Maestros de la indumentaria aragonesa

La Ofrenda de Flores es uno de los mejores escaparates para conocer la rica y variada indumentaria aragonesa. Frivolité Antigüedades ofrece un amplio abanico de trajes, desde los de diario hasta los de fiesta. Hilo y Dedal es especialista en bobinés y en Bellostas, por ejemplo, uno puede encontrar multitud de complementos para la ocasión.

Zaragoza.- De la cabeza a los pies, la indumentaria tradicional aragonesa es tan variada y rica como los gustos de quienes se engalanan con ella. La Ofrenda de Flores, el acto más multitudinario de las Fiestas del Pilar, es una de las mejores ocasiones para conocerla e incluso poder compararla con la de otras zonas españolas y de otros países y culturas.

Hay que tener en cuenta que el traje típico aragonés "varía en función de las zonas", tal y como explica Carlos Benedico, propietario de Frivolité Antigüedades Zaragoza, que lleva desde 1995 ofreciendo prendas únicas, de época. No obstante, estos trajes tienen unos elementos comunes que, en el caso de la mujer y dejando al margen la ropa interior, son la falda o saya, el cuerpo –chambra, gabán, jubón o blusa- y un mantón, mantoncillo, pañuelo, bobiné, toquilla o manto.

En el caso de los hombres, estos componentes esenciales son el calzón, chaqueta, chaleco y blusa, por una parte, la faja y el pañuelo, por otra.

A partir de ahí, el abanico de combinaciones es múltiple: desde los colores y estampados (rayas, flores…), hasta los materiales de las prendas (lana, seda, estambre, algodón…). En líneas generales, se diferencian dos estilos que bien podrían asemejarse al nivel económico y la posición social de la época o a la ocasión a la que uno se refiera.

La indumentaria de cristianar para los bebés se está recuperando poco a poco
La indumentaria de cristianar para los bebés se está recuperando poco a poco

Por ejemplo, "el día de mudar o en una festividad, la gente se arreglaba más y cada uno sacaba sus mejores galas. La gente más pudiente sacaba piezas exquisitas de seda, encajes... y la gente más sencilla, sacaba lo que tenía, que podía ser una saya de algodón o un delantal de fiesta. En el caso del hombre, podía ponerse una chaqueta o el chaleco de su boda que le servía para toda la vida", explica Carlos Benedico.

Asimismo, la diferencia entre un vestido de diario y otro de fiesta radica en los ornatos y la calidad de la tela. "Las sedas y los adornos eran de fiesta, mientras que el traje de diario era más oscuro y más sobrio por si se manchaba la ropa trabajando", apunta Benedico.

A la hora de elegir indumentaria, los gustos son muy diversos. "No hay modas, a lo mejor la gente descubre una pieza en un grabado o en una fotografía antigua o una forma de colocarla y eso lo van incluyendo", señala el propietario de Frivolité Antigüedades. La zona geográfica también influye en la indumentaria y como muestra, un botón: el capucho –una prenda que cubre la mujer y sirve de abrigo- es típico de La Ribagorza.

Los clientes que acuden a esta tienda de la calle San Vicente de Paúl "buscan sobre todo que se les recomiende bien, que se les explique cómo se vestían", detalla Benedico, quien asegura que "hay mucha tradición" y este año las ventas "están siendo más animadas".

Un traje básico puede rondar los 500 euros, mientras que la media suele gastar unos 1.000 euros. Un desembolso que no se hace cada año, sino que hay quienes utilizan una misma vestimenta durante buena parte de su vida, cambian solo algunas prendas o incluso la pasan de generación en generación.

Consejos antes de la Ofrenda

De cara a la Ofrenda de Flores, ofrece un consejo básico: "La clave es no mezclar la vestimenta". Se refiere a no combinar un vestido de fiesta con otro de diario, pero también a no mezclar prendas del siglo XVIII y del siglo XIX. Para quienes no tengan muy claro cómo diferenciar este último aspecto, algunas claves: "Las prendas del siglo XVIII son más alegres, las faldas más cortas e incluso aparecen algunos escotes. En el siglo XIX, sobre todo en la segunda mitad, las faldas son más largas y los cuellos cerrados".

 
Detalle de un bobiné recuperado a partir de un dibujo
Detalle de un bobiné recuperado a partir de un dibujo

Otro error bastante común es vestir a los bebés como adultos. Su indumentaria debería ser la de cristianar, compuesta por un faldón de paño decorado, un cinturón con protectores y un gorro con cintas muy colorido. "Poco a poco esta vestimenta se va recuperando", explica Benedico.

Colocar bien las piezas y llevar el peinado adecuado son también fundamentales para lucir correctamente la indumentaria tradicional aragonesa. "Pelo hacia atrás y moño bajo, en el caso de las mujeres", recuerda Benedico. Y, por supuesto, sin flequillo.

Alpargatas de suela de esparto, en el caso de vestimenta de diario, o zapatos, si es de fiesta, completan la vestimenta.

Hilo y dedel, especialidad en bobinés

Los encajes a bolillo, mantones y bobinés son la especialidad en Hilo y Dedal, que abrió sus puertas en 1997. Su propietaria, Gloria Louro, ha recuperado indumentaria tradicional a partir de patrones o grabados antiguos o con pedacitos de tela viejos.

"Los preparo y dibujo completamente a mano, con un lápiz de dibujo, no con calco", asegura Louro, quien añade que el material "es elemental". Defiende así que la calidad de la tela que utiliza "es buenísima". "Se puede lavar en casa con cualquier jabón" y a la hora de llevar el bobiné "no necesita llevar alfileres" porque no se mueve, añade.

El bobiné" es una prenda de verano, entonces no pega con un refajo de paño", explica Louro. Es además "de vestir, incluso de muy vestir", pero "no es de gala". Los clásicos (cuadrados) cuestan 82 euros y los más modernos, como los caspolinos, 97.

En esta tienda de la calle San Andrés de Zaragoza las ventas se mantienen más o menos estables durante todo el año. "Puede que en una semana no venda ninguno o que en una semana venga un grupo de ocho personas", ejemplifica Gloria Louro. Las confecciones de "Hilo y Dedal" llegan a puntos como Palma de Mallorca, Bilbao, Alicante o Madrid.

Bobiné caspolino
Bobiné caspolino

Bellostas complementa la indumentaria

La indumentaria aragonesa se puede complementar con algunas joyas. Estas también son de lo más variadas, como se puede comprobar, por ejemplo, en el escaparate de Bellostas, en la calle Alfonso de Zaragoza.

Este negocio familiar tiene su origen en 1875 y es una referencia en la venta de trajes regionales y sus complementos: anillos, pendientes, broches, abanicos, mantones y mantillas.

Las posibilidades para vestirse el día grande de las Fiestas del Pilar son inmensas siendo la alegría, la sonrisa y las ganas de disfrutar los mejores complementos posibles.