REAL ZARAGOZA

Escaso botín para un gran Zaragoza (2-2)

El Real Zaragoza sacaba un punto de su visita a Oviedo, 2-2, aunque la sensación al finalizar el choque era de haber perdido dos. Los maños se repusieron a un titubeante inicio y antes del descanso igualaron la contienda, perdonando en la segunda lo imperdonable delante de Juan Carlos. Zapater marcaba su primer gol tras su regreso.

Zaragoza.- Empatar en Oviedo a dos, levantando un 2-0 en contra, y quedarse con la sensación agridulce de no ganar. Es lo que le ocurría a un notable Real Zaragoza, sobresaliente en la segunda mitad, que pecaba de falta de eficacia en un partido loco que mereció vencer. Pero sigue costando un mundo hacer gol pese al buen juego.

Natxo González apostaba por el once típico en Liga, con la novedad de Delmás en lugar del lesionado Benito. Un grupo diseñado para tener la pelota, juntando a Eguaras, Febas o Buff en el césped. Y dos ocasiones bastaron para entender el sino del encuentro, apareciendo en el cielo del Tartiere presagios de cierta locura. Si en el minuto 2 Juan Carlos y el palo evitaban un golazo de Zapater, en el 4, en una falta idéntica, Aarón Ñíguez sí acertaba y adelantaba a los locales.

Un gol que sentó tremendamente mal al Real Zaragoza. Cristian ponía el susto en el cuerpo con un intento de saque que cerca estuvo de aprovechar Toché. Aunque el argentino se redimiría tras encontrarse en la línea un balón que parecía encaminarse a las mallas. Y todo sin haber pasado ni 15 minutos de partido, resistiendo el equipo como podía el arranque fulgurante de los de Anquela.

En ataque, se intentaba sorprender por el costado de Delmás, incluso con Febas, pero nada salía. Para colmo, jugada propia del misterio que suponía el 2-0. Centro desde la zurda que golpeaba en Delmás, despejaba Cristian y, en el intento de ceder la pelota al argentino, Verdasca cabeceaba al larguero y dejaba la pelota en disposición para que remachara Toché. Pero no acabaría ahí, pese a parecer un mazazo definitivo.

En un choque completamente loco recortaría distancias el Real Zaragoza. Córner enviado por Buff, zurdazo de Mikel González y Verdés, con la cabeza, desviaba a las redes. 2-1 y partido nuevo. Tan nuevo como que se quitaban los aragoneses el dominio de encima y pasaban a tenerlo ellos. Y también el mando de la justicia futbolística. Porque a Zapater nadie le iba a quitar la gloria de un golazo que le "robó" Juan Carlos nada más empezar. Falta lanzada por el ejeano que quitaba las telarañas de la escuadra. Y 2-2 al descanso. No sin antes comprobar que Borja y Febas seguían siendo objeto de violentas faltas sin castigo en forma de amonestación.

Segunda parte

Para enmarcar fue el arranque de la segunda mitad. El equipo crecía con balón, a través sobre todo de un clarividente Eguaras, y volando por banda derecha con Delmás como estilete. Respecto a ocasiones, Borja Iglesias la tenía con la zurda pero le pegaba mordida. Y poco después se le anulaba un mano a mano por un fuera de juego milimétrico. Se empezaba a encontrar con cierta asiduidad al gallego y eso no podía ser mala noticia.

Lo que pasaba era que el nueve no tenía su día. En el 63, gran pase entre líneas de Buff, pero Juan Carlos atajaba su intención abajo y desbarataba una acción inmejorable. Anquela movía banquillo porque no lo veía claro, mientras que Natxo daba entrada a Papu por Toquero. Pero antes marrarían los maños otra imperdonable. Ángel se plantaba tras un magnífico pase al espacio de Eguaras y pecaba de egoísta, teniendo a Borja solo para rematar pero apostando por un disparo que salvaba Juan Carlos.

Guti entraba para dar oxígeno al centro del campo en el lugar de Buff. Y el partido entraba en los minutos del miedo, con el Oviedo además desperezándose. Previendo Natxo una última contra aprovechaba el último cambio para la entrada de Alain por Febas. En el 87 llegaría una jugada de tiralíneas entre Borja y Ángel, que el catalán esta vez sí cedía para un Papu que no llegaba por milímetros a empujarla. Y el propio Borja tendría la última tras controlar con la derecha y enviar su zurdazo a las nubes.

Sensación muy dulce por el juego, pero no por el resultado cosechado por un equipo que mereció más, volviendo a pecar de falta de efectividad de cara a puerta. Un 2-2 que no saca de pobres en cuanto a puntos, reafirmando eso sí que el estilo de juego implantado por Natxo González continúa por la buena senda. Y que tarde o temprano, al menos es lo previsible, terminará por traducirse en alegrías.