Investigadas tres personas por el robo de tarjetas de crédito y uso fraudulento

La Guardia Civil está investigando a tres personas como presuntas autoras de tres delitos de hurto y estafa por uso fraudulento de tarjetas de crédito. Fueron cometidos en establecimientos de Tarazona, Villanueva de Gállego y La Almunia. Actuaban con gran habilidad para memorizar el pin y sustraerlas sin que la víctima se percatara.

Zaragoza.- La Guardia Civil de Casetas está investigando a tres personas como presuntas autoras de tres delitos de hurto y de estafa por uso fraudulento de tarjetas de crédito. Se trata de dos hombres y una mujer, todos ellos de nacionalidad rumana, sin domicilio conocido y con edades comprendidas entre los 43 y los 23 años.

La operación se inició a finales del mes de enero tras tener conocimiento de tres hechos delictivos de idénticas características, cometidos entre los días 5 al 17 de enero, en establecimientos comerciales ubicados en Villanueva de Gállego, Tarazona y La Almunia de Doña Godina.

Las víctimas denunciaron que, tras haber realizado el pago de una compra con tarjeta de crédito e introduciendo el pin, se las habían sustraído y habían hecho uso de ellas extrayendo dinero en cajeros automáticos o, incluso, realizado alguna compra. Los importes superaban los mil euros en cada caso.

La Guardia Civil pudo determinar que los delitos habrían sido cometidos por las mismas personas y con idéntico modus operandi. Fueron llevados a cabo con gran habilidad y cometidos por, al menos, tres personas que actuaban perfectamente coordinados y que, una vez en su poder las referidas tarjetas, hacían uso de ellas de manera rápida. Como resultado de las gestiones realizadas, entre las que se visionaron imágenes de cámaras de seguridad, los especialistas de Policía Judicial lograron obtener la identidad de los tres sospechosos.

Modus operandi

La investigación ha permitido determinar que se trata de un grupo organizado, altamente itinerante, especializado en hurtos al descuido de tarjetas bancarias y estafas mediante la posterior utilización de las mismas, cuyos componentes tienen repartidas las funciones para llevar a cabo los ilícitos.

Estas personas se desplazan en vehículo hasta los establecimientos comerciales y, una vez allí, uno de los integrantes realiza labores de vigilancia y espera en el exterior para, tras perpetrar el hurto, abandonar rápidamente el lugar.

Mientras, otro de los miembros accede al supermercado y capta a su víctima, a la que, una vez en la línea de cajas, la observa cuando introduce el código pin al realizar el pago de la compra y lo memoriza. Posteriormente, cuando la víctima está en el aparcamiento y ha depositado su bolso en el asiento del vehículo, otros dos componentes del grupo se acercan a ella con un mapa y le consultan cómo llegar a otra localidad.

En ese momento de distracción, con mucha habilidad, uno de los miembros sustrae del interior de la cartera la tarjeta de crédito únicamente, dejando el bolso en el mismo lugar que se encontraba. Tras esto, los integrantes del grupo abandonan la zona.

Dependiendo de las circunstancias de las víctimas que eligen, el modus operandi puede variar, pudiendo sustraer la cartera del interior del bolso, si lo ven factible y seguro.

Una vez con las tarjetas en su poder, los miembros de la red se dirigen a cajeros automáticos donde extraen dinero en efectivo o realizan compras en otros comercios. Una acción que llevan a cabo de manera rápida, antes de que la víctima anule las tarjetas bancarias tras percatarse que se las han sustraído.