Fernando F. Méndez de Andés: "Aragón necesita acuerdos políticos que garanticen su crecimiento económico"

Las decisiones políticas tienen gran influencia en la economía. En los últimos tiempos, la crisis, la incertidumbre y la desafección han evidenciado más la relación entre ambas variables. El economista de la IE Business School Fernando F. Méndez de Andés, analiza la situación aragonesa y global, aportando recetas útiles para el futuro.

Zaragoza.- La economía y la política han tenido siempre un papel relevante y entrecruzado en la historia. Por un lado, líderes de todo el mundo deben gestionar las finanzas para atraer inversiones y lograr un desarrollo óptimo en sus países. Mientras, a su vez, la propia actividad económica influye en las políticas, modificándolas.

En los últimos años, este vínculo se ha intensificado por la crisis económica y la desafección ciudadana, realidades actuales que mezclan ambas ciencias y que sin duda tienen un impacto considerable en los gobiernos y, por ende, en el conjunto de la sociedad. En el caso de Aragón, la despoblación, las comunicaciones y la transición energética son algunos de los retos relevantes a los que la política de nuestra Comunidad debe hacer frente y que tienen una influencia directa en su estratégica economía.

Sobre las dos doctrinas y su convivencia reflexiona el doctor en Ciencias Económicas y profesor de Economía y Finanzas del IE Business School, Fernando Fernández Méndez de Andés, realizando un análisis de la situación política y económica en Aragón, así como en el ámbito internacional. Recientemente, participó en un Foro ADEA en Zaragoza.

Pregunta.- Presentó recientemente en un Foro ADEA una ponencia sobre la relación entre la política y la economía, ¿existe hoy una gran distancia entre ambas? 
Respuesta.- Hay decisiones políticas que se toman con objetivos políticos a corto plazo que ponen en peligro el crecimiento económico a corto, medio y largo plazo. Y esa realidad es más evidente en la actualidad que hace tan solo un mes, sin duda. Veo un problema de objetivos. Tenemos una política dominada por el corto plazo, por la maximización de los resultados en un tiempo reducido. Es una situación política muy fluida, con varios partidos que no se sabe dónde van a estar dentro de unos meses o un año. Esto lleva a tomar decisiones populistas cuyas implicaciones económicas a medio plazo, no creo que se desconozcan, pero se desprecian. No les resultan relevantes a ciertos políticos. 

P.- Aquí en Aragón, la política se ha contagiado del contexto nacional y han aparecido nuevos partidos, ¿qué impacto han tenido? ¿Se consolidarán o volverán a ser hegemónicas las formaciones tradicionales?
R.- Me da la sensación de que el sistema electoral actual, salvo que se cambie, tiende a primar a los grandes partidos. También por supuesto en regiones como Aragón. Por lo tanto cuando pasemos un periodo de tiempo, que no tiene por qué ser corto, de consolidación, acabaremos teniendo de nuevo dos grandes ejes vertebradores de la política española. Uno en el centro-derecha y otro en el centro-izquierda. Que sean las actuales formaciones o no, es lo que desconozco. La discusión circula sobre cuáles serán los partidos que vertebrarán cada una de las posiciones ideológicas. Pero, tal y como está sostenido el sistema, creo que en largo plazo es muy poco posible que existan fuerzas de centro con suficiente representatividad mas allá de unos cinco diputados. La gran novedad es que han aparecido a ambos lados partidos colocados en los extremos, pero al final el sistema electoral los penaliza. Tenemos el ejemplo del PCE, que obtuvo una gran cantidad de votos en el pasado pero que apenas recibió representación. 

Sobre despoblación, el economista asegura que hay que generar incentivos que atraigan inversión y talento
Sobre despoblación, el economista asegura que hay que generar incentivos que atraigan inversión y talento

P.- La política afecta sin duda a las decisiones económicas. En Aragón la transición energética es un ejemplo, ¿cómo ve la gestión del cambio económico en las áreas mineras? 
R.- No acabo de compartir que hayamos decidido tan rápido apostar como país por la transición energética. Me parece que es una decisión política no reflexionada, que tiene costes muy altos a corto plazo. Que además ya se intentó en el pasado con la estrategia solar y eólica, registrándose un déficit de más 30.000 millones de euros. Es evidente que vamos a un mundo de transición energética, de sustitución de hidrocarburos por energías renovables. Pero no tenemos que ser ni lo más rápidos ni los que más gastemos en ese tema. En el caso de Aragón, el impacto de la reconversión sería mayor si se tratara de la industria automovilística, el motor de Aragón. No creo que lo sea tanto ante el cierre de las térmicas. Porque en ese caso se puede plantear una paulatina salida renovable, en la que además la región destaca considerablemente, planteando proyectos que den nuevas oportunidades a las regiones mineras. Y Andorra es un buen ejemplo. Aragón puede liderar con el tiempo en esta materia a nivel nacional e internacional. 

