Pepa Martínez: "Los científicos no somos personas mirando avutardas en la pizarra, movemos la economía"

María José Martínez es doctora en Física y forma parte del departamento de Materia Condensada del ICMA. Fueron sus hermanas científicas quienes le inculcaron la ciencia. Desde entonces, Pepa estudia el origen de las cosas, bajo las leyes de una ciencia "hermosa". Una ciencia "clave" para el progreso, no siempre suficientemente respaldada.

Zaragoza.- María José Martínez –aunque todos la llaman Pepa- es doctora en Física dentro del departamento de Materia Condensada del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (ICMA), en donde aterrizó gracias a la Fundación Araid (Agencia Aragonesa para la Investigación y Desarrollo). Se declara a sí misma estudiosa y científica por vocación. Una vocación que vio alimentada desde pequeña, en casa, gracias a las historias que sus hermanas mayores, también científicas, le narraban. Desde entonces, Pepa estudia el origen de las cosas. Su dinámica carrera la ha llevado por Europa, y su afán por el saber, a descubrir fenómenos de alto impacto en la comunidad científica.

Por su trayectoria fue galardonada el pasado año con el Premio Aragón Investiga. Una investigación a la que está actualmente muy ligada, sin dejar escapar detalle, ni a escala nanoscópica. Ella observa el todo desde lo apenas perceptible y reivindica mayor financiación para que la labor de otros sea también visible. Considera la cuántica la ciencia más hermosa, y “el descubrir”, la chispa de la evolución. Porque si todo lo entendiéramos ya, “sería un aburrimiento”.

Pregunta.- Las mentes científicas, ¿nacen o se hacen?
Respuesta.- Las mentes, desde luego, se hacen. Y, por supuesto, tiene que gustarte. A mí las ciencias me han llamado siempre la atención. Se me daban bien las Matemáticas y me gustaban la Biología y la Medicina, aunque esta la descarté porque me mareo al ver sangre. Al final terminé decantándome por la Física, porque creo que es la ciencia más bonita que hay. Es la que explica el porqué de las cosas, la que abarca todo, la que el ser humano ha intentado desarrollar para intentar entender el universo, el origen. Sin necesidad de recurrir a religiones, mitos o leyendas. Es una ciencia sincera, ya que lo que no puede explicar lo reconoce y punto. Aun así, pienso que para dedicarse a esto, tener los imputs adecuados es un factor determinante: buenos profesores, un entorno favorable. En mi caso, ha sido relativamente sencillo y natural, porque tengo otras tres hermanas científicas. Dos de ellas matemáticas, y otra física nuclear. Las personas que nacen en un ámbito ajeno a la ciencia, y aun así se dedican a ella, tienen mucho más mérito.

P.- ¿Fueron sus hermanas su referencia?
R.- Muy probablemente, sí. Aunque también mis profesores. En concreto, mi hermana la segunda, que también es física, de pequeña me contaba cuentos siempre con rasgos más científicos, por ejemplo, sobre el origen del universo, de la vida. Las cuestiones básicas que un niño se pregunta. Tenía un libro sobre ello, y me leía, me explicaba, charlábamos sobre el Big Bang y la formación de las estrellas. Me ilustraba sobre cómo a partir de ellas se forman los elementos de la tabla periódica y de ellos los planetas y luego nosotros. Si activas la curiosidad del niño, al final se gesta la mente científica.

P.- Y casi inherente a esa curiosidad es la investigación, ¿qué significa para usted?
R.- Ahora es algo muy diferente a la de la época clásica. Los científicos actuales han llegado a un nivel de especialización muy elevado, pero se carece quizá de una visión más global. Es decir, ahora estamos muy especializados en un tema muy concreto, y no como los antiguos científicos, eruditos en muchos temas. Ahora sabemos mucho sobre algo, pero menos sobre el todo. Ya no hay Einsteins. Por eso, aunque puede que progresemos en un ámbito muy pequeño, el avance en sí no resulta atractivo. Y es comprensible, porque resulta ser una parte minúscula de ese todo. Pero, cuando estás metido en el tema, encuentras la belleza en ese minúsculo fenómeno.

