Tras la huella de las cárceles y del pan por el Matarraña

Tras sufrir varios cambios en el programa, “La ruta de las cárceles y el pan del Matarraña”, dirigida por el historiador y escritor Jesús Ávila Granados, se ha desarrollado a lo largo de los pasados días 1, 2 y 3 con un éxito rotundo de participación –una veintena de personas- y el descubrimiento de los rincones más atractivos de la zona.

Teruel.- Un grupo formado por una veintena de personas ha seguido a lo largo del fin de semana “La ruta de las cárceles y el pan del Matarraña”, organizada por el historiador y escritor Jesús Ávila Granados junto con la Librería Serret de Valderrobres y La Penya del Corb de Fuentespaldas. Tras los cambios de última hora sufridos en el programa, el itinerario se ha realizado de forma exitosa y sus participantes han descubierto algunos de los rincones más atractivos y mágicos de la zona, como el horno más antiguo del Maestrazgo, ubicado en la localidad de Cuevas de Cañart.

Además del Matarraña y del Maestrazgo de Teruel, la visita se ha prolongado hasta la comarca de Terra Alta, en Tarragona, con el fin de transmitir a los excursionistas “diferentes conceptos de la historia no oficial relacionada con los templarios, aunque igualmente se han visitado hornos de pan tradicionales y una bodega emblemática de la localidad de Lledó”, ha explicado Ávila Granados.

Uno de los objetivos del historiador era reproducir la ruta que emitió el pasado mes de abril el programa “Cuarto Milenio” del canal Cuatro de televisión. En este sentido, Jesús Ávila confeccionó un recorrido que aunaba misterio y tradición, historia y actualidad.

Los participantes en la ruta visitaron Monroyo

Del sur del Matarraña al Maestrazgo

Así pues, el pasado viernes, día 1, los participantes de la actividad se desplazaron hacia el sur del Matarraña, donde visitaron los municipios de Monroyo y Torre de Arcas. En este último, comenta Ávila Granados, admiraron “su interesante Museo de Horno de Pan Cocer, que, aunque documentado en el siglo XVIII, con toda probabilidad se corresponde con una instalación mucho más antigua, sin duda medieval”. A las afueras, se encontraron con la ermita de San Bernardo de Claraval, “una construcción octogonal del siglo XVIII sobre los cimientos de un santuario templario –sostiene el experto-. Precisamente en su interior, se conserva un fresco de pintura alusivo al momento en que San Bernardo entregaba los estatutos al primer maestre templario, Hugues de Payns”.

A continuación, la excursión se trasladó al Maestrazgo a través de Aguaviva hasta la villa de Castellote. En esta población se halla el torreón del Temple que, a juicio del historiador, “es visita obligada”. “Desde sus habitaciones superiores es posible contemplar el castillo, también templario, que se alza sobre la creta de la montaña”, añade.

Y del castillo al horno de pan más antiguo de la comarca, ubicado en Cuevas de Cañart. Jesús Ávila mantiene que se trata de un vestigio del pasado con “posible fundación judía y relacionado con el Temple; como también la ermita de San Blas, destruida por un rayo en el siglo XVI”.

El horno de la familia Llerda, ubicado en Cretas

En el ecuador de la comarca

Jesús Ávila Granados recorrió junto con el grupo el centro y el noreste de la Comarca del Matarraña durante el sábado, día 2. “Visitamos el horno de la familia Llerda, en Cretas, y degustamos sus exquisiteces reposteras; luego nos fuimos a Lledó para ver las bodegas de la casa Crial y de regreso a Valderrobres visitamos la villa medieval”, cuenta.

La ruta vespertina discurrió por Arnes y Horta de Sant Joan, en la Terra Alta tarraconense. Según indica el especialista, “Arnes le debe su nombre a la apicultura, también rinde homenaje su escudo a los templarios; y Horta de San Joan, con su santuario de San Salvador, es considerado el principal recinto religioso templario en el antiguo Reino de Aragón; su subida en 45 escalones al santuario es una ascenso a la espiritualidad interior; los magos templarios conocían muy bien las claves del conocimiento”, manifiesta.

De regreso al Matarraña, ya al atardecer, los visitantes se detuvieron en La Fresneda, “pueblo que también rinde culto a los templarios, como recuerda su nombre (el fresno era el árbol sagrado del Temple)”, cuenta Ávila Granados. En este municipio, recorrieron el casco antiguo y se acercaron hasta la panadería de la familia Dilla.

En Ráfales

El domingo, día 3, fue una jornada dedicada a la visita exclusiva a Ráfales, “donde se celebraba una feria dedicada a las hadas; de gran interés por la diversidad de los temas que allí se dieron cita, relacionados con la salud física y espiritual de las personas”, narra Jesús Ávila.

De nuevo, visitaron la cárcel y se desplazaron hasta la iglesia de la Virgen de la Asunción, donde pudieron admirar las restauraciones ejecutadas en el edificio sacro. Allí vieron también “el baphomet que domina un canecillo superior” y contemplaron “una lápida decorada con la estrella de Occitania (cruz de doce puntas) en una pared exterior del templo”, explica.

Con esta visión, se clausuró “La ruta de las cárceles y el pan del Matarraña” y, como ha señalado el historiador y escritor, “con grandes deseos de volver a la convocatoria del año próximo”.