Nosotros, los indefensos

Llega el verano y con él la temporada de exámenes, el calor, las vacaciones y los robos en chalets y apartamentos. Aunque irnos de vacaciones es maravilloso siempre se va con nosotros el sentimiento de haber dejado nuestra casa desprotegida de los robos, pero la casa es lo de menos.

Llega el verano y con él la temporada de exámenes, el calor, las vacaciones y los robos en chalets y apartamentos. Aunque irnos de vacaciones es maravilloso siempre se va con nosotros el sentimiento de haber dejado nuestra casa desprotegida de los robos, pero la casa es lo de menos.

Hace unas semanas un vecino de Tenerife tuvo la mala suerte de estar dentro de su casa con su familia cuando dos ladrones armados entraron en la vivienda y amenazaron con matarlos. El anciano para proteger a su familia cogió su pistola y disparó dos tiros de aviso, uno de ellos mató a uno de los ladrones accidentalmente. Este hombre ha sido condenado a más de dos años de prisión.

Todos detestamos la violencia y conocemos sus límites, pero lo que muchos no entienden es la naturaleza de la violencia como herramienta para defendernos de animales u otros humanos menos amistosos. La violencia como arma sólo es criminal cuando la utilizas para hacer acciones criminales, pero al parecer la justicia española prefiere que ante un robo, asesinato o violación nos comportemos con pasividad, o nos defendamos con pistolas de agua y cuchillos de goma-espuma.