Opinión

¿Por qué votar a Javier Lambán?

Desde la lucha contra el franquismo, nada ni nadie me ha quebrado en la defensa de lo que significa la democracia, en el papel esencial de los partidos políticos, en la participación institucional de los mismos y en la defensa de los valores que ha defendido el socialismo a lo largo de toda su historia. A partir de esta premisa, creo que el Partido Socialista, en general, y el aragonés, en particular, que han conocido situaciones internas de todo tipo, se juegan en este momento algo que trasciende el futuro inmediato.

Desde la lucha contra el franquismo, nada ni nadie me ha quebrado en la defensa de lo que significa la democracia, en el  papel esencial de los partidos políticos, en la participación institucional de los mismos y en la defensa de los valores que ha defendido el socialismo a lo largo de toda su historia. A partir de esta premisa, creo que el Partido Socialista, en general, y el aragonés, en particular, que han conocido situaciones internas de todo tipo, se juegan en este momento algo que trasciende el futuro inmediato.

Ante las primarias que se van a celebrar en Aragón el 8 de octubre para elegir secretario general, siento que la peor de las tentaciones de cada militante sería el anteponer los intereses personales o de grupo a los globales del partido y sus principios, clave de su credibilidad ante la sociedad. 

Gobernar es gestionar el interés público, muchas veces con grandes dificultades, y mientras éstas duran hay que sobreponerse y resistir, buscando lo mejor para los ciudadanos. Pienso que en las próximas primarias, los que allí voten deben analizar la capacidad de cada cual para mejorar la sociedad, sin olvidar que la ciudadanía castiga especialmente la división.

En este caso existen variadas razones para  valorar el coraje demostrado por los compañeros en su acción de gobierno: están liderando un gobierno de izquierdas cuya prioridad es combatir la desigualdad, lo que ha supuesto una recuperación espectacular en dos años de legislatura de los servicios públicos de Aragón, de la sanidad pública, de la educación pública, de la dependencia y de los servicios sociales. 

La acción del secretario general está siendo coherente con el programa acordado para esta legislatura y la acción de su gobierno va en línea con lo  planteado por los órganos del partido, por la ejecutiva regional, en la que están las distintas sensibilidades, y por el Comité Regional. 

El Gobierno aragonés está liderando políticas educativas que prometen dar buenos resultados, desde la innovación en la enseñanza hasta poner en valor, por fin, la Formación Profesional vinculada a las empresas, así como con el importante impulso a las becas, base de la igualdad en el acceso a la formación. La cultura está otra vez en auge y renace con fuerza: el cine, el teatro, la música, la literatura y los impulsos creativos en general están en reconocida ebullición y la Universidad de Zaragoza cobra mayor relieve gracias a la mejora de las relaciones mutuas con el apoyo a la investigación y a la bajada de precios en las matrículas.

Este gobierno ha puesto en marcha numerosas medidas de apoyo al mundo rural y a  los municipios (mejoras de escuelas rurales, iniciativas empresariales en cabeceras..),  tal como proponía nuestro programa electoral,  y sería bueno que todos esos proyectos de los ayuntamientos  tengan la continuidad asegurada como piden sus alcaldes. Aragón ha recuperado muchos sectores económicos, desde la agroindustria a la logística y todo ello se está traduciendo en una reducción del desempleo.  

En cuanto al riesgo de una posible bicefalia, los que conocemos la historia del PSOE y del PSOE Aragón sabemos cuál ha sido el mal resultado de la misma. 

En conclusión, debemos preguntarnos si hay una alternativa clara a las políticas de izquierdas de Lambán, ya que en estos dos años ha superado serias dificultades y demostrado saber gobernar y pactar. Por otra parte, la política de dar voz a los militantes coincide precisamente con la línea de transparencia y de puertas abiertas del PSOE a nivel nacional.