Opinión

Cifras inquietantes

El año pasado se practicaron 2.404 abortos en Aragón. El dato aparecía en un titular de prensa a principios de este mes de septiembre. El cuerpo de la noticia abundaba en datos sobre la edad media de las mujeres a las que se les practicó, su perfil socio-demográfico, nacionalidad, o uso de métodos anticonceptivos... Y todo ello, lo reconozco, me ha provocado una profunda desazón.

El año pasado se practicaron 2.404 abortos en Aragón. El dato aparecía en un titular de prensa a principios de este mes de septiembre. El cuerpo de la noticia abundaba en datos sobre la edad media de las mujeres a las que se les practicó, su perfil socio-demográfico, nacionalidad, o uso de métodos anticonceptivos…Y todo ello, lo reconozco, me ha provocado una profunda desazón.

En unos momentos en los que la pirámide de población se agranda por arriba, y hay que felicitarse por ello pues vivimos más años, no ocurre lo mismo con la cifra de nacimientos. Muy al contrario, nuestra tendencia natalicia cotiza tristemente a la baja. Nacen cada vez menos niños y nuestra sociedad se torna más longeva.

Curiosamente, parece que nos preocupa más la segunda parte de la frase. A la primera le ponemos paños calientes, o negamos la realidad, sin mover un solo dedo para generar un cambio en la conciencia de la sociedad, y consiguientemente, en sus hábitos o modos de hacer. 

Desde esta perspectiva, ¿cómo interpretar el dato de que la media de edad de las mujeres a las que se les practicó el aborto en Aragón sea de 29 años? ¿Pero cómo es posible esto? ¿Qué estamos haciendo? ¿A dónde vamos?

Muy lejos de los debates en favor o no de una ley despenalizadora del aborto, allá por los años 80, y de la ampliación posterior de supuestos, la conciencia social de nuestro país en la actualidad, parece que ha llegado a la conclusión, yo creo que muy triste, de que el aborto se ha convertido en un derecho. Y esto no es así.

En todo este itinerario vivido por nuestra sociedad, la confusión, que es el mejor caldo para cultivar los intereses más oscuros, ha campado por sus anchas. Ha prevalecido el ruido de las pretendidas conquistas individuales de progreso, de la supuesta libertad individual…y he aquí el resultado: unas cifras que estremecen.

Además de sumar años a la vida, necesitamos dotar de vida a los años. Y la vida solamente se genera en la medida en que se nace. Esta es la realidad. Negarla nos sitúa ante una desoladora alternativa. Por eso lo de las cifras inquietantes.