Opinión

Petón y el homenaje al Huesca

Hablar con Petón del ascenso del Huesca es casi como adentrarse en una de sus novelas, porque siente que con ello salda una “deuda” y pone a los personajes de su historia en el lugar que les corresponde. Mi conversación con Petón en esta entrevista también es un homenaje a mi padre, que falleció recientemente y que era un amante del fútbol. Además, admiraba a todas aquellas personas que eran constantes, humanas y trabajaban por y para los demás, como lo hace José Antonio Martín Otín.

Hablar con Petón del ascenso del Huesca es casi como adentrarse en una de sus novelas, porque siente que con ello salda una “deuda” y pone a los personajes de su historia en el lugar que les corresponde.

Mi conversación con Petón en esta entrevista también es un homenaje a mi padre, que falleció recientemente y que era un amante del fútbol. Además, admiraba a todas aquellas personas que eran constantes, humanas y trabajaban por y para los demás, como lo hace José Antonio Martín Otín.

Cuando él fichó por el Huesca no pudo jugar en primera y, ahora, cuando se considera futbolista de corazón, ha podido cumplir su sueño y aupar al equipo a la categoría con la que soñó cuando tenía 21 años.

Cree que toda su vida es un aprendizaje para llegar a ese punto en el que la razón pueda equilibrar a la pasión, lo sentimental, lo emotivo. “Las emociones fluyen de una manera espontánea y la razón al final las pone en equilibrio”, afirma. Como buen humanista renace por ciclos, siempre unido a su ámbito más querido.

Siempre que publico una entrevista en mi blog, lo hago con un análisis de la comunicación no verbal de mi interlocutor, porque transmite una valiosísima información que creo que no se debe perder…

En esta ocasión, Petón me recibe y me indica con la mano derecha, movida por el lado racional del cerebro, dónde me sugiere sentarme. No ordena, pero gestiona el espacio con una sonrisa y con mucha inteligencia emocional. Él se sienta haciendo un ángulo recto y con vistas hacia la ventana de su despacho, en la que se ve ondear la gran bandera de España de la Plaza Colón. La posición entre los dos es colaborativa.

Al principio de la entrevista, Petón se reclina sobre el respaldo de su sillón, echándose hacia atrás, adoptando una posición de cautela. Sus movimientos son constantes, propios de una persona con gran actividad cerebral, que tiene que dar salida al exterior por las neuronas motoras, a su aparato locomotor. Curiosamente, lo que más mueve Petón son las manos y las extremidades superiores. Siendo futbolista sus piernas se anclan al suelo y mantienen una posición de equilibrio. Su rostro es altamente expresivo: continuas elevaciones de cejas, propias de las personas creativas e innovadoras; una sincera sonrisa de Duchenne, para generarse serotonina; y unos ojos, que utilizando la bella definición de Aristóteles “ventanas del alma”, me levantaron las cortinas hacia su interior.

A medida que la entrevista avanzaba, Petón se sentía más cómodo e interesado, y cuando empezamos a hablar de la inteligencia emocional se echó hacia delante, invadiendo mi espacio y buscando en mí el conocimiento que poseo sobre el tema. El tono de voz que empezó con fuerza y vitalidad, pronto se fue serenando, modulando y haciendo unas inflexiones con su energía acústica que se convirtieron en caricias para mi tímpano. Los gestos de Petón me han enseñado que es diletante.

Para mí, una de las entrevistas más aleccionadoras en la conjugación de la emoción y la razón.