Las alteraciones del pensamiento provocadas por estancias en gran altura perduran al menos seis meses

El proyecto aragonés "Himalaya 2008" ha demostrado que las alteraciones mentales provocadas por la estancia a gran altura perduran, al menos, seis meses. El proyecto, además, estudia otras variables médicas, psicológicas y de seguridad. Por otro lado, sus promotores han denunciado la escasa ayuda médica que se ofrece a los montañistas.

Zaragoza.- El proyecto aragonés “Himalaya 2008” ha trabajado con cuatro expediciones de la Comunidad (sexagenarios al Mera Peak, los Mayencos de Jaca, Grupo Militar de Alta Montaña y la de Carlos Pauner) que este año han afrontado retos en altura de distinto nivel y está analizando consecuencias en la percepción del riesgo y en aspectos fisiológicos y psicológicos. Aún se están evaluando los datos obtenidos y recopilando otros de la fase después del regreso pero una de las conclusiones que se ha extraído es que las alteraciones en el pensamiento que provocan las estancias a gran altura perduran hasta seis meses después. Así lo ha explicado el psicólogo del equipo multidisciplinar que lleva a cabo el proyecto, Pedro Allueva.

Por su lado, la doctora María Antonia Nerín está estudiando cómo se ven afectados algunos indicadores como el balance hídrico, saturación de oxígeno y de otros parámetros sanguíneos, hormonales y antroprométricos. Una de las afirmaciones que ha realizado la doctora es que “por encima de los 5.000 ó 5.500 metros no hay vida de forma permanente y todo el tiempo que se pasa por encima de los 6.000 metros se produce un deterioro psico-orgánico”. Incluso, Nerín ha informado que todos los alpinistas que ha evaluado “presentan hemorragias retinianas, lo que significa que hay un sufrimiento importantes, que se reabsorben en 15 ó 20 días, además aumenta la frecuencia cardiaca de base y se tarde un tiempo en saldar la deuda de oxígeno que se ha creado”.

En lo que se refiere a la percepción del riesgo, el responsable del proyecto en esta materia, Alberto Ayora, ha recordado es una variable subjetiva y depende de factores como el peligros que se haya asumido. “Por eso esa percepción varía después de regresar de las expediciones”, ha indicado. Ayora ha ofrecido datos como que uno de cada diez personas fallece descendiendo el K-2 o que se produce una muerte cada cinco expediciones a picos de 7.000 ó 8.000 metros. Por eso, ha apostado por “trabajar adecuadamente la percepción del riesgo” para ganar en seguridad. De este modo, este punto del proyecto busca cómo incrementar la seguridad de los montañeros.

“El Proyecto Pauner se ha terminado”

El proyecto “Himalaya 2008” venía respaldado por el Gobierno de Aragón a través de la Dirección General de Investigación, Innovación y Desarrollo pero han criticado la falta de apoyo a los alpinistas que se dedican a los ochomiles. El más duro de todos ha sido el doctor José Ramón Morandeira. “Este proyecto ha sido un éxito total en la parte que hemos podido desarrollar- ha apuntado- pero los medios puestos por esta Dirección General tenían que haberse complementado”. Según Morandeira, las expediciones del GMAM y la de Carlos Pauner no se cumplieron todos los objetivos porque “se vieron desprotegidas de apoyo” y ha destacado que “ha faltado el pelo de un conejo” para costar la vida a alguien.

Además, el doctor ha opinado que “Carlos Pauner no volverá a intentar un ochomil si no le recuperamos psicológicamente”. Ademas, ha asegurado que “el proyecto Pauner se ha terminado y Aragón se ha quedado sin un ´catorceochomilista` y los otros doce que tuvo se han matado”. Por último, ha mantenido que él va a desaconsejar a Pauner que vuelva “porque no cuenta con el apoyo técnico necesario”.