La cuenta atrás del milagro

Hace diez años decidieron tomarse un descanso y cuando parecía que ya no volverían, se produjo el milagro. Héroes del Silencio vuelven a los escenarios y su confidente y amigo Matías Uribe ha repasado toda su trayectoria en “El sueño de un destino”. Un libro, editado por Heraldo de Aragón, repleto de curiosidades y anécdotas.

Zaragoza.- “Las ansias de modernidad de la recién estrenada democracia y sobre todo los ecos de la new wave británica y de la Movida madrileña (…) abonan, milagrosamente, el desierto y en él brota el grupo de rock más grande de la historia musical española”. Con esta rotundidad empieza Matías Uribe el primer capítulo de “El sueño de un destino”, el oportuno y particular libro de memorias que sale al mercado coincidiendo con el regreso de Héroes del Silencio a los escenarios.

“La memoria es sombrero de prestidigitador. Los recuerdos se parecen, en parte, a la realidad y, en el futuro, el pasado será solo lo que uno recuerde”, escribe Enrique Bunbury en las primeras páginas del volumen. Precisamente, para evitar que todos recuerden lo que fueron y lo que son, y que nadie caiga en medias verdades o en errores (Uribe explica cómo algunas revistas han señalado hace pocos meses que los Héroes llenaron el Bernabéu cuando nunca tocaron allí), Matías Uribe decidió desempolvar sus archivos y empezó a escribir la historia jamás contada.

“El sueño de un destino”, editado por Heraldo de Aragón y realizado por Gabesa, también recoge varios reportajes, entrevistas y críticas publicadas por el rotativo regional. Asimismo, hace especial hincapié en la imagen mostrando un gran número de fotografías que repasan la trayectoria de Héroes del Silencio.

Los primeros cuatro años de los 80 constituyen el punto de partida de “El sueño de un destino”. Juan Valdivia toca la guitarra en Autoservicio y Enrique Bunbury con 15 años es el batería en Rebel Waltz, lo que trae de cabeza a sus padres desde el mismo día que apareció en casa con el bombo, los timbales, los platos y las baquetas que había comprado a un compañero del colegio.

Pronto cambia la batería por el bajo, lo que le permite entrar a formar parte de “Zumo de Vidrio” con Juan y Pedro Valdivia. Un día, en un ensayo, coge el micrófono y se arranca con David Bowie con tal éxito que sus compañeros lo encumbran también como el segundo cantante del grupo. Sin embargo, su debut es un fracaso que termina con el desmantelamiento del grupo y con el principio de un nuevo trío.

Héroes del Silencio nace oficialmente en 1984 en una casa vieja y abandonada del barrio de Delicias. Las primeras canciones que componen son “Héroe de leyenda”, “Olvidado” y “Hologramas” y su primera entrevista la publica Heraldo del Lunes el 28 de enero de 1985. En ella, confiesan que se llaman así “porque queremos romper el silencio que hay en Zaragoza en cuanto a rock y pop” y Enrique se presenta ya con su apellido artístico. “Transforma su apellido Ortiz en Bunbury, no por culpa de Oscar Wilde, como se dice, que todavía su cultura no es tan opulenta como para haber leído al autor de ‘La importancia de llamarse Ernesto’, sino por una chica, Eva Bunbury”, subraya Uribe.

Uribe apostó en seguida por la banda

Una clarividente entradilla

Graban su primera maqueta y en seguida se la llevan a Matías Uribe para que la escuche y la emita en su programa radiofónico. “Enseguida percibo que hay filón”, confiesa Uribe en el libro. Poco después ganan la fase provincial para el Festival de Benidorm (aunque serán eliminados en la final) y el propio Matías Uribe les entrevista en octubre de 1985 para el suplemento Semanal de Heraldo de Aragón con un sugerente titular, “En busca del triunfo”, y una clarividente entradilla: “Se llaman Héroes del Silencio, son zaragozanos y buscan afanosamente el triunfo. Lo tendrán”.

Joaquín Cardiel se incorpora al trío y Bunbury sigue dando quebraderos de cabeza a sus padres, como recuerda Uribe, ya que suspendió las siete asignaturas de COU en el colegio de Fomento Montearagón. Al mismo tiempo, Pedro Valdivia abandona el grupo para dedicarse a sus estudios de Medicina y buscan rápidamente a otro batería: Pedro Andreu. Ya están los cuatro Héroes, que incluso lograron que el entonces alcalde de Zaragoza, Antonio González Triviño, les pagara la tercera maqueta.

