Opinión

Bullying en la sociedad y no solo en la escuela

El bullying escolar está de moda. Estos días se habla más que nunca del bullying con campañas que llegan hasta nuestras panaderías en forma de camisetas o de bolsas con algún slogan. Pero, ¿Es este un fenómeno nuevo? ¿Es un fenómeno muy extendido? Mi respuesta es que no, que el acoso escolar ha estado lamentablemente siempre presente en los colegios en forma de insultos, desprecio o agresiones físicas (esconder los libros, quitar el bocadillo, reírse de alguien, o pegarle en el patio del recreo).

El bullying escolar está de moda. Estos días se habla más que nunca del bullying con campañas que llegan hasta nuestras panaderías en forma de camisetas o de bolsas con algún slogan. Pero, ¿Es este un fenómeno nuevo? ¿Es un fenómeno muy extendido? Mi respuesta es que no, que el acoso escolar ha estado lamentablemente siempre presente en los colegios en forma de insultos, desprecio o agresiones físicas (esconder los libros, quitar el bocadillo, reírse de alguien, o pegarle en el patio del recreo). Y tampoco es muy extendido, pues aunque no hay datos bien contrastados sobre el fenómeno, podemos afirmar que en general, al menos en los centros educativos de Aragón, la convivencia es buena. Pero eso no quita para que el fenómeno no sea importante.

Ahora bien, el bullying no es solo cosa de los colegios o institutos, no, sino que es la manifestación en la escuela del acoso que se da, en ocasiones, en toda la sociedad. Entre todos, entre todas, hemos construido una sociedad de las cosas más que de las personas. Una sociedad materialista en la que lo que vale es tener, ser o estar por encima de los demás. De ahí la necesidad social por el dinero, la fama o el poder. En nuestros días, por ejemplo, es más importante tener dinero para un coche mejor, que tiempo para gastar con los amigos. 

El acoso se da en todos los grupos humanos, más o menos, pero se da. Así, en la familia, cuando nos juntamos a comer en una celebración grande, siempre hay algún primo o alguna cuñada que no nos gusta que se siente junto a nosotros y, por ello, evitamos ese lugar en el que él o ella se sienta y, si conseguimos mantenernos alejados, entonces muchas veces aprovechamos para criticarla, para reírnos de ella. En el trabajo, ocurre lo mismo en una comida de empresa, en la que intentamos colocarnos con aquellas personas que nos llevamos mejor evitando a esas otras que no nos caen bien. Pero, también, en la fábrica o la oficina ocurre con frecuencia que a alguna persona, por su apariencia, su cultura o su forma de hablar, entre todos, la aislamos, criticamos e incluso, aunque sea de forma verbal, la agredimos. Y esto lo hacemos para sentirnos más cerca de la mayoría, más integrados en nuestro grupo, pues comprobamos que teniendo un enemigo enfrente, es más fácil seguir unidos. Este fenómeno se puede dar también en el vecindario, en los clubes, en las asociaciones, en casi todos los agrupamientos. Pensamos que haciendo de menos a alguna persona, nosotros vamos a ser más. 

La realidad de los datos de investigación que nos presentan los estudios científicos en psicología positiva son bien distintos. Autores como Seligman o Fredrickson, nos señalan que nuestra felicidad y nuestra influencia en los demás dependen de lo contrario. La psicología nos dice que nos hacemos más grandes y más felices, cuando integramos, cuando aceptamos, cuando incluimos, cuando reconocemos que juntos somos más fuertes. 

Llegará el día, estoy seguro de que abandonaremos el acoso social en las familias, en las empresas, en el vecindario y, de este modo, acabaremos con el bullying escolar.