Sentirse culpables de ser las víctimas

La esquizofrenia es la enfermedad mental por excelencia y afecta al uno por ciento de la población. Los afectados piden que no se les tenga miedo, ya que el apoyo social es un factor fundamental para su recuperación. Diversos estudios demuestran que los enfermos mentales no son violentos.

Zaragoza.- "Un esquizofrénico mata a su madre". Titulares como esos no dejan de ser relativamente frecuentes en crímenes relacionados con personas que sufren problemas de salud mental. ¿Sucedería lo mismo si el infractor sufriese cualquier otro problema de salud? Parece evidente que en la sociedad se ha creado una atmósfera de recelo hacia las personas con enfermedad mental.

La psiquiatra Jillian Peterson, del Normandale Community College de Bloomington (Indiana, Estados Unidos), ha publicado un estudio en el que asegura que "sólo un 7,5% de los delitos cometidos por personas con trastornos mentales graves se encuentran relacionados directamente con algún síntoma de la enfermedad que padecen". "Cuando un delito es cometido por una persona con enfermedad mental se destaca en grandes titulares esa dolencia, atribuyéndolo prácticamente como causa", añade en la misma línea la psiquiatra del Centro de Rehabilitación Psicosocial Nuestra Señora del Pilar y miembro de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, Carmen Ferrer.

De hecho, el catedrático de Psicología de la Universidad de Barcelona, Antonio Andrés Pueyo, elaboró otro estudio que refleja que "sólo el 3% o 4% de las personas que sufren un trastorno mental comenten delitos violentos". Ferrer resume que "los estudios demuestran que las personas con enfermedad mental no son más peligrosas que el ciudadano medio".

Combatir el estigma

Salta a la vista, como han ido explicando Ferrer, Pueyo y Peterson, que el término "enfermedad mental" conlleva unas connotaciones negativas que no debería tener. La portavoz de la Plataforma Salud Mental en Zaragoza, Isabel Aína, lamenta que "el estigma existe y la lucha contra ello es muy minoritaria” porque “se prejuzga y hay muchas prevenciones hacia los enfermos", por lo que "hay que avanzar mucho todavía".

Aína aboga por "hacer prevención para educar acerca de la salud mental", como sí se hace contra "el tabaquismo, las drogas o la ludopatía". De la misma opinión es María Laguna, quien padece esquizofrenia paranoide, que echa en falta "sensibilización tanto en colegios, institutos e universidades". "No nos tengáis miedo", ruega María. Por su parte, Ferrer también valora "las campañas que puede realizar la administración", pero sobre todo pone el foco de atención en "evitar las habituales discriminaciones en el presupuesto que se dedica a la salud mental".

Tratamiento de la enfermedad mental

Carmen Ferrer trabaja en el Centro de Rehabilitación Psicosocial
Carmen Ferrer trabaja en el Centro de Rehabilitación Psicosocial "Nuestra Señora del Pilar"

Carmen Ferrer explica que grosso modo las enfermedades mentales se pueden dividir en "graves y leves". Las graves son aquellas en las que "la persona pierde el contacto con la realidad, y aparecen ideas o percepciones anormales", que terminan produciendo "retracción y aislamiento social". "La esquizofrenia es la enfermedad grave por excelencia y afecta al uno por ciento de la población". Las leves son "cuadros que afectan a muchas personas en mayor o menor grado a lo largo de su vida", como pueden ser "depresiones, trastornos de ansiedad, fobias, trastornos psicosomáticos o dependencia de drogas".

"Algunos pacientes son curables, en otros se pueden reducir los síntomas", detalla Ferrer, que también insiste en que "lo importante no es tanto curar la enfermedad al completo, sino conseguir que el paciente pueda tener un proyecto de vida y llevar una vida autónoma y fructífera a pesar de la persistencia de algunos síntomas".

María Laguna es el claro ejemplo de que se puede salir adelante y llevar una vida plena pese a tener una enfermedad mental, esquizofrenia paranoide en su caso. Ahora mismo trabaja en los Servicios del Parque Delicias. Para ello ha sido fundamental contar un apoyo social, porque "aunque dos personas tomen la misma medicación, si una no tiene un apoyo de un entorno social va a estar mucho más desamparada".

Carmen Ferrer llega a afirmar que "el apoyo social es importantísimo, sin ello, casi seguro que no hay recuperación posible", por lo que "la persona debe estar apoyada por todos los ámbitos".

Dirección general de salud mental

Para conseguir estos y otros propósitos, la Plataforma Salud Mental reclama la figura de un director general de Salud Mental del Gobierno de Aragón que ponga en marcha un Plan de Salud Mental en el que se establezcan "los recursos, objetivos y criterios para que todo el mundo sepa cuáles son sus derechos y el modelo que queremos tener", valora Isabel Aína.

Isabel Aína es la portavoz de la Plataforma Salud Mental
Isabel Aína es la portavoz de la Plataforma Salud Mental

El consejero de Sanidad del Gobierno de Aragón, Sebastián Celaya, coincide con la Plataforma, y por ello "el Plan de Salud Mental 2017-2021 se está ultimando y ha sido presentado al Consejo Asesor para que sus miembros aportaran propuestas". Celaya afirma que el Plan "persigue que el paciente esté lo más integrado en su entorno y tenga acceso próximo a recursos de rehabilitación".

Otro motivo de la Plataforma para reivindicar la figura del director general de Salud Mental es que "para el consejero salud mental es sólo un tema más, como también lo es la territorialidad de los recursos y la gestión de los hospitales". No obstante, Celaya no lo considera necesario porque "la gestión de la Salud Mental está integrada en la Dirección General de Asistencia Sanitaria", que dirige Manuel García Encabo.

Tanto las medidas que aplica la Administración, como las reivindicaciones de las diferentes asociaciones vinculadas a este sector deben servir para facilitar la vida en todo lo posible a quienes sufren cualquier tipo de problema de salud mental. El mayor error hacia estos pacientes es hacerles sentirse culpables de ser las víctimas de la enfermedad.