El cupo Vasco

Los nacionalismos en España llevan muchos años siguiendo una hoja de ruta preconcebida. La última etapa reivindicativa dio comienzo hace cuarenta años y su primer logro fue conseguir la falsaria denominación de históricas para algunas nacionalidades, engañando a los constituyentes que, en su afán por igualar a todas las regiones como Autonomías, quizá no advirtieron que estaban renunciando a la igualdad pretendida y ayudaban a su idea supremacista.

Los nacionalismos en España llevan muchos años siguiendo una hoja de ruta preconcebida. La última etapa reivindicativa dio comienzo hace cuarenta años y su primer logro fue conseguir la falsaria denominación de históricas para algunas nacionalidades, engañando a los constituyentes que, en su afán por igualar a todas las regiones como Autonomías, quizá no advirtieron que estaban renunciando a la igualdad pretendida y ayudaban a su idea supremacista. Su segundo éxito fue la sobrerepresentación en el Parlamento convirtiéndoles en bisagra vital para Madrid, proporcionándoles réditos económicos y competenciales sin que renunciaran al victimismo. En esa trampa cayeron todos los gobiernos democráticos y, por lo visto, lo que te rondaré morena.

Grave error fue dejar en algunas manos desleales la competencia de educación y quien diga que en ciertos lugares no se ha usado para adoctrinar miente con descaro. El único fin del nacionalismo es la autodeterminación y toda cesión supondrá subir un peldaño más de su hoja de ruta. Saben que el camino será arduo, pero seguirán con el convencimiento de que antes o después lo lograrán. A veces se precipitan –primero Ibarretxe y ahora Junts pel Sí y la CUP–  pero sabrán ser pacientes. Irán quemando etapas y avanzando con cada crisis; no reblarán y por eso las posturas equidistantes solo sirven para prolongar la agonía del estado. Solo cabe un no rotundo al nacionalismo, mayor presencia y una nueva pedagogía adecuada desde el estado. Necesaria sería la unidad real de los constitucionalistas, hoy imposible, de lo que ellos seguirán sacando partido.

El nuevo cupo vasco solo es más de lo mismo. Será constitucional pero no se sabe cómo se cuantifica y parece desproporcionado por escaso. El PP lo ha negociado para poder aprobar los presupuestos, el PSOE lo acepta porque mañana puede estar en el mismo trance y por ser rehén de sus pactos, C´s se ha opuesto sin éxito y el resto sigue a lo suyo ¿No sería mejor para cualquier oposición sacar provecho para sí de una negociación de los presupuestos que oponerse por sistema? Pero todo sigue igual y la hoja de ruta independentista sigue su marcha imperturbable.