Los cabezudos persiguen a pequeños y mayores por las calles de Miralbueno

Cientos de vecinos de la zona de Miralbueno han salido este miércoles a la calle para disfrutar de la clásica carrera de los cabezudos. Desde el colegio, y por las arterias principales del barrio, El Morico, La Forana y compañía han perseguido a niños y mayores. También, los más peques se han podido deslizar por el popular Tragachicos.

Zaragoza.- Las fiestas están hechas para divertirse a lo grande, y desde la más tierna infancia los buenos mañicos lo saben muy bien. Solo hay que colgarse el cachirulo y a disfrutar. En el barrio de Miralbueno de Zaragoza, durante la mañana de este miércoles, los más peques se han podido deslizar por el curioso y popular tobogán llamado Tragachicos. Una atracción, que, aunque algunos no la conocen, está compuesta por una pieza histórica de animación, que fue recuperada por primera vez en los Pilares de 1986. 

Los pequeños de la zona, y algunos algo más mayorcitos, han pasado un buen rato subiéndolo y bajándolo una y otra vez, y seguirán haciéndolo hasta las 20.00 horas. Después, se han dado un paseito por el parque en familia, bajo un cielo repleto de globos de colores. Un plan relajado, donde la tranquilidad reinaba, más o menos. Pero la calma pronto se ha visto tormentada, porque llegaban los personajes más esperados de las fiestas: los cabezudos.

Niños y mayores han seguido el ritual, y, cantando alguna de las canciones típicas, como esa de " Que no se diga, que no se note, que La Forana lleva bigote ", han invocado a los diez para que arrancaran la clásica carrera: El Morico, el Tuerto, La Cigarrera, La Pilara, El Berrugón, El Boticario, El Robaculeros, El Torero, La Forana y El Forano, todos ellos han recorrido las principales arterias del barrio, persiguiendo a todo aquel que se interpusiese en su camino. Daba igual la edad, porque algún padre también se ha llevado el típico latigazo. 

Estos personajes, por norma general, llaman mucho la atención a los niños, despertándoles emociones a veces encontradas: simpatía, miedo, respeto, cariño. A pesar de algún susto, y de llegar a la otra esquina de la calle casi con la lengua fuera de tanto correr, lo que sí tienen claro los mañicos es que sin los tradicionales Cabezudos, las fiestas del Pilar no serían lo mismo. 


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