Aragón, cuna de ibones

Aunque son escasos en la península ibérica, Aragón cuenta con un total de 245 ibones repartidos en cuatro comarcas diferentes. La mayoría de ellos se encuentran entre los 2.000 y 2.500 metros de altitud. Se trata de un destino diferente que permite realizar un auténtico viaje en el tiempo y disfrutar de la magia de la naturaleza.

Zaragoza.- Paraísos escondidos que no todo el mundo conoce con más de 40.000 años de historia. Así son los ibones, también conocidos como lagos pirenaicos de origen glaciar. Y como lagos de alta montaña que son, poseen tal valor que algunos se atreven a denominarlos "perlas de montaña".

Son escasos en la península ibérica, sin embargo, Aragón cuenta con 245 ibones repartidos en 20 municipios de cuatro comarcas diferentes. Concretamente, la Jacetania alberga 11 de estas "perlas", 84 se encuentran en Alto Gállego, 48 en Sobrarbe y la Ribagorza es la que más aglutina, con un total de 102.

La mayoría de ellos -151 para ser exactos- se encuentran entre los 2.000 y 2.500 metros de altitud. Solo hay 14 que no superan esta medida y, como contrapunto, hay 80 que miden más de 2.500.

Visitar uno de estos ibones puede convertirse en todo un viaje en el tiempo, en una inmersión en la naturaleza y, sobre todo, en una opción para los que no tienen claro cómo ni dónde pasar sus vacaciones. El Gobierno de Aragón ha puesto en marcha una guía que, precisamente, busca ensalzar estos parajes como un destino turístico que nada tiene que envidiar a otros más comunes.

Eso sí, siempre desde el respeto y la sensibilización. "Queremos sensibilizar a la población de que estos lugares necesitan que seamos respetuosos ya que tienen un papel muy importante en la naturaleza y son parte de nuestro patrimonio", destaca el consejero de Turismo, José Luis Soro.

Ocho grupos, cientos de posibilidades

Pese a que cada uno de los 245 ibones que guarda la Comunidad tiene algo especial, el Gobierno de Aragón ha apostado por agrupar diez de ellos por su carácter singular e independientemente de sus características técnicas.

Son escasos en la península ibérica, sin embargo, Aragón cuenta con 245 ejemplares
Son escasos en la península ibérica, sin embargo, Aragón cuenta con 245 ejemplares

Desde el Pirineo aragonés más occidental y pertenecientes al municipio de Ansó, están los ibones de Acherito y Estanés: el primero de ellos destaca por sus agujas de caliza, mientras que el segundo permite disfrutar de grandes prados. En el valle de Tena, Anayet, Azules y Arriel permiten al montañero disfrutar del pico francés Midi dOssau, los picos conocidos como Infiernos y de láminas de agua verde-azulada, respectivamente.

Completan la lista los ibones de Bernatuara y Marboré, en el parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el de Plan o Basa de la Mora en un rincón del macizo de Cotiella, y Escarpinosa y Batisielles, junto a Benasque. Todos capaces de envolver al senderista en un mundo casi de ensueño.

El resto de grupos que el Departamento de Turismo ha confeccionado atienden a características más técnicas con el objetivo de que quien se plantee visitar uno de estos ibones sepa valorar cuáles son sus capacidades y qué exigencias plantea el lago en cuestión. Por ejemplo, el ibón de Baños (Panticosa) y el de Llauset (Montanuy) están catalogados como "Ibones para todos", es decir, tienen acceso directo en coche o mediante infraestructuras deportivas. De un estilo similar son los que se encuentran bajo la etiqueta de "Ibones para familias": Espelunciecha, Sabocos y Piedrafita son el destino perfecto para ir con niños a partir de los cinco años.

Con algo más de exigencia, pero ideales para estrechar lazos, son los "Ibones para familias montañeras". Se llega a ellos por camino o senda trazada, y hay que superar un desnivel positivo de unos 700 metros. Los recorridos oscilan entre las dos y las cuatro horas y media. El ibón de Sen (San Juan de Plan) o Armeña (Seira) forman parte de este grupo.

Los ibones que se engloban en "Desde refugio de montaña" requieren de experiencia en este medio y también capacidad física y técnica para moverse por él. Por ejemplo, al ibón de Barrancs (Benasque) se accede desde el refugio de La Renclusa y para llegar al Cap de la Val (Montanuy) hay que ir desde el refugio de Cap de Llauset.

DEl Gobierno de Aragón ha editado una guía para invitar a
El Gobierno de Aragón ha editado una guía para invitar a "ibonear"

Y luego están ellos, los ibones de colores. Unos lagos de dificultad variable que se agrupan bajo este subgrupo por los tonos que desprenden. Por ejemplo, en valle de Benasque se encuentra el ibón Royo o el Blanco de Literola.

También los hay que esconden grandes historias. Durante la presentación de la guía, el consejero de Turismo relataba la historia del ibón de Plan o Basa de la Mora. Soro explicaba que cuenta la leyenda que de las aguas del ibón emerge la figura de una mora que comienza a bailar al mismo tiempo que se mueven serpientes enroscadas por su cuerpo, adornado con brillantes joyas. Dicen que se trata del espíritu de una mujer musulmana que se perdió en las montañas huyendo de las luchas entre moros y cristianos.

Por último, esta guía incluye un apartado de ibones chelaus. El Chelau de Monte Perdido (Fanlo), por ejemplo, es una de las opciones y se encuentra 3.348 metros en pleno Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. También se incluyen en esta categoría el Chelau del Pico Moros o Balaitús (Sallent de Gállego) y el Chelau de Coma Arnau (Montanuy).