Casi 40 km de infierno entre Teruel y Cuenca

Vecinos de localidades como Villastar, Villel o Libros padecen a diario los peligros y las molestias que las carencias de la N-420 deja a su paso en los casi 40 km que separan la capital turolense con la provincia de Valencia en el Rincón de Ademuz. Infinidad de camiones o tramos sin arcén ponen en relieve la necesidad de la A-40.

Teruel.- Los casi 40 km que separan la capital turolense del límite con la Comunidad Valenciana en el Rincón de Ademuz dejan ver en qué medida es necesaria la creación de una nueva infraestructura que una Teruel con Cuenca. Una carretera nacional sin arcén, estrecha, que atraviesa varios municipios, donde sus vecinos casi no pueden caminar, ni abrir las ventanas porque, en muchos tramos, no disponen de espacio y por culpa del ruido. Por esta vía circula, diariamente, una media de 5.200 camiones, muchos de ellos de gran tonelaje.

Salimos desde Teruel en dirección Cuenca por la carretera N-420 Córdoba - Tarragona. Nos dirigimos hasta el límite de la provincia en el Rincón de Ademuz. Nos encontramos con una vía estrecha, con un arcén invisible, con sinuosas curvas y con bastante tráfico.

Antes de llegar a la primera localidad, vemos reposar sobre el quitamiedos un ramo de flores que recuerda a un joven que falleció en un accidente en este tramo de la N-420.

Malestar en Villastar

Llegamos al primer pueblo que nos encontramos en nuestro paso, Villastar. Nos acercamos hasta el bar del municipio para hablar con algunos de sus vecinos sobre las peculiaridades de la carretera y para que nos expliquen sus demandas.

Hablar de esta carretera en Villastar es siempre un tema que da mucho juego entre sus habitantes que esperan con expectación, o bien que el actual trazado se arregle y se deje en buenas condiciones, o que se opte por la construcción de una nueva vía rápida, la deseada A-40.

Un vecino de esta localidad que vive junto a la carretera explica que los ruidos ocasionados por la gran cantidad de tráfico que alberga esta vía son insoportables, “en casa no podemos abrir la ventana porque esto parece la Feria de Abril, tanto de día, como de noche, entre semana, como los días festivos”. Además, ha indicado que reside con niños pequeños y con personas mayores. “Debemos tener especial cuidado cuando salen a la calle porque los vehículos circulan a mucha velocidad y apenas hay espacio para circular a pie, además, hay curvas cerradas donde es difícil ver si vienen coches”, indica.

Otro vecino nos comenta que él no considera necesaria la construcción de una autovía porque, según dice, “esa carretera no evitaría el tráfico de los camiones que van hacia Riodeva, que seguirían circulando por aquí y no veo que haya tanta circulación como para hacer una autovía”. Por tanto, matiza, “sería mejor que arreglaran esta carretera”.

Villel dividido por una marea de vehículos

Dejamos Villastar y nos dirigimos hacia nuestro destino, la carretera sigue su camino, entre riscos. Nos acompañan paisajes que invitan a la distracción. Sin embargo, las características de esta carretera nos obligan a conducir con máxima precaución. La belleza del entorno intenta explicar, pero sin lograrlo, la negativa que el Ministerio de Fomento emitió el pasado mes de noviembre sobre la construcción de la A-40 por esta zona.

Un ramo de flores recuerda a una víctima mortal de un accidente de tráfico en este tramo

Nuestra próxima parada se produce en Villel. Aquí la N-420 también divide el pueblo. Un señor se anima a hablar con nosotros y nos insiste en que, “tendrían que hacer esta autovía porque por aquí pasan 5.200 camiones cada día, de esta forma sería una vía práctica de unión entre Teruel, Cuenca y Madrid, que estaría más alejada del pueblo”.

Un hombre que sale a pasear con su hijo comenta que, en caso de que esta autovía se construya, “tardará muchos años en hacerse, pero arreglar el trazado es urgente y muy necesario, puesto que es una carretera nacional que debería estar en buenas condiciones desde hace años”.

Libros, imposible apartarse

Continuamos nuestra ruta hacia Libros. Entramos a una tienda de comestibles. Allí nos encontramos con un comercial de una empresa de alimentación, que realiza sus rutas por esta carretera cada dos semanas. Le preguntamos cuál es su percepción sobre esta carretera y nos dice que para él, “es horrible porque los trailers circulan a chorro y no caben” Lo peor, ha señalado, “sucede cuando te cruzas con un camión en una zona de curvas, hay que parar y arrimarse, porque se ven obligados a invadir el otro carril para pasar”. Indica, también que “al no haber arcén, el espacio es muy limitado y casi no puedes apartarte”. Además, añade, “cuando te encuentras de frente con estos vehículos tan grandes parece que se te van a comer”.

Este vendedor nos confiesa que ha visto de todo en este tramo y considera que esta carretera es “la más peligrosa que queda de todas las que son de estas características y teniendo en cuenta la gran cantidad de tráfico que acoge, porque ni la han ensanchado, ni tiene arcén”.

Respecto a la siniestralidad de la N-420 a lo largo de estos 40 km, este comercial turolense señala que se ha encontrado con cinco o seis accidentes en dos años y que él mismo sacó a una víctima mortal de un vehículo que se había salido de la vía cerca de Villastar.

Un señor mayor que entra a esta tienda de Libros a comprar nos advierte de que “hace tanta falta la reparación como el comer porque no se puede salir caminando por esa calle y esta vía no es para albergar tanto tráfico”. Como anécdota nos cuenta que tiene un huerto junto a la carretera y un día que su esposa y él estaban allí, vieron que iban a encontrarse en ese punto un camión que subía y un coche que bajaba y que no podían pasar a la vez. “Tuvimos que arrimarnos de espaldas a una valla para que pudieran pasar y a mi mujer le rozaron y se asustó mucho, porque creía que la atropellaban”. Irónicamente, añade, “se nos llevarán algún día y no nos enteraremos”.

La zona de Villel y Libros es considerada por los vecinos como la peor, porque aquí existen muchos puntos en los que dos vehículos no pueden pasar al mismo tiempo y uno se ve obligado a detenerse para que pase el otro.

En Libros, somos testigos de que estos testimonios son ciertos, un gran trailer tiene que atravesar una curva dentro del mismo pueblo y, nos vemos obligados a echarnos a un lado, porque el conductor no tiene más remedio que invadir nuestro carril para ganar la distancia del giro.

Como por arte de magia

Ya casi hemos acabado nuestro trayecto. Llegamos al Rincón de Ademuz. Aquí sucede algo casi mágico, esta carretera estrecha y serpenteante se ensancha, justo después de atravesar la señal verde que nos anuncia que ya estamos en tierras valencianas. Esta misma carretera vuelve a transformarse en un nido de curvas en otro tramo de la provincia de Cuenca.

El patrimonio natural de los Montes Universales merece un respeto y un cuidado para que sus encantos perduren. Ese mismo respeto debería mostrarse también hacia las personas que mantienen vivo este entorno y que, en pleno siglo XXI demandan que se les escuche. Porque ellos también tienen derecho a disfrutar de unas comunicaciones dignas.