Opinión

Efervescencia femenina

Tras las manifestaciones del 8M, en las cuales han participado miles de mujeres y algún porcentaje de hombres, no me gustaría dejar pasar la ocasión para una profunda reflexión acerca de todo ello, de sus motivaciones, apoyos, disidencias y fracturas.

Me gustaría invitar a un grupo determinado de personas de ambos sexos a sentarse en un sillón, en torno a una mesa, con un café, té o lo que quisieran, e intentar pensar acerca de todo este fenómeno, su repercusión mediática, sus objetivos y reivindicaciones, su futuro y el de nuestras sociedades occidentales, pues al fin y a la postre, no vivimos solos en el mundo.

¿Quién puede estar en contra de una plena igualdad de oportunidades vitales y laborales entre ambos sexos?; ¿quién puede estar en contra de que los más capaces, hombres o mujeres, ocupen los mejores puestos de dirección en el ámbito público y privado?; ¿quién puede estar en contra de que desde la más tierna infancia se desarrolle la potencialidad individual, intelectual y emocional de un hombre o una mujer?; pues efectivamente muchas personas no creen en ello ni por asomo, creen en el colectivismo.

En España, un alto porcentaje de mujeres, a partir de una cierta edad cercana a los 40 años, no trabajan y si lo hacen están en el sector público, donde gozan de derechos de conciliación, días de asuntos propios y bajas laborales, que difícilmente pueden disfrutar en el sector privado. Me parece no haber oído ninguna propuesta al respecto.

¿Por qué una mujer u hombre funcionario da derecho a la asignación de lugar de trabajo al cónyuge, en pos de la conciliación y no lo da la mujer u hombre que trabaja en el sector privado?

La mayoría de las mujeres que disfrutaron del 8M eran amas de casa, funcionarias y estudiantes, aparte de las paradas, ¿dónde estaban las cirujanas, comadronas, policías, controladoras y las profesionales de sectores estratégicos y críticos para el normal funcionamiento de la sociedad?

¿Quién se puede negar a una justa igualdad de mérito y oportunidades entre sexos? Sí, cierto, los hay que se oponen y de qué manera. Pero igual que ellos, los hay que creen que es falso el asunto de los satélites geoestacionarios, ya que argumentan de que la Tierra es plana, y que sea redonda es una conspiración mundial.

La ideología feminista en sus varias vertientes, incluso supremacistas, buscan subvertir y transformar el mundo que conocemos por otro muy distinto. Un mundo de libre aborto, elección del sexo, cambio de roles, matriarcado en algunos planteamientos, y demás puntos ideológicos con los que se puede estar o no de acuerdo, aunque será obligatorio como asignaturas en los colegios para los mancebos y mancebas estudiantes.

Es una opción vital, que al parecer, sigue un inexorable curso hacia su imposición como nueva cosmovisión occidental. En un mundo en el que el eurocentrismo ha dejado de existir, ya que somos la periferia del centro de gravedad económico mundial cerca de China, la demografía como la ley de la naturaleza se impone con absoluto estilo aséptico.

Para el año 2050, cerca del 40% de la población mundial profesará la religión musulmana en el mundo, y en  Europa, los europeos seremos cerca del 8% de la población mundial. No puede negarse el derecho natural, por la misma lógica, a que Europa acabe siendo musulmana, a ritmo demográfico.

Entonces, todos estos planteamientos de cierto feminismo que estamos viendo actualmente ¿dónde quedarán? Llegará un momento que serán incompatibles con otra cosmovisión del mundo y de la vida. En una religión que respeta la tradición, la familia y el orden social.

¿Hemos visto por los medios de comunicación estas manifestaciones feministas en los países musulmanes o de otras religiones?

No acabo de ver claro lo de reivindicar una igualdad a caballo de subvertir todo el orden, salvo que se tenga muy en cuenta y de forma meridianamente clara lo que acabo de decir, y ya se haya pensado en las soluciones y respuestas.

La algarabía a veces choca con la madura reflexión.