La mina de hierro de Los Fayos, un descubrimiento singular que seguiría enterrado sin la implicación municipal

La mina más antigua de la península ibérica ha sido descubierta recientemente en el municipio zaragozano de Los Fayos. A pesar de los indicios que animaron al investigador aragonés Óscar Bonilla a llevar a cabo una excavación arqueológica, esta solamente ha sido financiada por los habitantes de este municipio de menos de 150 personas.

Zaragoza.- Hace apenas unas semanas se descubrieron en Aragón los restos arqueológicos de la mina de hierro más antigua de toda la península ibérica; al menos de las que se han podido datar hasta la fecha. Nada menos que 2.600 años de antigüedad; de la conocida como I Edad del Hierro. Un hallazgo que, por sí solo, ya podríamos tachar de espectacular, pero aún lo es más teniendo en cuenta que no hubiese sido posible dar con él sin el apoyo económico de una sola institución pública: la del municipio zaragozano de Los Fayos, de apenas 147 habitantes, en la que se encuentran estos restos paleontológicos.

Y es que, desde la llegada de la crisis económica de 2008, han desaparecido la gran mayoría de ayudas y subvenciones pública, tanto estatales como autonómicas, para llevar a cabo este tipo de proyectos que reivindican el conocimiento de la historia de Aragón. Y no solo eso, ya que sacándolos a la luz se pueden convertir en un importante reclamo turístico para zonas despobladas a las que les vendría como agua de mayo algún tipo de ingreso extra a su economía. 

Una situación que conoce perfectamente el director de este proyecto e investigador de la Universidad de Zaragoza, Óscar Bonilla, quien asegura que los recortes desde hace diez años “han sido brutales”, y que en estos momentos “casi todos los equipos de investigación de Aragón dependen del municipalismo. Si no fuera por los aytos prácticamente no se intervendría”. Mientras que los municipios están sufragando estos asentamientos arqueológicos, “el Gobierno de Aragón solo se ocupa de los aspectos burocráticos que le competen, como dar permisos o gestionar los trámites, pero de financiación nada”, asegura. 

“Desde luego, sin el Ayuntamiento no se podría haber llevado a cabo, porque, a pesar de que los que dirigimos el proyecto tenemos nuestros puestos de investigador en la universidad, hemos necesitado comprar herramientas, dar de comer y alojar a los estudiantes, pagar gasolina, hacer analíticas o contratar técnicos de restauración”. Ante este último gasto, Bonilla resalta: “El Gobierno de Aragón no da apoyo económico, pero para llevar a cabo el proyecto nos obliga a hacer frente a este gasto”. Eso sí, en el lado opuesto, también destaca la colaboración recibida por parte de otros pequeños organismos, como Tarazona Monumental que dio apoyo técnico, prestando su furgoneta. 

La excavación ha permitido llegar al nivel en el que se desarrolló la denominada I Edad del Hierro
La excavación ha permitido llegar al nivel en el que se desarrolló la denominada I Edad del Hierro

Segunda fase del proyecto de los Fayos 

El proyecto arqueológico de Los Fayos no ha terminado. Este equipo de investigación, del mismo modo que encontró indicios de esta mina, también ha encontrado evidencias en superficie de que, en una zona muy cercana, habría habido un asentamiento de población ligado a la época de explotación del yacimiento. Tanto el Ayuntamiento como el equipo de investigadores tiene la firme convicción de iniciar esta segunda fase del proyecto en cuanto sea posible. En cuanto los medios económicos lo permitan. 

Cualquiera podría pensar que, una vez descubierta esa valiosa mina, ahora será más fácil conseguir más apoyos económicos que el de los vecinos del municipio, pero no es así. Bonilla es tajante: “En ningún momento nos hemos frotado las manos”, ni han albergado esperanzas de que se les pudiera allanar el arduo camino para continuar con los trabajos. Tendrán que seguir buscando recursos como lo han hecho hasta ahora.

En quien sigue confiando este investigador es en el Ayuntamiento de Los Fayos, ya que todos sus habitantes han podido comprobar en primera persona las consecuencias positivas que ha tenido para el municipio el hallazgo. Y es que este grupo de paleontólogos ha ocupado parte de su tiempo a mucho más que excavar. “Eso lo teníamos claro desde el primer momento, que no íbamos solo a eso. Hemos hecho talleres infantiles, visitas guiadas, así como acciones complementarias de difusión con campaña en redes sociales y en prensa, con el objetivo de ayudar a la dinamización turística y cultural del municipio”. 

Y ha dado resultado. Los principales medios de comunicación aragoneses se han hecho eco de la noticia y han puesto a Los Fayos en su agenda informativa durante unas cuantas semanas. Sin duda un aliciente para los vecinos del municipio, quienes, desde el primer momento lo han dado todo desde el inicio de las labores. “Estamos absolutamente encantados”, remarca Bonilla. “El conjunto del pueblo, incluso los vecinos que hace tiempo no viven habitualmente allí se han implicado a un nivel extraordinario y son los que nos están animando a seguir adelante”. 

El enclave se localiza en una estratégica posición de dominio visual que une el Valle del Ebro con la Meseta Castellana
El enclave se localiza en una estratégica posición de dominio visual que une el Valle del Ebro con la Meseta Castellana

Colaboración entre investigadores: hoy por ti, mañana por mí 

Tras la crisis, el parón que sufrieron los proyectos científicos fue muy brusco. “Después de años de espera tuvimos que hacer de la necesidad virtud”, y aprender a “trabajar con otros equipos y grupos de investigación y colaborar de otra forma. Con mucha voluntad se están sacando todo este tipo de trabajos”, según Bonilla. 

Así ha ocurrido también en Los Fayos. Se hicieron vuelos con dron para ver en la superficie anomalías que pudieran indicar que hubiese algún tipo de actividad en el lugar y se hizo una prospección intensiva. Con GPS se localizó cada elemento que se iba encontrando. La combinación de ambas técnicas permitió seleccionar las zonas para excavar y ahorrar mucho tiempo para localizar exactamente el lugar en el que se encuentra la mina. Una labor que no hubiera sido posible sin la colaboración, por pura buena voluntad del grupo de trabajo de arqueología de Cascante, que tiene este tipo de aparatos. 

Por el momento, no hay perspectivas de que se aumenten las partidas destinadas a ello, ni de que se recuperen las subvenciones que había hasta hace diez años. Hasta entonces, la voluntad de investigadores y ciudadanos implicados es la que está sacando adelante la gran mayoría de proyectos arqueológicos en Aragón.