Zaragoza.- Un grupo de diez presuntos traficantes, con vínculos familiares, se ha sentado este miércoles en el banquillo de la Audiencia de Zaragoza, acusados de vender droga en la capital aragonesa. Fueron detenidos en marzo de 2016.
Tres de los acusados -Yodelin Mercedes T. M., Franckelly Adonai M. T. y Franklin Ygnacio B. V.-, defendidos por el letrado José Luis Melguizo, han reconocido los hechos y se han conformado con dos años de cárcel y una multa de 400 euros. También ha aceptado dos años de cárcel Francisco Javier Á. G., defendido por la abogada Eloisa Gimeno, pero en su caso la multa asciende a 3.000 euros.
El resto de acusados se enfrenta a cinco años de prisión y 12.000 euros de multa, según la petición de la Fiscalía. De ellos, tres se han negado a declarar en el juicio -Diana María M. B., María Nelly B. M. y Yuli Andrea R.- y el resto ha negado cualquier actividad ligada al tráfico de drogas.
Entre ellos está José Antonio R. G., defendido por el letrado Alfonso Bayo, en cuyo domicilio la Policía Nacional intervino más de 44 gramos de cocaína valorada en 2.761 euros así como una libreta con anotaciones y más de 1.000 euros. Ante los magistrados, este acusado ha asegurado que era para su consumo y ha reconocido que toma "un gramo diario". "Esta cosa va muy cara y cuando alguien te ofrece algo más económico...", ha agregado.
El presunto cabecilla del grupo es Milton R. R., a quien detuvieron en la calle con 765 euros. Ante los magistrados, ha negado que participe en un grupo que trafica con cocaína y ha apuntado que ni siquiera consume droga. El dinero que le intervino procedía de la discoteca que regentaba y era "para hacer compras". De hecho, según ha apuntado llevaba una lista "con las bebidas que debía comprar".
Otro de los acusados vinculados a este grupo es Héctor Fabio C. D., defendido por el letrado Javier Notivoli, que ha asegurado que la cocaína localizada en su vivienda -valorada en 3.839 euros- era para él ya que es consumidor "desde los 16 años". "Me la dieron por una deuda", ha explicado.
La Policía Nacional destaca que el grupo utilizaba en sus comunicaciones términos para referirse a la droga propios del tráfico de estupefacientes. Además, destacan las actitudes que tomaban en sus citas "respecto a esas cosas que parecen legales por los nombres que utilizan, pero que luego reflejan que no era una actividad legal". "Era la actividad cotidiana de estos señores además de la propia del bar en el caso de Milton".