P.- Otra gran cuestión que une a economía y política es la despoblación, que también sufre la Comunidad aragonesa y que lastra el crecimiento, ¿cómo frenar este fenómeno? 
R.- Es un tema complejo. Primero hay que ser realistas y pensar que a corto plazo no existen los milagros. No es un fenómeno que podamos evitar precisamente mañana. Nada que podamos hacer con inmediatez va a cambiar tendencias migratorias o demográficas de los últimos 50 años. Porque por ejemplo el problema de la despoblación de Aragón no es de ayer. Otro punto es que contamos con tecnologías que permiten deslocalizar la producción, por tanto que permiten a las personas trabajar fuera de los núcleos tradicionales. Por tanto, todo lo que permita que el trabajador esté más preparado y formado para acceder a nuevos empleos que vertebren los territorios, es positivo. Esto incluye políticas educativas directamente relacionadas con la innovación, políticas fiscales que favorezcan el talento y también políticas que apuesten por un sector primario innovador, modernizado y relacionado con la ecología, sector muy boyante en la actualidad. En resumen, hay que ser conscientes de la importancia de esta problemática y generar incentivos que atraigan la inversión y el talento, sin vender falsas expectativas. Explicar primero con detenimiento por qué Aragón pierde población y después tomar las decisiones políticas adecuadas para lograr repoblar poco a poco la región. 

P.- ¿Qué falla para que exista tal desigualdad en las inversiones entre comunidades? 

R.- La política. Tenemos grandes diferencias entre regiones. Hay comunidades por ejemplo que tienen AVE en todas sus capitales de provincia, que además critican un supuesto déficit de inversión. Otras, como Aragón, cuentan por el contrario con unas infraestructuras nada acordes al tiempo que vivimos. Creo que para lograr una mayor igualdad interregional es necesario presentar acuerdos políticos, con el mayor consenso posible entre formaciones, que garanticen el compromiso público con todos los territorios. 

El economista es doctor en Ciencias Económicas y profesor de Economía y Finanzas del IE Business School
El economista es doctor en Ciencias Económicas y profesor de Economía y Finanzas del IE Business School

P.- Aragón es un área empresarial estratégica, donde la logística, la industria y el sector primario son claves, ¿qué consejos daría a la región para crecer en el futuro? 
R.- Los intercambios energéticos me parecen claves. Aragón puede aprovechar su gran liderazgo en el tejido industrial y en logística para lograr mayores conexiones con Francia. Creo que es un punto que multiplicará sus posibilidades económicas. Ahora mismo otras regiones fronterizas capitalizan esa ventaja, pero, por su centralidad y desarrollo , es evidente que la región aragonesa tiene mucho margen para crecer en una industria de interconexión que le una todavía más a Europa. Lo mismo se puede decir del Corredor Cantábrico-Mediterráneo o del Canfranc. Veo lógico agilizar que Aragón tenga un ramal que le permita conectarse a esta unión ferroviaria tan importante, que une el norte de Europa con el Mediterráneo. Hace falta compromiso y constancia. Esto último lo saben bien los nacionalistas. Yo no comparto en absoluto sus tesis, pero son muy perseverantes. La exigencia política y los objetivos claros, facilitan los avances y las conquistas regionales. 

P.- España, Europa y el resto del mundo se hallan sumidos en la incertidumbre, resaltó en su ponencia, ¿cómo salir de esta espiral negativa? 
R.- Estoy convencido de que con crecimiento económico. Y es el gran problema que observo en la política de nuestro gobierno. Así como con algunas políticas internacionales que parecen haber contribuido a reducirlo. Pongo un ejemplo práctico muy sencillo. Si no hay crecimiento económico, toda cuestión económica es una lucha por la distribución. En pocas palabras, si la tarta permanece estable, solo puedo lograr aumentar mi trozo si se lo quito a alguien. Esa situación genera un enfrentamiento político, una crispación y un cainismo brutal, además de hacer peligrar la economía. Si aumentamos la tarta, la cuestión cambia. Entonces es posible decidir cuánto nos comemos cada uno, pero todos salimos ganando. Porque podemos pagar mejores sueldos, recaudar más para invertir más y todo ello sin subir impuestos, pudiendo generar mayores políticas sociales. 

P.- Para finalizar, ¿cuál es su receta para crear economías sólidas e inmunizadas? 
R.- Creo que hay dos cuestiones fundamentales. Por un lado hay que aumentar la capacidad de ahorro de la economía, tanto en el ámbito público como en el privado. Por tanto hay que reducir el déficit y la deuda públicos, así como aumentar la tasa de ahorro privado de los individuos. Es muy importante porque permite que no dependamos de la financiación internacional ni de los tipos de interés, pudiendo generar inversión nosotros mismos y evitando las amenazas externas. Por otra parte, son claves la educación, la productividad y la competitividad. Necesitamos mucho más políticas de oferta que políticas de demanda. Los ciclos económicos se repiten, es inevitable, pero poniendo en marcha políticas como estas es más fácil no entrar en recesión y tan solo generar desaceleraciones graduales y suaves.