la próxima campaña en la Liga LEB-1, y cuyo objetivo prioritario pasa por subir lo antes posible a la ACB. De esta forma, el club que preside Javier Loriente y que tiene su cabeza más visible en el ex-internacional Pepe Arcega toma el entorchado de marca que la entidad bancaria mantuvo durante diez años (1982-1992) con el Club Baloncesto Zaragoza de José Luis Rubio.

Una de las intenciones de la CAI con este patrocinio debe ser, en principio, recuperar del pasado los beneficios publicitarios propiciados por los éxitos deportivos que el equipo “rojillo” logró dentro y fuera de nuestro país. En un mercado en el que resulta complicado que un patrocinador consiga rentabilizar su inversión, la CAI fue, en ese momento, una agradable excepción. No obstante, y dado que por aquel entonces la entidad de ahorro no tenía expansión fuera del territorio aragonés, quedó estéril buena parte del poso cosechado.

Pero la marca siempre ha estado viva. Lo estaba cuando el equipo cambió de patrocinador. También cuando Zaragoza se quedó sin baloncesto de élite. Y es que “el CAI” es algo más que una frase hecha, que un dicho popular, que la empuñadura del basket aragonés. Las Copas del Rey ganadas en las ediciones de 1983 y 1990 y la violenta final de la Recopa frente al PAOK Salónica en Ginebra, el carisma de Fernando Arcega, actual director general de Deportes del Gobierno de Aragón, y la bonanza del pabellón Príncipe Felipe, construido casi en exclusiva para el CAI, pueden volver ahora a tener la resonancia de hace una década.

Si el proyecto sigue el curso esperado, la CAI tendrá, a buen seguro, la respuesta adecuada al mínimo de 3 millones de euros que invertirá en tres años de patrocinio que pueden extenderse a cuatro más. Y Basket Zaragoza contará, por su parte, con una gran inyección económica que añadir, entre otros ingresos, a los 450.000 euros que recibirá del Ayuntamiento de Zaragoza y de la Diputación General de Aragón.

Sin embargo, la ayuda pública, que pudo llegar a los 2,5 millones de euros de haberse adquirido una plaza en la ACB no parece, tanto por agravios comparativos con otros clubes deportivos como, sobre todo, por el destino a fichas opulentas en paradoja con un país, España, con una tasa de desempleo muy superior –descontando la picaresca- al millón de personas, el mejor instrumento para aupar a la élite a cualquier deporte. Esta labor deben asumirla, por razones obvias, las empresas privadas.

Y la CAI predica con el ejemplo al tener previsto pasar a formar parte en breve del accionariado del Basket Zaragoza. De esta guisa, Rafael Agueló, director comercial de la entidad bancaria, pasará a formar parte de la directiva de Loriente.