Opinión

La educación en el medio rural

La despoblación de gran parte del territorio aragonés comienza a entrar en la agenda política y social. ¡Ya era hora! Se están realizado profundos estudios, muy interesantes, y es de esperar que sus conclusiones no se queden en el limbo de las buenas intenciones como ha sucedido en otras ocasiones.

La despoblación de gran parte del territorio aragonés comienza a entrar en la agenda política y social. ¡Ya era hora! Se están realizado profundos estudios, muy interesantes, y es de esperar que sus conclusiones no se queden en el limbo de las buenas intenciones como ha sucedido en otras ocasiones.

En esos estudios se resalta reiteradamente la importancia de la educación. De acuerdo. La educación incide directamente en el territorio y favorece el progreso individual y social en varias vertientes fundamentales:

1. Impulso demográfico

En principio y de forma general, el sistema educativo no contribuye directamente a incrementar la población de una localidad, como lo hace el desarrollo de actividades económicas atractivas o la potenciación del sistema de infraestructuras. La instalación de centros educativos se planifica como respuesta a las necesidades sociales y para garantizar el derecho a un servicio público de calidad. La creación de centros docentes es, por tanto,  una “consecuencia” más del desarrollo de otros factores económicos y sociales.

Sin embargo, la educación contribuye a “estabilizar” la población y, de forma indirecta, al incremento poblacional. La falta de instalaciones educativas o la dificultad de acceso a un determinado tipo de estudios impulsa a ciertos sectores de población, generalmente los más dinámicos (parejas jóvenes), a trasladarse a municipios donde exista una mayor oferta educativa. La emigración hacia la ciudad se explica, entre otros muchos factores, por la falta o escasez de servicios educativos en el medio rural. En la mayoría de los casos, cerrar una escuela significa, a medio plazo,  cerrar un pueblo. 

2. Contribución al desarrollo

La formación de recursos tiene una repercusión directa en el desarrollo de un territorio. En un mundo globalizado, el principal activo de un territorio es la cualificación profesional de sus recursos humanos. Una población con un alto nivel educativo, con una formación básica polivalente y con capacidad de aprender, es un colectivo emprendedor que permanentemente se estará planteando nuevas metas. El principal valor de un territorio ya no está tanto en sus recursos materiales y ambientales sino en el conocimiento, en su capacidad de dar respuesta a las necesidades presentes y enfocar con decisión nuevos proyectos de futuro.

La contribución de la educación al desarrollo del medio rural puede ser decisiva. No se trata sólo de formar buenos profesionales, sino de conseguir que esos cualificados profesionales, o al menos una buena parte de ellos, puedan desarrollar su trabajo en el medio rural, evitando así la emigración de recursos de conocimiento que se viene produciendo en el medio rural.

3. Mejora del bienestar

La educación es un bien personal y social. Cuanto más y mejor sea la educación que recibe la población, más posibilidades se le abren a los ciudadanos y ciudadanas para el acceso a las ventajas de la sociedad del bienestar y mejor estarán preparados para sortear los obstáculos que puedan encontrarse en el camino.

La educación puede contribuir a proporcionar un mayor bienestar económico personal y a elevar los niveles de bienestar de un colectivo o de un territorio. Puede, también, contribuir a evitar la exclusión social. Los poderes públicos, por tanto, están obligados a garantizar a todos, sin discriminación, su derecho a una educación de calidad. Es una garantía constitucional que se traduce en considerar la educación como servicio público que debe llegar a todos en igualdad de condiciones y servir para compensar las desigualdades de partida, tanto las personales por cualquier tipo de discapacidad o procedencia como las colectivas por residir en medios socialmente desfavorecidos.

En estos momentos, no existe una efectiva igualdad de oportunidades entre el medio rural y el urbano en cuanto al acceso a la educación en todos sus niveles, grados y modalidades. En los últimos años se ha producido una mejora sustancial en el nivel de vida de la población rural, han mejorado los servicios públicos directos en nuestros pueblos y, gracias a los avances en las comunicaciones, existen muchas más facilidades para acceder a servicios ubicados en las ciudades. Sin embargo, todavía muchos de nuestros pueblos carecen de servicios básicos de calidad y existe una enorme brecha digital entre sectores de población, siendo los menos favorecidos quienes viven en el medio rural.       

4. Tejido social

Desde una óptica de progreso, el bienestar no puede circunscribirse únicamente a desarrollo económico. No puede existir “bienestar” en los sistemas autoritarios, ya que la libertad es un componente fundamental del desarrollo de la persona. La educación puede contribuir a hacernos más libres, tanto en nuestras decisiones personales como en las colectivas. Una sociedad “educada”, en su más amplia acepción, es una sociedad capaz de discernir, opinar y participar en las decisiones que a todos afectan.

La educación puede contribuir, de manera indirecta, a la creación de un tejido asociativo en el medio rural, apenas existente en estos momentos. Desaparecían así los localismos que todavía perviven, aunque cada vez con menos fuerza, y se generarían proyectos colectivos para mancomunar los servicios y plantear líneas estratégicas de desarrollo.