Zaragoza.- Como nuevo presidente de la Denominación de Origen Calatayud, Miguel Arenas, se marca el objetivo de difundir al máximo el patrimonio de estos vinos por todo el territorio, sobre todo en Aragón: "Muchos aragoneses saben que estos vinos son Denominación de Origen pero no los han probado". Eso sí, reconoce que "en cuanto la gente los prueba los tiene como referencia a la hora de volver a consumir".
Arenas tiene 49 años y es informático de profesión. Su vinculación con la Denominación de Origen Calatayud comenzó en 2015 con la celebración del 25 aniversario, ya que se encargó de la comunicación de los actos. Además, ha sido coordinador y gestor de la Ruta del Vino de Calatayud en los últimos años.
Se declara un amante del vino, aunque empezó a beberlo tarde, con casi 30 años. Eso sí, desde que empezó a colaborar con la DO Calatayud asegura que es su bebida favorita. Un amor que le debe llevar a difundir estos vinos para contrarrestar el hecho de que sea una de las Denominaciones de Origen más pequeñas y jóvenes del país.
Pregunta.- Con este nombramiento deja a un lado el marketing para convertirse en el presidente de la DO, ¿cómo afronta el reto?
Respuesta.- Me cogió de sorpresa la propuesta de presentarme pero es un reto que afronto con mucha ilusión. Además, el haber estado ya vinculado a la DO en su 25 aniversario me ayudó a decidirme porque me permitió conocer muy bien las características de los vinos, de las bodegas y a todas las personas que forman parte.
Se pueden hacer muchas cosas, como seguir promocionando los vinos de la DO intentando ponerlos en valor realizando una difusión más profunda. El objetivo es que se conozca en el territorio porque al ser de las más jóvenes y de las más pequeñas de España es menos conocida. También hablo de Aragón, porque mucha gente sabe que los vinos de Calatayud tienen Denominación de Origen pero no han probado sus vinos.
P.- Ante esta afirmación, ¿van a realizar alguna campaña para potenciar el consumo de los vinos en Aragón?
R.- A nivel regional vamos a lanzar una campaña en medios de comunicación con el mensaje de que los vinos de Calatayud son nuestros, de la tierra. La idea que llevamos es seguir con la proyección que se está haciendo en eventos en las principales capitales de España. Otro proyecto es realizar una gran fiesta del vino en Calatayud, de la que todavía habría que definir el nombre, pero creo que es obligado. La DO es importante para la comarca porque hay 800 personas implicadas en el mundo del vino y necesita una jornada festiva y reivindicativa.
P.- Actualmente se exporta más del 80% de la producción de la DO Catalayud. ¿A qué se debe? ¿Se puede revertir?
R.- El dato no se puede revertir. Hay muchas bodegas pequeñas y familiares de la DO Calatayud que hacen vinos muy buenos y que tienen su mercado muy bien definido a nivel nacional. Por otro lado, a algunas les ha resultado más fácil vender en el extranjero porque como es de las más jóvenes, cuando la DO comenzó a comercializarse, ya había bodegas que llevaban años acaparando el mercado nacional. Esto ha facilitado que algunas bodegas hayan proyectado su venta en el exterior y que otras vendan toda su producción en España.
P.- ¿Qué valor añade al vino el hecho de que se produzca, en algunos casos, en viñedos viejos?
R.- Una peculiaridad es que tenemos muchos viñedos viejos, de más de 85 años, pero también hay muchos que son centenarios. Esto condiciona dos factores principales de cada añada: la cantidad y la calidad. Una cepa con cien años no da la misma producción que una joven pero ofrece una calidad especial. Los enólogos lo definen como un factor principal de nuestra DO por los aromas de las frutas y por los colores.
Otra característica es la altura, porque hay viñedos que están entre los 600 y los 1.000 metros. Esto supone que la uva crezca en una climatología extrema, ya que hay una variación térmica que puede oscilar en 50 grados, al alcanzar los diez grados bajo cero en invierno y superar los 40 grados en verano.
P.- Hablando de condiciones climatológicas, ¿cómo está afectando el problema de la sequía a los viñedos?
R.- La sequía ha afectado mucho este año pero las plantas ya están durmiendo. En concreto, en la DO Calatayud han afectado dos cosas en esta cosecha. La primera una helada que hubo la noche del 27 de abril en una de las zonas, la uva sufrió muchísimo y ha supuesto una merma importantísima en cuanto a kilos. A esto se le ha unido la escasez tremenda de agua que ha habido en verano con temperaturas altísimas. Estos dos hechos han provocado que la producción sea un 20% menor. El año pasado se cosecharon 14 millones de kilos y este año se va a descender hasta los 11 millones.
P.- Si el problema de la sequía no cesa, ¿puede acabar siendo un problema para la DO?
R.- Por la climatología de nuestras viñas, al estar en altura, tampoco es que los años de grandes lluvias les hayan beneficiado. Las viñas que tenemos yo creo que aguantarán el tema de la sequía si persiste, aunque vamos a pensar que esto va a acabar, que pronto llegarán épocas de lluvias y que se va a normalizar. No solo por las viñas sino también por las personas, porque podemos tener problemas.
P.- Ante estas circunstancias adversas, ¿puede incrementarse el precio del vino?
R.- El precio puede variar al haber mayor demanda y escasez, pero no especialmente. Este año se está hablando mucho en todas las denominaciones de que el precio va a subir mucho por la escasez y es que ha habido en territorios donde las pérdidas han sido del 80 o del 100%. En mi opinión no tiene por qué subir el precio porque cuando una bodega tiene su marca establecida y de repente sube el precio, el consumidor puede buscar otra alternativa y deja de tenerlo como referencia. Yo entiendo que los productores contendrán el precio para que no haya variaciones y seguir cada uno en su propio mercado.
