La Máquina de Bailar lleva a los colegios de Oliver una experiencia para el desarrollo psicomotriz y social

El CEIP Fernando el Católico, en el barrio Oliver, cuenta con un nuevo programa para desarrollar las capacidades psicomotrices y sociales de los niños. Se trata de La Máquina de Bailar, una actividad que utiliza la danza y las artes en movimiento para jugar con el cuerpo, explorar la creatividad y promover la integración de los alumnos.

Zaragoza.- El conocido Festival de Trayectos llega también a los colegios. Y es que en el centro Público Fernando el Católico, en el barrio Oliver, cuentan con un nuevo programa para desarrollar las capacidades psicomotrices y sociales de los niños. Se trata de La Máquina de Bailar, una actividad que utiliza la danza y las artes en movimiento para promover la integración de los alumnos.

Se trata de un proceso creativo y participativo que transforma el recreo, ya que el patio deja de ser sólo un campo de fútbol y se convierte en un escenario para uso compartido. El consejero municipal de Cultura, Fernando Rivarés, ha explicado que este proyecto se enmarca en la danza comunitaria, que es "la utilización de la danza para la consecución de objetivos sociales, de inclusión, de salud pública, integración colectiva o participación social".

"Trata de ser un elemento que genere beneficio ciudadano", ha dicho Rivarés, y se pone en marcha "para que las entidades o colectivos dispongan de herramientas para el cumplimiento de sus fines y para acercar la vivencia artística".La máquina de bailar proporciona a los niños una experiencia para jugar con el cuerpo y explorar la creatividad. La directora del Festival Trayectos, Nati Buil, ha destacado que con la intervención de La Máquina de Bailar "se crea una disposición para experimentar de otro modo con el espacio y el cuerpo, al generar nuevos flujos de desplazamiento que surgen de la imaginación de los niños".

El proyecto está dirigido a niños de 3º de Infantil, y 1 y 2º de Primaria. Esta máquina de bailar ya se utilizó el año pasado en el Colegio Santo Domingo. Ahora, una vez recogidas las conclusiones, la experiencia se amplía a otros centros. El próximo será el CEIP Ramiro Solans.