Opinión

Un mundo fantástico

Hubo otra época en la que, entre las expresiones del momento, se podía escuchar aquella del "tienes más imaginación que Julio Verne". Se utilizaba en referencia a ciertas ensoñaciones manifestadas por el personal menudo, o infantil, en crecimiento. Ya se sabe, cosas de críos.

Hubo otra época en la que, entre las expresiones del momento, se podía escuchar aquella del “tienes más imaginación que Julio Verne”. Se utilizaba en referencia a ciertas ensoñaciones manifestadas por el personal menudo, o infantil, en crecimiento. Ya se sabe, cosas de críos.

Luego ha resultado que el susodicho autor francés, lejos de cualquier atisbo de alienación, ha demostrado ser todo un visionario, un auténtico precursor de la realidad por llegar.

Así que, la frasecita en cuestión, merece ser tomada con ciertas dosis de cautela. Como lo del crecimiento. ¿Quién dice que solo afecta a determinadas edades o fases de la vida?

El caso es que, tal vez por su referencia imaginativa o ensoñadora, la idea de incluir una parte del “mundo Verne” en la última cabalgata que tuvimos ocasión de contemplar en la capital aragonesa, con motivo de la fiesta religiosa de los Reyes Magos, parecía un guiño a esa dimensión de fantasía, tantas veces ausente de este nuestro escenario realista de imitación, el único posible al parecer, en donde se representa este teatro que es la existencia.

Pero resulta que los humanos anhelamos algo más que lo meramente real que nos rodea, y que vemos o tocamos. Necesitamos otras dimensiones del ser, simplemente, para ser más.

Sin ilusión, sin imaginación y sin sueños, somos menos personas, o cuando menos, proyectos inacabados e incompletos de existencia. Y si alguien echa en falta, en medio de este mundo, utopías que generen movimientos renovadores, de cambio, de crecimiento y de progreso, que se pregunte qué hacemos cada día por cuidar las ilusiones, las esperanzas, incluso los gozos, que genera también esta nuestra vida.

Seguro que, como los Magos de Oriente, fantásticos personajes a decir de más de un pequeño, tenemos la posibilidad de seguir un camino para hacer un mundo mejor, y por qué no, fantástico.