Zaragoza.- El fútbol está lleno de buenos propósitos en verano, cuando la temporada todavía no ha comenzado y cada uno se pone una meta en la que soñar. A veces, inalcanzable. Porque acabada la primera vuelta es momento de realizar balance en un Real Zaragoza que no ha sido capaz de superar la décima posición en ningún momento, tras 21 jornadas disputadas, lo que deja bien a las claras es que la calificación no puede pasar de un suspenso claro.
La escuadra dirigida por Natxo González sólo ha sumado 24 puntos en este tramo, alcanzado ya el ecuador, gracias a cinco victorias y nueve empates, acusando gravemente las siete derrotas cosechadas ya. Ni tan siquiera las buenas sensaciones iniciales han servido para que los maños eviten el peligro, situado a día de hoy sólo tres puntos por debajo en una incomodísima decimosexta posición.
De hecho, hablar de playoff a estas alturas resulta una auténtica quimera, aunque en el fútbol todo pueda pasar. Pero la realidad dicta que el sexto puesto vuelva diez puntos por encima de los cosechados por el Real Zaragoza, que el ascenso directo está a 15 y que el liderato, ostentado por la Sociedad Deportiva Huesca, queda ya nada más y nada menos que a 16. Lo que, traducido, es una auténtica calamidad.
La Romareda no es un fortín
Hablando de buenos propósitos, es bastante recurrente el decir que, en su estadio, cada equipo debe construir un fortín del que apenas se escapen puntos. También lo afirmaban los componentes de la plantilla y cuerpo técnico del Real Zaragoza, aunque sus actuaciones están dictando todo lo contrario, resultando bastante cómodo para el rival, al menos, irse con parte del botín de un estadio municipal con más goteras que nunca.
Son diez los encuentros que han disputado los blanquillos como locales en esta primera vuelta en la categoría de plata del fútbol español. Y, en ellos,
Además, el Real Zaragoza ha caído derrotado ante el Cádiz, en un encuentro inevitablemente marcado por las expulsiones de Verdasca y Cristian Álvarez, y también ante un Alcorcón que comenzó fuerte la temporada, pero que poco a poco se va desinflando. Nadie en el club encuentra hasta ahora explicación a esta situación, arrastrada ya durante todo el año 2017. Porque en esos 365 días el Real Zaragoza, en Liga, sólo fue capaz de ganar cuatro partidos. Y el inicio de 2018 no parece haber cambiado la dinámica a tenor de lo visto ante el filial del Barça. ¿Peligra el banquillo? Dos victorias en doce encuentros es el triste bagaje que arrastra el Real Zaragoza en esta recta final de primera vuelta, números que hacen mirar de manera inevitable al banquillo. De momento, nadie se ha pronunciado de manera pública en contra de la figura del entrenador, Natxo González, pese a que ocupe un puesto que depende única y exclusivamente de los resultados en la mayoría de los casos. El propio club emitía un comunicado informando de una reunión entre el Consejo, la dirección general, la dirección deportiva y el propio Natxo González, en el que se ratificaba de manera pública su figura al frente del banquillo y la confianza depositada en él, idéntica situación a la de Lalo Arantegui. Los canteranos toman el poder Quizás de lo poco rescatable en la primera vuelta del Real Zaragoza está siendo el papel que está teniendo la cantera. En este sentido eran varios los que ascendían del Deportivo Aragón al primer equipo en pretemporada y la amplia mayoría se ha hecho con un hueco, no sólo en las convocatorias, sino también en el once titular. Ya a nadie le resulta extraño ver de inicio a Julián Delmás en lugar de Benito, que llegaba a la ciudad del Ebro con la vitola de ser uno de los mejores laterales derechos de la categoría en el Reus, o a Raúl Guti, además de un Jorge Pombo que ya destacaba la pasada campaña con Láinez al mando. O Lasure, cumplidor cada vez que Natxo González le ha dado la oportunidad. Arranca la segunda vuelta Este sábado comienza la segunda vuelta para el Real Zaragoza y lo hará ante el Tenerife en La Romareda. El entrenador de la primera plantilla, Natxo González, admitía en los últimos días que su equipo había llegado al ecuador de la competición con "cuatro o cinco puntos menos" de los que él consideraba que iban a tener a estas alturas de campaña. La esperanza, tal y como explicaba Dani Lasure, es que en el vestuario "hay gente muy joven y con poca experiencia en la categoría", por lo que consideran que los partidos disputados ahora les tienen que dar "un mayor poso". Un poso que se tiene que traducir de manera irremediable en puntos, si no se quieren volver a hacer "los deberes" a última hora, como la pasada campaña, salvando la categoría a última hora con un pírrico empate ante el Girona. Como los malos estudiantes. 
