Opinión

Sociatismo

Sí, Sociatismo. Llevo una temporada pensando en la evolución del mundo occidental desde la época de las monarquías absolutas hasta el día hoy y me he percatado de que los principios básicos del absolutismo son, esencialmente, los mismos que han seguido comunistas, socialistas, fascistas, nacionalistas y demás movimientos políticos/económicos basados en lo social/estatal e, incluso en lo racial y lingüístico, que nacieron y se desarrollaron con todo su esplendor en los siglo XIX y XX.

Sí, Sociatismo. Llevo una temporada pensando en la evolución del mundo occidental desde la época de las monarquías absolutas hasta el día hoy y me he percatado de que los principios básicos del absolutismo: 1. Concentración de poderes en una persona (Rey-Estado); 2. La intervención de dicho Rey-Estado en la economía (monopolios y regulación estatal de la actividad económica privada) y en las relaciones privadas y públicas de los habitantes de dicho Estado fijando la moral y los comportamientos socialmente aceptados (con gran ayuda de la Iglesia en los países católicos) y 3. La imposibilidad de ser propietario para aquellas personas que no eran parte de los estamentos privilegiados) son, esencialmente, los mismos que han seguido comunistas, socialistas, fascistas, nacionalistas y demás movimientos políticos/económicos basados en lo social/estatal e, incluso en lo racial y lingüístico, que nacieron y se desarrollaron con todo su esplendor en los siglo XIX y XX.

En el fondo, dichos movimientos e ideologías se utilizaron y utilizan con un único objetivo: que unos pocos iluminados, y con la excusa de ser los salvadores de la sociedad, país, humanidad, mundo, universo, etc., acaben con quien tiene el poder en un momento determinado (ya fuera un rey absoluto, un zar, el Estado español, un decadente y fallido sistema liberal clásico,…) para apropiárselo ellos de modo indefinido, absoluto y totalitario a través de un partido político único o hegemónico y/o un líder autocrático (el amado líder).

En dichos sistemas el individuo no existe, no ostenta derecho ni potestad alguna fuera de los que el régimen marca, no puede pensar ni actuar libremente e, incluso, en los regímenes colectivistas no puede ser propietario individual. El Estado/partido/líder supremo es el que impone qué pensar, cómo actuar, qué producir y a quién odiar (y como no lo sigas las consecuencias son variadas: muerte, aislamiento y/o desprecio social, destierro forzoso o inducido, pobreza,…). Solo aquellos que indica el partido/Estado pueden enriquecerse y disfrutar de bienes y privilegios, soliendo ser éstos, aparte de familia, paisanos y amigos, los que más fervientemente sigan las consignas oficiales, razón que explica la repentina transformación de mucho catalán en "indepe" con la única mira de no ser unos parias en una Cataluña "indepe" y de aprovecharse de los privilegios prometidos por sus amados (y descerebrados) dirigentes.

Elementos necesarios para que el asalto al poder por parte del líder supremo y sus secuaces pueda tener éxito son, primero, un pueblo castigado y oprimido (y si es pobre, mejor) por alguien o algo (sea real o no) al que hay que derrotar y exterminar y, segundo, tras ese derrocamiento (o incluso antes como pasa en Cataluña por ser España, todavía, un Estado extremadamente débil y acomplejado), para confirmar y retener el nuevo poder, mucha población cuyo sustento básico dependa del Estado; gente que sea dominada y dominable para que siga, apoye, vitoree y vote (si el sistema es una “democracia” meramente nominal) a aquellos.

En resumen, todos esos movimientos, los cuales deberían ser prohibidos y perseguidos en cualquier país civilizado, buscan una sola cosa: el poder total y absoluto, focalizado en un Estado/partido único/amado líder, el cual se ejerce sobre una pobre población gobernada y dirigida  como un ente amorfo, dominado, dependiente y sin voluntad. Para alcanzar dicho poder se debe deponer, normalmente con violencia, a un previo poder existente (ya sea otro poder absoluto monárquico como en la Rusia de los Zares, ya sea un poder fallido y empobrecedor como era el liberalismo clásico o ya sea, directamente, un Estado democrático como España en el caso de los nazionalcatalanistas) para lo cual hay que demonizar al contrario y, de ese modo, justificar el asalto al poder. No voy a negar que a veces es fácil demonizar al poder que se quiere derrocar porque realmente es nefasto pero no nos podemos dejar engañar por cantos de sirena pues quienes así quieren alcanzar el poder solo buscan sustituir, muchas veces, un mal gobierno por otro igual de malo o peor (como pasó en Cuba o actualmente en Venezuela, países que pasaron de Guatemala a Guatepeor).

Para concluir, les dejo una cita de un tal A. Hitler, un amado líder en su tiempo, para aquellos que todavía no consideren que el nazismo (y el fascismo) eran movimientos anticapitalistas y con una concepción social de la sociedad y de la economía: “Nosotros somos socialistas, somos enemigos del sistema económico capitalista actual porque explota al que es débil desde el punto de vista económico, con sus salarios desiguales, con su evaluación indecente de un ser humano según tenga riqueza o no la tenga, en vez de evaluar la responsabilidad y la actuación de la persona, y estamos decididos a destruir este sistema capitalista en todos sus aspectos”.

Ahí queda eso.