P.- ¿Y cuál es su fenómeno? ¿En qué anda metida?
R.- Llevo varias líneas de investigación, por ejemplo, desarrollando sensores sensibles al campo magnético. Yo en concreto lo aplico al estudio de señales magnéticas pequeñas, producidas por partículas magnéticas minúsculas, a escala nanoscópica. Eso es interesante de por sí porque son sensores que tienen aplicación a un amplio rango de la ciencia, como tratamientos médicos -para combatir tumores-, en computación, -para las memorias-, o como agentes de imagen -para resonancias magnéticas-. También, dentro del ámbito astronómico, para la detección de ondas no visibles del universo, rayos x, o para hacer actuadores para asimismo detectar elementos como explosivos o la pureza en el aire de ciertas moléculas. Hay muchas partículas muy interesantes, pero que son muy difíciles de observar, y estos sensores facilitan esa observación.

Su actual trabajo se basa en la observación de fenómenos bajo las leyes cuánticas
Su actual trabajo se basa en la observación de fenómenos bajo las leyes cuánticas

P.- ¿Leyes cuánticas?
R.- Esto en concreto es un fenómeno totalmente cuántico, que no se llegó a entender hasta que se comprendieron las leyes de la física cuántica. El funcionamiento del sensor se basa en la superconductividad. Es decir, una propiedad que hace que los materiales al ser enfriados a bajas temperaturas conduzcan la electricidad sin pérdidas. El sensor le confiere unas propiedades a un anillo hecho de esas materias superconductoras, que le hace muy sensible al campo magnético. Esto es, que si yo lo pongo cerca de un campo magnético minúsculo, me dará un voltaje proporcional. Permite ver propiedades de partículas magnéticas que no puede ver de ningún otra forma. Me parece complejo explicar o transmitir por qué lo que uno hace es interesante. Al hablar de un astrofísico todo el mundo intuye la belleza de ese trabajo. Pero lo cuántico es más complejo -literal y metafóricamente,- de ver. Aunque es hermosa.

P.- Y ahora esa observación la desarrolla en el departamento de Física de Materia Condensada del ICMA...
R.- Sí, la Física de materia condensada es una ciencia muy completa y este departamento, en concreto, me gusta mucho, porque, digamos, es más casero. Tú puedes hacértelo todo. Los físicos de astropartículas o astrofísicos, por el contrario, necesitan grandes instalaciones y grandes equipos. Los experimentos de materia condensada son más manejables, puedes fabricar tu muestra, medirla y analizar resultados de manera muy autónoma. Se acerca a la ciencia clásica. Es una física muy bella, es la física del cómo funciona la materia. Incluye todas las leyes de la física cuántica, que está detrás de las propiedades conocidas de la materia, que vienen y van.

P.- Y usted, ¿adónde ha ido?
R.- Primero fui a Pisa y, después, a Alemania, donde me quedé tres años. En Italia me dediqué a una línea de trabajo que no se sabe muy bien para qué sirve, pero que resultó ser realmente interesante: al transporte de calor en materiales superconductor. En ese sentido, llegamos a observar fenómenos que nadie se esperaba, y que tuvieron mucho impacto en el ámbito de la investigación. Fuimos capaces de demostrar que las corrientes de calor –algo que asociamos al desorden o movimiento, tan contrario a priori a ese aislado y frío mundo cuántico-, exhibían propiedades que eran consecuencia directa de la física cuántica. En Alemania, ya fui desembocando al mundo del magnetismo.

P.- Ahora que está aquí, conoce más de cerca el ámbito local. ¿Cuál es la posición de Aragón en ciencia?
R.- Aragón está al nivel de cualquiera de los mejores laboratorios de España. Al menos, para cómo está financiada la ciencia. España tiene científicos my notables y reconocidos, pero escasea el respaldo económico.

