Antonio Laguarta: "Mi satisfacción en estos años no es haber hecho amigos, sino contribuir a que mejore Aragón"

Antonio Laguarta es el presidente de la Cámara de Cuentas de Aragón desde su creación, hace siete años. Cumplido ya su mandato, hace balance convencido de haber ejercido el cargo con independencia, imparcialidad y neutralidad. Se siente orgulloso de haber puesto en pie una institución que es aceptada y reconocida por los aragoneses.

Zaragoza.- La Cámara de Cuentas de Aragón inició su andadura en 2009. Pocos meses después se nombró a sus primeros gestores. Antonio Laguarta, inspector de Hacienda de profesión, se convirtió así en su primer presidente. Desde entonces ha ejercido su cargo, tal y como él asegura, con independencia, imparcialidad y neutralidad.

Tanto Laguarta como los dos consejeros que le han acompañado al frente de la institución, ya han cumplido con los seis años de mandato que fija la norma. De hecho, la designación de sus sucesores acumula un retraso de año. Cuando llegue el momento, se irá orgulloso de haber conseguido que una institución, a la que ha guiado desde su nacimiento, haya sido aceptada y reconocida por la sociedad aragonesa.

Asegura que no ha recibido nunca presiones de ningún partido político. Eso sí, cree probable que pudieran desconfiar de su gestión al principio, pero con los años han demostrado que su único interés es mejorar la gestión pública.

Pregunta.- En estos años al frente de esta institución, ¿qué ha sido lo mejor y lo peor?
Respuesta.- Lo mejor ha sido llegar a darme cuenta con los años de que se reconoce la labor de la institución. El haber nacido desde cero una institución que es una pieza de cierre fundamental en el sistema democrático y que haya sido bien aceptada en la Comunidad Autónoma y se reconozca nuestra aportación. Lo peor es que nacimos en época pobre, cuando no había recursos, y estos años nos hemos movido con mucha escasez. No hemos podido llegar a todo lo que vemos necesario llegar.

P.- ¿Hasta qué punto ha podido llegar su sentimiento de frustración en estos años?
R.- No he sentido frustración. Sé que no ha sido una tarea sobre rosas pero creo que de año en año nos hemos ido consolidando y hemos cumplido y aportado bastante a la sociedad aragonesa.

P.- Sin embargo, usted reivindica continuamente, por ejemplo, mayor capacidad de sanción a las instituciones que no cumplen. ¿Por qué cree que muchas de sus demandas no se materializan?
R.- Me hubiera gustado que en ese terreno se hubiera avanzado, pero veo que es la tónica general en toda España, incluso en el Tribunal de Cuentas del Estado, que lleva funcionando dos siglos. Como mi experiencia anterior fue la de inspector de Hacienda, sé lo que entonces hacer frente a un ciudadano que no hacía caso. Allí, a los que no cumplen les puedes poner en vereda. Sin embargo, en la Cámara de Cuentas lo único que podemos es manifestarlo, y no tenemos ninguna capacidad para reconducir la situación.

P.- ¿Comprende la falta de profesionalidad de aquellos que se ocupan en un pequeño municipio de la gestión de sus cuentas?
R.- No es deseable. Voy a decir que es comprensible porque sabemos la evolución que ha habido en décadas y porque el papel que hacen los ayuntamientos es fundamental y básico. Muchas veces no hay profesionales para llevar bien las cuentas y debería darse medios para cumplir en materia de legalidad, de claridad contable, de transparencia; para que los ciudadanos sepan que están bien administrados y que lo puedan comprobar por sí mismos.

P.- ¿Cree que se están tomando medidas para subsanar estas deficiencias de formación en el medio rural?
R.- Los secretarios, interventores y los tesoreros son piezas fundamentales en los municipios en cuanto a la gestión de fondos públicos. Está previsto que sean servidos por funcionarios cualificados, pero en la práctica no ocurre y muchas plazas de ayuntamientos pequeños, y no tan pequeños, de 5.000 u 8.000 habitantes, no lo están, inexplicablemente. Entonces, te encuentras irregularidades en la presentación de las cuentas y en su claridad. Y esto no es que sea una manía, es que el ciudadano tiene derecho a saber en qué se ha gastado su dinero; que los impuestos los pagamos todos y por eso tenemos que saber en qué se gasta, y que lo digan claro. Creo que lo que ocurre en estos casos es similar al caso de los médicos rurales. En definitiva, es cuestión de dedicar recursos suficientes a esas finalidades.

Laguarta acude a las Cortes periódicamente para exponer los informes realizados
Laguarta acude a las Cortes periódicamente para exponer los informes realizados

P.- Su organismo depende de las Cortes. ¿Considera que es una buena fórmula?
R.- Orgánicamente estamos adscritos a las Cortes, pero funcionalmente somos completamente independientes. En buena medida las Cortes nos marcan qué trabajos quieren que hagamos.

P.- Entonces, si las Cortes piensan que deben centrarse en algo, aunque ustedes discrepen, deben darle prioridad.
R.- Es que, en realidad, lo que importa es el juicio de las Cortes; la opinión que se puedan forman los representantes del pueblo. Nosotros somos coadyuvadores de ellos. Mascamos la materia, que son las cuentas públicas, algo bastante complejo, para dárselo preparado y que ellos juzguen. Nosotros ahí nos sentimos muy satisfechos de haber dado la materia para que los políticos puedan tomar su decisión.

