Opinión

Cumpleaños de Ordesa, con agradecimiento montañés

Ordesa cumplirá años en mitad de una, seguro que fascinante, programación que seguiremos. Pero dentro de Aragón, siento que el enclave sigue siendo más desconocido de lo que parece. Como sucede con los cielos de Javalambre, únicos en el mundo, o el mudéjar para los montañeses y resto de oscenses, aquellos que no salían de cada valle.

Ordesa cumplirá años en mitad de una, seguro que fascinante, programación que seguiremos. Pero dentro de Aragón, siento que el enclave sigue siendo más desconocido de lo que parece. 

Como sucede con los cielos de Javalambre, únicos en el mundo, o el mudéjar para los montañeses y resto de oscenses, aquellos que no salían de cada valle. En Jacetania hasta fechas recientes conocíamos muy poco el Sobrarbe y Ribagorza, con Tena como límite este y Cotefablo como límite de resistencia del estómago de los niños.

Nuestros abuelos ni siquiera llegaban a Panticosa. Era más fácil que hubieran conocido Tetuán, las abuelas ni siquiera Huesca ciudad porque no quintaban.

Sin embargo, por sí mismo, el mundo-trufa con sus carrascas preparadas y perros que la huelen, está creando una corriente de no tan insólita pero fecunda relación entre el norte calizo viejo y el sur de Aragón, geológicamente más volcánico y repoblado por volcánicos navarros. Genera una cosa de comer, un oro que despierta fiebre allá donde pueda darse.
Ahora bien, la combinación de diversidadaragonesa en 400 kilómetros habría que ir a Irán, China o seguramente Nueva Zelanda para repetirla. Cuestión que apenas valoramos sin fundamento ninguno.

Es el cumpleaños de Ordesa y es el momento de poner en valor toda la riqueza geológica de Aragón con este estandarte, que debe representar el surgimiento de un valor de impacto mundial como Goya.

El Geoparque de Sobrarbe es muy visitado en Sorrosal o en el patrimonio de la humanidad citado, queda pendiente potenciar el Sistema Ibérico en las Cuencas Mineras o el Maestrazgo, con el nacimiento del Pitarque como nuestro particular Yosemite rojo-carbón. Más hollado por los buscadores, precisamente, de huellas paleontológicas, la provincia de Teruel es uno de los espacios geológicos mejores del mundo.

La virginidad y silencio de Aragón, la pureza de sus escasas aguas, es un activo tan importante y respetable como el que conduce a las Highlands escocesas a una parte importante del turismo de interior europeo. Alimentos de calidad, aguas termales, incluso esturión… guardan relación asimismo con la isla reserva japonesa de Hokkaido y su paisaje y formas de vida.

Pero volviendo al valorado espacio ordesino, el valle es Patrimonio de la Humanidad también por su cultura ganadera reflejada en la interesantísima Casa de Ganaderos de Broto, los usos tradicionales que alberga son presente con la denominación de origen de la excelente ternera del valle, y deberá reforzarse en el futuro como destino floral. Que como ya he apuntado en otras ocasiones, no tiene nada que envidiar a Sudáfrica en la Península del Cabo, el valle del NandaDevi en India o la balcánica Sierra Pirin en Bulgaria. 

La edelweiss como símbolo de toda la montaña.

Ahora es relativamente sencillo e incluso obligado ser conservacionista, con todas las tensiones de uso que ello genera en el territorio que, precisamente, debe conservar sus usos mixtos y estar en parte humanizado. Conservado por ganaderos.

Pero cuando Ordesa fue inmortalizada por el boticario Ricardo Compairé, por el pirineísta francés adoptado Lucien Briet, cuando en el geoparque nevaba cuatro metros y aconteció la resistencia del “Esquinazau” en la Bolsa de Bielsa, cuando se extraía galena en Parzán y Sobrarbe tenía 15.000 habitantes… era difícil por una gran parte de ellos no vivir la montaña sino como una maldición, como un obstáculo para la supervivencia y pasar a trabajar más fácilmente a Bigorra o Mauleón.

La declaración casi visionaria como Parque Nacional el 16 de agosto de 1918 fue una pionera copia de la declaración de Yellowstone, Banff, el entorno del Cervino, el Glaciar del Montblanc como paisajes protegidos, como santuarios de fauna.

Ahora que un 20% del territorio aragonés goza de una protección casi exagerada por la poca presión humana en el territorio, tocaría recordar al recientemente fallecido botánico catalán Pedro Montserrat Recoder, como el aragonés adoptivo que mejor ha visto los Pirineos Sur, codificando innumerables flores de sus pastos. 

Asimismo a Pedro Pidal, asturiano impulsor de la ley de protección, hermana de la de Covadonga. Tendríamos que hacerle un homenaje-reconocimiento, por evitar la construcción de centrales hidroeléctricas en el Ara y el Arazas, para siempre vírgenes y únicos en Europa.

Y aunque siempre pienso que la cartografía literaria aragonesa está por completarse, qué duda cabe que celebro que se vaya completando por partes. El gran escritor barbastrense Manuel Vilas ha llenado parte de este vacío con su magnífica novela “Ordesa”, que me ha dejado tanto poso-chirbes y describe perfectamente mi proceso hacia reír, abrazar, sufrir, conversar sin tasa y beber sin miramiento que se produce cada vez que subo a Berdún.

Cuando me encuentro con una naturaleza que me empequeñece, me humaniza y me desborda y me diluyo como último exponente de una saga de grandes romanceros y carrilanos por necesidad, como ha sido mi familia y todas...