No al pantano de Biscarrués

Imagina, 30 años. ¿Cuánto son 30 años? Con suerte un tercio de la vida de una persona. 30 años es el tiempo que lleva la Galliguera soportando la losa de la amenaza del pantano de Biscarrués. Ya está bien, ¿no? Las gentes de estas tierras ya estamos cansados de sufrir semejante peso sobre nuestro pasado, presente y futuro.

Imagina, 30 años. ¿Cuánto son 30 años? Con suerte un tercio de la vida de una persona. 30 años es el tiempo que lleva la Galliguera soportando la losa de la amenaza del pantano de Biscarrués. Ya está bien, ¿no? Las gentes de estas tierras ya estamos cansados de sufrir semejante peso sobre nuestro pasado, toda la vida sobre algunos; presente, otro nuevo proyecto; y sobre nuestro futuro, ¿qué futuro?

Por eso las gentes de esta zona tan preciosa y única, el Reino de los Mallos, hemos aprendido a luchar y defender lo que creemos que es justo y nuestro. De nuestros vecinos mayores, que algunos ya quedaron en el camino; de nuestros amigos, que desarrollan su vida laboral en sintonía con el río, al que conocen y valoran como tal, corriente de agua viva; y de nuestros niños y jóvenes, que disfrutan y aprecian el río como fuente de placer y vida.

Porque el río Gállego ya da vida ahora, hace más de 20 años, sus aguas ya generan rentabilidad económica ahora, lo que parece ser lo único importante. Así que respecto a su posible -hipotético beneficio- utilidad en los Monegros, déjenme poner en duda su rendimiento futuro. ¿Qué sentido tiene afogar unas tierras vivas, amansar unas aguas bravas que ya dan vida para llevarlas a otro sitio que no han sabido demostrar su utilidad, necesidad después de 30 años? ¿Cuánto tiempo necesita la Administración para dejarnos vivir en paz? Solo pedimos respeto.

Basta ya de enfrentar territorios -¿no somos todos iguales?- para que los mismos de siempre, constructoras, determinados regantes, etc., sean los beneficiarios de semejantes desmanes.

El jueves 15 la Galliguera (distintas generaciones y distintos sectores productivos: agricultores, tenderos, trabajadores del río, servicios...) iremos a nuestra capital Huesca una vez más (y las veces que haga falta) a decir alto y claro que nuestro territorio, la Galliguera, con nuestra identidad y nuestro presente (vida enraizada a un trozo de Tierra) no se vende. Nuestra dignidad como personas y la justicia social y medioambiental que supone decir no al pantano de Biscarrués está por encima de todo.

Os esperamos el jueves 15 por la tarde para decir como hace 30 años, entonces y cuando sea necesario, no al pantano de Biscarrués. ¡Biscarrués es mi pueblo, no un pantano!