P.- Por tanto, cree que es la mejor fórmula posible...
R.- Sí, aunque conlleva una de nuestras carencias. Me parece muy bien que las Cortes nos marquen sus prioridades, pero nosotros, como órgano técnico y conocedores de las cuentas que nos rinden, sabemos dónde puede haber puntos débiles. Por ello, nosotros también tenemos nuestra iniciativa para decir dónde hay riesgo. Pero, claro, para eso necesitaríamos también más auditores. Ahora llegamos justito para cubrir lo que nos mandan las Cortes. Nos gustaría tener una esfera de autonomía y de iniciativa para programar nuestras fiscalizaciones.

Por ejemplo, nosotros hace cinco años dijimos que tendríamos que tener un programa plurianual, de manera que en cinco o seis años hayamos llegado a ver todas las instituciones de Aragón; para asegurarnos de que todos hayan pasado por revisión y estar seguros de que sus métodos de trabajo están bien. No hemos podido hacerlo porque estamos atendiendo lo que nos marcan las Cortes año a año.

P.- ¿Cree que esta vez sí, después de año y medio de retraso, los políticos se pondrán de acuerdo en el nombramiento de una persona que le sustituya?
R.- Mi tiempo como presidente se ha cumplido y lo he hecho lo mejor que he podido. Tengo la satisfacción de que la Cámara de Cuentas tiene su reconocimiento, la hemos puesto en marcha y está funcionando a velocidad de crucero. Además, el tiempo que estoy de prórroga no considero que esté con menos funciones ni responsabilidad. Ahora, nuestro tiempo se ha cumplido y pediría un buen funcionamiento de todo y que se cumplieran los tiempos. Es lo que nosotros pedimos: que nuestros mandatos se renueven en tiempo, pero no soy quién para presionar a los grupos políticos.

P.- ¿Por qué cree que esto no se ha producido hasta ahora?
R.- No lo sé. Eso es ya una decisión que se lo puedes preguntar a los partidos políticos o los grupos de las Cortes. Ellos son los que saben qué pasa o cuáles son sus prioridades en los momentos convulsos que estamos viviendo. A mí no me toca opinar. Soy un mandado y las Cortes marcan los tiempos.

P.- ¿Es difícil lidiar con el hecho de que ustedes valoren una institución que, en último término, ha estado dirigida en ese momento por uno u otro partido político?
R.- Los cargos de consejeros y presidente de la Cámara de Cuentas son técnicos, no políticos, y puedo asegurar que ningún partido ha intentado presionar hasta ahora. El signo político no lo tenemos nunca en cuenta, ni en nuestra valoración ni para seleccionar a quién fiscalizamos. Nosotros empleamos criterios técnicos de auditoría, lo que se llaman áreas de riesgo. Ahí es donde entramos, y nos da igual qué partido lo gobierno. Cuando fiscalizamos, por ejemplo un ayuntamiento, muchas veces ni lo sé, ni lo quiero saber.

Laguarta ha ejercido su cargo, tal y como él asegura, con independencia, imparcialidad y neutralidad
Laguarta ha ejercido su cargo, tal y como él asegura, con independencia, imparcialidad y neutralidad

P.- ¿Pero ve posible que, cuando hace una valoración negativa tras el análisis realizado a una institución, el partido que entonces la dirigía pueda pensar que está yendo en su contra?
R.- Algunos se que lo han dicho o lo podrían tener entre sospecha en los primeros años, pero creo que en los seis años que llevamos funcionando hemos demostrado nuestra independencia, imparcialidad y neutralidad en materia política.

P.- Mediáticamente, ha vivido momentos intensos, al desvelar datos graves que afectaron al Gobierno de Aragón y al Ayuntamiento de Zaragoza. Incluso ha sufrido filtraciones a la prensa. ¿Cómo lo ha vivido?
R.- No es fácil, pero cuando empiezas una auditoría y vas viendo cosas sabes que para lo que estás es para detectar irregularidades y decirlo, y lo hemos dicho con toda franqueza. En ocasiones hemos dicho que las cosas están mal hechas y hay que hacerlo de otra manera. Hasta en algún caso hemos dicho que es un desastre cómo se ha hecho. Te produce cierta preocupación pensar cuál es la forma constructiva de decirlo, porque no nos divertimos sacando fallos y lo que decimos es para mejorar la gestión. No estamos solo para meter el dedo en la llaga y fastidiar a unos u otros, todo lo contrario. Queremos ayudar al gestor de buena voluntad.

P.- Se nota que se toma en serio su trabajo. En las Cortes se le ha podido oír denunciando indignado que un municipio como Caspe jamás le había hecho caso a ninguno de sus requerimientos, o que otro ayuntamiento le había enviado facturas más falsas que judas. Eso demuestra que usted no se calla nada.
R.- Es verdad. Entiendo que para eso me han puesto, no para hacer amigos. Mi satisfacción en estos años no es haber hecho amigos sino la de haber hecho las cosas como deben ser y haber contribuido, espero, a que se mejoren las cosas en Aragón.