Opinión

Otra dimensión

Arranca este noviembre con recuerdos para los que ya no están entre nosotros, y con visitas a camposantos de tradición católica, a cementerios sin apellido, que albergan los restos de quienes nos precedieron y esperan, según el epitafio "descansan esperando a los suyos", que refería un profesor a propósito de la visita a cierta famosa necrópolis.

Arranca este noviembre con recuerdos para los que ya no están entre nosotros, y con visitas a  camposantos de tradición católica, a cementerios sin apellido, que albergan los restos de quienes nos precedieron y esperan, según el epitafio “descansan esperando a los suyos”, que refería un profesor a propósito de la visita a cierta famosa necrópolis.

No se conocía entonces, o por lo menos no se estilaba, el rito de esparcir las cenizas tras la cremación del finado, por lo que sería justo añadir, a los destinos de visitas del recuerdo, la vuelta al entorno en el que se depositaron, quién sabe si por deseo expreso del fallecido, o vaya usted a saber por qué, y así animamos nuevos nichos de mercado, nunca mejor dicho.

A vueltas con el recuerdo, la ausencia de nuestros seres queridos suscita también interrogantes ligados a la existencia y su sentido. Por más que las calabazas y los disfraces cadavéricos vayan copando el campo visual, y parezca que la cotización a la baja de otros símbolos anuncie lo que ya ha sucedido, el terreno de las convicciones mantiene intacta su esencia.

Y tal vez sea momento, en unos tiempos en los que predomina la sociedad líquida, en el que tantas realidades que parecían sólidas se han desvanecido,  de volver los ojos a lo fundamental, a las preguntas por el sentido, si es que no se han evaporado de la profundidad de nuestra inquietud.

En cualquier caso, necesitamos recuperar aquello que reclamamos a las generaciones más jóvenes, la capacidad crítica, el interés por hacer preguntas y por buscar respuestas, la ilusión por volver a construir y formar parte de un horizonte compartido que dé sentido.

Para ello necesitamos de otra dimensión, y también de la otra dimensión. Al fin y al cabo, nuestra realidad humana no está completa solamente desde la inmanencia, y aquí es donde cobran sentido e importancia las preguntas por el más allá o la otra vida. Pero también otras como para qué estamos en este mundo.

Hace unos días se hacía público el retorno de la asignatura de Filosofía al currículum escolar. Nunca debió desaparecer. Como otras concesiones que se determinan desde los ámbitos del poder político, el asunto ha pasado factura. Pero aún estamos a tiempo de construir un mundo mejor. Es cuestión de mimbres.