Zaragoza.- Dos años después de su inauguración, Harinera ZGZ ha abierto dos nuevas plantas para consolidarse como espacio creativo de la capital aragonesa. El coordinador de estas instalaciones, Diego Garulo, destaca que el centro ofrece un espacio donde la gente puede producir su propia cultura y participa en la gestión directa del edificio.
Garulo afirma que la planta baja ya se había quedado pequeña para actividades y para acoger a toda la gente e la ciudad. De este modo, con la ampliación este espacio del barrio de San José, ya suma once residencias cuatro nuevas salas polivalentes y un espacio singular dedicado a las artes circenses.
Pregunta.- ¿Qué supone culturalmente la Harinera para San José y para Zaragoza?
Respuesta.- Supone un nuevo modelo de gestión. Venimos de una tradición en el que desde las instituciones se ofertaba la cultura que se podía consumir. Harinera es distinto y ofrece un espacio donde la gente puede producir su propia cultura y participa en la gestión directa del edificio. Más allá de las propias actividades y todo el volumen de vida que generamos para la ciudad y para el barrio, supone un nuevo contexto que a nivel nacional está teniendo mucho éxito y reconocimiento. En el ámbito local tenemos ahora 50 personas involucradas en esa gestión.
P.- Dos nuevas plantas desde este fin de semana, ¿se había quedado el espacio pequeño?
R.- La verdad es que sí. Empezábamos a estar un poco apurados especialmente por las tardes, moviendo sillas y mesas, buscando nuevos espacios. Ha llegado en un momento, estamos pudiendo experimentar nuevos modelos de gestión con once residencias que acaban de incorporarse y también con espacios singulares como un espacio magnífico para la práctica del circo, que tenemos en la planta primera y que está dándole nuevas posibilidades.
P.- ¿Qué tipo de actividades se realizan?
R.- En la planta calle disponíamos de cinco espacios, un espacio escena, un taller de carpintería, otro de artes plásticas y dos espacios polivalentes para desarrollar actividades que nos proponía la gente a través de un formulario en la página web.
P.- ¿Cómo funciona la gestión directa y la participación de los vecinos en la toma de decisiones en estas instalaciones?
R.- Es un proceso fascinante y es pionero desde la perspectiva municipal. Nos organizamos a través de una asamblea en la que se toman las decisiones de programación, de trabajo, de comunicación y participa el tejido vecinal, las Ampas de algún colegio, la comisión de fiestas, el Ayuntamiento y todas las personas que han querido involucrarse. Todos de igual a igual. Solo puedo decir cosas buenas porque el proceso es apasionante. Hemos aprendido que el gobierno compartido del espacio y aprender a gestionar de igual a igual es muy interesante.
P.- ¿Qué es lo que falta por hacer?
R.- Falta una planta más, la cuarta, que es preciosa y también tenemos un almacén contiguo al edificio con muchas posibilidades. Los procesos de cultura comunitaria se maduran a fuego lento y falta vincular cada vez más a más agentes y a más comunidad del barrio. Tenemos una comisión de enlace vecinal que se ocupa de acercarse a diferentes colectivos, ese es el trabajo que estamos consolidando tanto a nivel de barrio como de ciudad.
P.- ¿Qué plazos se barajan?
R.- No puedo hacer spoilers, pero hemos empezado a trabajar con el arquitecto Teófilo Martín que es el que ha rehabilitado con muy buen criterio las plantas anteriores. Y ya hay un grupo de trabajo dentro de la comunidad, que está pergeñando estos posibles usos y esperemos que a lo largo de lo que queda en 2018 estemos en condiciones de dar alguna buena noticia.
Colectivo Llámalo H
Llámalo H es el nombre del colectivo de agentes culturales que participan en la gestión de Harinera ZGZ. Su portavoz, Cristina Laborda, destaca que el único requisito para formar parte es participar activa y regularmente en las Asamblea de Harinera y en alguna de las comisiones de trabajo creadas para organizarse: Programación, Imagen y comunicación, Proyecto y Enlace vecinal.
P.- ¿Quiénes componen este colectivo?
R.- Somos un grupo de personas, unas 40, de diferentes ámbitos como el mundo del arte, de lo social, asociaciones vecinales… Nuestra misión es con diferentes comisiones repartirnos la programación. Invertimos nuestro tiempo en las comisiones, que son grupos de trabajo. En programación de la Harinera entran proyectos de talleres que nos proponen para hacer en nuestro espacio y lo que hacemos en esta comisión es mirar la documentación, valorarlo y sacar adelante las propuestas que nos lanzan.
P.- ¿Qué tipo de talleres se realizan?
R.- Hay talleres que nos solicitan el espacio y están más tiempo. Hay un taller del que soy la responsable, que consiste en un espacio creativo para gente con discapacidad intelectual, no terapéutico. Conseguimos que nos cedieran el espacio para crear un ámbito para personas así que tuvieran un espacio para crear con unos facilitadores. Ese sería uno de los proyectos que tenemos junto un taller de cómic, quedadas para bordar, teatro comunitario… En verano tenemos un festival de cine mudo y música en directo, que tiene mucho éxito a nivel familiar. Hay también juegos para niños un domingo por la mañana. Es muy variado. Que la gente se meta en la web y lo irá viendo. Es muy cambiante.
P.- ¿Qué criterios se utilizan para elegirlos?
R.- Los vemos a través del formulario. Es una plantilla donde nos dicen el proyecto en sí, a quién va dirigido y el espacio que necesitan. Lo vemos entre todas y vamos decidiendo si se adapta o no se adapta la filosofía. Nos gustan proyectos que decimos de mancharse la mano, que sean creativos, que tengan un componente cultural, que sean colectivos y que tengan algún factor diferencial.
P.- ¿Algún ejemplo?
R.- Flamenco con poesía para mayores de 60 años. En resumen, talleres que no se programan actualmente en otros espacios de la ciudad. No tiene ningún sentido que se hagan en algún otro centro cívico de la ciudad. En Harinera no entraría un taller de música al uso, tendría que tener algún componente diferencial. Las fronteras a veces resultan complicadas, pero la gente que estamos en esta tarea somos voluntarias y lo hacemos con todo el cariño del mundo.