P.- ¿Fuga de cerebros?
R.- Sí, y no es solo que no se apoye, es que se ponen zancadillas. Cada vez empeoran los trámites burocráticos y nos cargan con muchas historias para poder asistir a un simple congreso. El mundo de la ciencia es muy dinámico: viajamos, nos pegamos unos meses aquí y allá. Necesitamos trámites rápidos, pero en lugar de ello, hay muchos obstáculos. Otro tema son los doctorandos, que tardan todo un año en tramitarse una beca. En ese tiempo no cobran, y finalmente optan por irse a otro país donde sí pagan. Dentro de Europa, no somos Reino Unido, Alemania o Italia. Reino Unido es experto en atraer a científicos becados. Nosotros en perderlos. Las trabas que tenemos hacen que la gente abandone o escoja la vida personal.

P.- ¿Eso por qué?, ¿no tiene España tradición investigadora?
R.- No mucho, la verdad. La cuestión es que al existir financiación, el equipo local puede contratar a más compañeros o adquirir la instrumentología “en casa”. Se me ocurre, por ejemplo, comprar el helio al servicio universitario, o los tornillos al taller de la esquina. Es un dinero que vuelve y que contribuye al desarrollo y a la evolución. Desde luego los científicos no somos personas mirando avutardas en la pizarra. Movemos la economía.

Los sensores magnéticos que desarrolla tienen aplicación en tratamientos médicos o computación
Los sensores magnéticos que desarrolla tienen aplicación en tratamientos médicos o computación

P.- En cuanto al porcentaje de mujeres científicas, ¿aprecia diferencia entre países?
R.- En España no estamos ni tan mal. Sin embargo, en el norte de Europa es terrible. Es muy raro encontrar a una mujer que se dedique a la ciencia, tan solo un 2-3%. Eso se traduce en que el ambiente es machista. Yo me he llegado a encontrar con situaciones algo incómodas en ese sentido, como darse por hecho que el jefe sea el hombre. Un fotógrafo confundió a mi estudiante -dirigiéndose constantemente a él para que le diera directrices-, pensando que era quien dirigía al equipo. Fue un poco “¡Oye! que la jefa soy yo…”. En España se asiste más al gráfico de la tijera o “goteo”: al inicio de las carreras investigadoras el número de mujeres es mayor, cerca del 80%, pero termina descendiendo hasta el 20%. Ahí está el misterio. Es cierto que el tema hijos influye, pero también creo que las mujeres nos desmotivamos, porque nos encontramos con muchas dificultades. Es común tener que dar más explicaciones, o necesitar alzar más la voz o llamar la atención para que te escuchen en una reunión. Yo lo aprecio.

P.- Y hay grandes científicas en España…
R.- Pero les ha costado mucho. Una firma de mujer es menos reconocida.

P.- Usted está siendo reconocida. Fue galardonada con el Premio Innovación.
R.-Premian la carrera investigadora. Por ejemplo, que hayas estado fuera, dirigido proyectos, o que tus investigaciones hayan tenido alto impacto, que es como medimos nosotros la calidad científica.

P.- ¿Eso es justo? Teniendo en cuenta que muchos no tienen la oportunidad de proyectarse…
R.- Es muy injusto. Un sistema inventado por alguien que no pensó muy bien. Se recompensa el número de publicaciones, su impacto, el dinero que te han dado. Los que están becados ni siquiera tienen la opción de optar a premios, y quizá llevan a cabo investigaciones mucho más interesantes.

P.- Lo que decía usted antes, se obstaculiza la propia ciencia, y sin ella…
R.- No se evolucionaría. Lo curioso de la ciencia es descubrir, y, sin duda, mejor que haya mucho sin conocer, para que progresemos. Si entendiéramos todo ya, sería un aburrimiento.