El 10 de octubre de 1986, Héroes del Silencio tocan por primera vez en el campo de fútbol de la Romareda como teloneros de Franco Battiato y de El Último de la Fila. Y una exitosa actuación en la sala En Bruto acaba por conseguir que un grupo aragonés fiche por una multinacional, EMI. Un año después, también para las fiestas del Pilar, tocan como teloneros de Puturrú de Fuá en el paseo de la Independencia.

“Héroe de leyenda”, un mini LP, es el primer disco que ve la luz en 1988 con una portada que EMI se ve obligada a cambiar unos meses después. Al año siguiente, “El mar no cesa” se convierte en el primer LP de Héroes del Silencio y logra vender 150.000 copias.

Siguen componiendo nuevos temas para el trabajo siguiente y llaman a Matías Uribe para que los escuche, como él mismo relata en el libro: “En el mes de marzo me invitan a que escuche las canciones y les dé mis impresiones. Acudo al local la tarde del 23 y, dos días después, proclamo a los cuatro vientos que Héroes, tras oír las siete canciones nuevas que interpretan en plan miniconcierto privado, y yo como único espectador ¿y juez?, tienen el futuro plenamente asegurado”. Sin embargo, cuando Bunbury le pide un artículo para promocionarse por Europa, Uribe no es tan optimista: “Mis cortas entendederas no divisan ni creen que fuera tengan algo que hacer. Efectivamente yerro estrepitosamente como un analfabeto en un concurso cultural”.

El mes de octubre ha marcado la historia de Héroes del Silencio

Como estrellas en La Romareda

El 9 de octubre de 1991 volvieron a subirse al escenario de la Romareda, arropados por cerca de 30.000 personas, con un segundo disco bajo el brazo: “Senderos de traición”, con el que vendieron más de medio millón de copias en España y otras tantas en Europa. Uribe recuerda en el libro las muchas dificultades que hubo para que Héroes actuara en el campo de fútbol y comenta que sólo 200.000 pesetas tenían la culpa para llegar a un acuerdo.

“Una vez conseguido, con el disco anterior, un sonido espectacular y personalísimo, único en España, Héroes se proponen investigar, retorcer sus cerebros a la búsqueda de nuevos caminos sonoros. Cargan pilas en Oriente y Occidente, se emborrachan de ideas musicales y de ingenio y en Londres alumbran un disco magistral: ‘El espíritu del vino”, escribe Uribe como presentación del sexto capítulo del libro. Y continúa: “Europa se rinde definitivamente al encanto de los cuatro zaragozanos, abren la puerta de México y el mismo Príncipe de Asturias los recibe en el palacio de la Zarzuela”.

Uribe señala, además, que durante esos años empiezan a surgir las primeras tensiones en el grupo y narra una cena en el piso de soltero de Enrique Bunbury: “Me invita a cenar y hay que ver la escena: se coloca un delantal y se pone a freír unas croquetas congeladas y unas choricetas. Mientras anda en la labor, en un momento dado, me mira y me suelta en plan coña: ‘Mira que si me vieran mis fans…’. Bunbury en zapatillas, con delantal y ante la sartén. Sí, es una estampa inimaginable en una estrella del rock”.

La siguiente etapa de la banda está marcada por la reclusión en Benasque. Uribe asegura que salen cargados de nuevas ilusiones y estrategias, “quizá no con todas las asperezas interpersonales limadas, pero sí dispuestos a seguir formando piña”. De la localidad ribagorzana y de otra reclusión en la campiña inglesa nace el cuarto LP, “Avalancha”, que se presenta en el Centro Cultural Delicias el 20 de septiembre de 1995. Al año siguiente, Héroes del Silencio anuncia una etapa de descanso de unos tres años.

Y han terminado siendo “diez años de oscuridad y borrasca para unos y de resplandor para otros, para Bunbury en concreto, que durante la ausencia de Héroes rubrica una fecunda carrera en solitario”, escribe Uribe. Una década durante la que las reediciones se suceden y los fans siguen comprando discos y esperando el milagro de la reunificación. El 10 y 12 de octubre ese milagro se vivirá en Zaragoza.