Pedroches

¿Cuántas veces se le puede engañar al ser humano vendiéndole el mismo producto como innovador? Creo que la respuesta es el “ocho tumbado”.

¿Cuántas veces se le puede engañar al ser humano vendiéndole el mismo producto como innovador? Creo que la respuesta es el “ocho tumbado”. El vestido en Nochevieja de Cristina Pedroche es un claro ejemplo de que a los ciudadanos nos siguen tomando por g-i-l-i-p… (añadan lo que falta). Hay gente ahí arriba que nos trata como a peces, con el chip de memoria máxima de 3 segundos. Da igual el refrito que nos echen de comer porque nos lo vamos a tragar igual, sin paladear, ni rechistar; los asnos una vez más se quedan sin miel.

Pedroche, tu vestido ya cansa; seguro que no tienes tú la culpa porque son exigencias del guión, ni tampoco quiero dirigir mi crítica como si fuese un feminista radical (que cada uno haga con su cuerpo lo que quiera). Sólo digo que si te apetece salir vestida así que salga de ti, no de tus jefes. Ten valor y dilo ahora, no hagas como las actrices de Hollywood que están denunciando ahora el acoso que recibieron hace muchos años. Eso no me vale, esas “luchadoras” son de pacotilla, porque con la ocultación de los hechos hasta ahora, demuestran que han antepuesto el trabajo a su integridad como personas, permitiendo que el acosador haya seguido impune durante décadas ampliando su lista de víctimas.

En definitiva, Cristina: si quieres continuar saliendo todos los años con tu "sorpresivo y originalísimo" vestido… ¡Házlo! Los "peces" seguiremos disfrutando, y el que no se considere pez puede cambiar de canal. Pero recuerda, Pedroche, que lo poco gusta y lo mucho cansa, a no ser que tus muslos sean del valle de "Los Pedroches". De ese jamón no te puedes cansar en la vida (perdón por la cuña publicitaria).