Opinión

El crimen de Fuentes de Ebro

Un nuevo homicidio, ocurrido en esta ocasión en el conocido pueblo aragonés de Fuentes de Ebro, dispara las alarmas y la indignación popular.

Un nuevo homicidio, ocurrido en esta ocasión en el conocido pueblo aragonés de Fuentes de Ebro, dispara las alarmas y la indignación popular.

Esta vez un enfermo mental (al menos eso nos confirman los medios de comunicación), que había abandonado por su cuenta el tratamiento médico, ha dado muerte a su propia madre y luego, tras un inexplicable y absurdo encierro en el mismo lugar de los hechos, ha sido detenido por la Guardia Civil. Hasta ahí la noticia, vamos al trasfondo.

Cuando escribo estas líneas desconozco los pormenores exactos de lo sucedido, pero tras mis treinta y dos años como psiquiatra clínico y como psiquiatría forense, no me han extrañado los hechos sucedidos, hechos que, por cierto, se vienen repitiendo desgraciada y alarmantemente en los últimos días.

¿Por qué ocurren este tipo de actos criminales? Pues porque a veces (más de las que creemos) el enfermo mental grave; es decir, aquel que no tiene conciencia de enfermedad, decide por su cuenta abandonar el tratamiento, reactivándose entonces los síntomas psicóticos (ideas delirantes, alucinaciones, trastornos de conducta, etc.) y convirtiéndose, cuando ello ocurre, en un sujeto peligroso, sobre todo, para sus familiares mas cercanos, como hemos podido ver.

La solución relativamente sencilla, como ya hemos venido exponiendo en diversos medios de comunicación y foros científicos, sería regular el tratamiento involuntario ambulatorio del enfermo mental, de tal forma que, sin llegar a tener que proceder a su ingreso, se le pudiera obligar a un cumplimiento terapéutico adecuado y controlado por los servicios sanitarios. Y si este se interrumpe, proceder a las medidas coactivas necesarias para su reinstauración.

Este cambio legislativo no es difícil de poner en practica, es más, en mi opinión resulta bastante sencillo. Pero hay que querer, hay que “mojarse” y, sobre todo, hay que darle la importancia real que este problema tiene. Importancia que no solo estriba en la potencial (y real) peligrosidad de conductas homicidas como la ocurrida en Fuentes de Ebro sino porque el enfermo, cuando abandona motu propio el tratamiento, empeora seguro y ello supone un nuevo ingreso, más sufrimiento personal, incremento del gasto sanitario y, como hemos visto, incluso hasta un peligro vital para la sociedad.

Lo triste es que para este tipo problemas parece no haber sensibilidad social, solo hay espanto y comentarios crueles y absurdos. En unas pocas horas, la indignación pasará porque otra nueva noticia “impactante” recabará de nuevo nuestra atención, y así van pasando lo días.

Insisto, es urgente regular el Tratamiento Involuntario del enfermo mental severo. Es perentorio tomarse en serio el problema de la enfermedad mental descompensada. Solo así se podrán evitar hechos tan tristes y tremendos como el acontecido estos últimos días en el cercano y querido pueblo aragonés de Fuentes de Ebro.